Un pescador, en el Nalón, a su paso por Laviana |
Las zonas libres ganaron por goleada a los 67 cotos repartidos entre los ríos Eo, Esva, Narcea, Nalón, Sella y Cares-Deva en la temporada salmonera, transcurrida del 18 de marzo al 31 de julio. De las zonas libres se sacaron más del 50 por ciento de los 1.301 ejemplares con los que se saldó la campaña.
El peso de las capturas aumentó una media de 400 gramos respecto a años anteriores. En total, 206 salmones de todos los precintados en los registros de cada cuenca salmonera, pesaron 6 kilos o más. La media fue de 7,047 kilos.
A tenor del peso, el tallaje medio de los salmones se encuentra entre los 78 y los 82 centímetros. La normativa prohíbe sacar del río peces de menos de 45 centímetros. Además, los salmones rara vez superan un metro de longitud. La mayoría de los peces capturados fueron hembras que ya no podrán desovar. La pérdida de huevas estimada oscila entre 1.500 y 2.000 por kilo de peso. «Se podría haber evitado con una normativa más proteccionista», señala Delfín Puente, presidente de la Real Asociación Asturiana de Pesca Fluvial, quien propone disminuir los cupos, de 39 salmones por pescador en toda la temporada, acotar el río completamente, sin dejar zonas libres y que varíe el precio de los cotos en función de su calidad.
Una vez que los 26.000 pescadores con licencia han colgado las cañas hasta el próximo año, llega el momento de hacer balance, que para las asociaciones de pescadores tiene sabor agridulce. La mayoría rechaza la normativa aplicada, decretada por el anterior Gobierno de Foro, por considerarla demasiado «alegre y liberal». Puente, veterano pescador, considera «un exceso» la cantidad de ejemplares que llegaron a las cestas, teniendo en cuenta la delicada situación de los cauces asturianos.
Antón Caldevilla, presidente de «El Esmerillón», conocedor del Sella palmo a palmo, sostiene la tesis de que aunque los datos inclinen la balanza del lado de las zonas libres, en los cotos están los mejores pozos de Asturias. «Lo que pasa es que si no van pescadores experimentados no se sacan salmones», señala.
Añade que la gente «que sabe tener por la caña suele pescar, por eso salen salmones en las áreas libres», indica. Tampoco oculta que es necesario revisar el mantenimiento de las áreas acotadas. «El coto de Remolina, sin ir más lejos, es un pedregal. Desde que se no se sacan los áridos de los ríos es difícil que entre el agua. El Sella es una playa, todo de grijo, y eso los salmones no lo quieren. Habría que dragar», indica.
El caso es que las zonas libres no sólo se han llevado la palma de las capturas. En una de las del río Narcea, el ovetense Manuel Granda Martínez pescó el pasado 12 de mayo el mayor ejemplar de la temporada, de 14 kilos. Al día siguiente, el gijonés Pablo Pedregal sacó en las cercanías el segundo más voluminoso, de 12,2 kilos,
Precisamente el Narcea, al que corresponden 529 de los 1.301 peces, también dio las piezas de mayor envergadura. El tercer mayor salmón de la temporada salió el 6 de abril en el coto La Figal, donde el Narcea cede aguas al Nalón, ceca de Beifar (Pravia). Lo pescó el joven sevillano de 14 años Fernando Álvarez-Pickman Cámara, hijo de otro gran aficionado a echar la caña en los ríos asturianos.
El mismo 6 de abril, también en el Narcea, el praviano Israel Curiel Martínez logró capturar un salmón de 12,2 kilos. A su vez, el salense, de Requejo, Bernardino Velázquez Calzón sacó en zona libre el ejemplar más grande obtenido con mosca artificial: 10,1 kilos. La de Vázquez fue una auténtica hazaña fluvial, si se tiene en cuenta que la mosca artificial está considerada la técnica que más facilidades da al salmón para librarse del engaño, según explica Delfín Puente. «Es el sistema que menos daño hace y contribuye a la conservación», explica. De hecho, el resto de los grandes salmónidos se cogió con cebo natural.
El coto más «generoso» de Asturias fue el de Las Tempranas, en el Sella, del que salieron 41 de las 412 capturas atribuidas al cauce oriental, aunque cuatro de ellos son del Piloña, porque se contabilizan juntos. En el Narcea ocurre lo mismo con las capturas del Nalón.
El salmón de mayor tamaño en el Esva dio 7,2 kilos en la báscula. El «rey» del Eo fue un ejemplar de 7,5 kilos, mientras que el buque insignia del Sella salió de Las Tempranas con 8,7 kilos. Del coto de El Churro, en el Cares-Deva, se extrajo el mayor salmón del cauce; pesó nueve kilos.
El hecho de que los salmones más «hermosos» se hayan cogido en el Narcea no es casual y se debe a su proximidad al mar, según las rutas empleadas para penetrar en los cauces fluviales. «A medida que se van más al Oriente van perdiendo peso», indica Puente. Porque los salmones no engordan en el río, sino que se nutren de la grasa almacenada.
El coto más destacado del Narcea fue el de La Figal, con 39 salmones, seguido de Carbajal, con 27. En el Cares-Deva, se encuentran empatados el coto de Monejo y el de Collú, con 26 cada uno. En el Eo, donde salieron 99 salmones, el «ranking» lo encabeza el coto Louredal, de San Tirso de Abres, que dio 16 ejemplares. En el Esva, en el Piedras Blancas, se pescaron 20 de los 48 del cauce occidental.
Con los datos actuales, Asturias se encuentra lejos de obtener la consideración de región salmonera mundial. Para ello habría que pescar entre 5.000 y 6.000 y que la cantidad fuese el 10% de la población que queda en los ríos, es decir, que hubiese una población de 50.000 ejemplares. Los expertos de las cuencas occidental y oriental dudan que estos momentos habiten en los ríos tantos salmones como se han pescado desde marzo. Para el año que viene las perspectivas de retorno no invitan al optimismo, al contrario de lo sucedido en 2010 y 2011. Puente lo tiene claro: «El pez, antes que el pescador».
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