La nueva normativa para la próxima temporada de pesca del salmón, más restrictiva que la «liberalización» aplicada el año pasado por el Gobierno de Foro Asturias, divide al colectivo de pescadores, muy nutrido en una región con más de 20.000 licencias. Se reabre, por tanto, el debate entre la idoneidad de aplicar políticas conservacionistas para proteger el salmón atlántico, cuyas capturas van en declive, o, por el contrario, seguir manteniendo la misma presión en los cauces fluviales.
Para Delfín Puente, presidente de la Real Asociación Asturiana de Pesca Fluvial, es positivo recuperar la senda de la protección para contribuir a la recuperación del salmón. «Respetamos y acatamos la norma, como hicimos con la anterior, porque ambas emanan de gobiernos legítimamente elegidos, y no hemos salido insultando a otros», indica.
En el polo opuesto se encuentra Antón Caldevilla, presidente de «El Esmerillón», la entidad de pescadores mayoritaria en el oriente de Asturias, quien asegura que el borrador que el nuevo Ejecutivo socialista les ha presentado es tan restrictivo que «no hay por dónde cogerlo». Caldevilla, que en la pasada temporada capturó diez salmones, asegura que la normativa hará caer la llegada de turistas a las riberas asturianas y «atenta directamente» contra los pescadores expertos, que son los que sacan peces. «Eso es repartir los recursos de una forma muy injusta», advierte.
Además del retraso del comienzo de la temporada de pesca al 1 de mayo de 2013, en vez del 18 de marzo, fecha que marcó el inicio en la temporada anterior, la norma recupera las medidas proteccionistas aplicadas en la temporada de 2010, y que el Ejecutivo anterior, presidido por Álvarez-Cascos, borró de un plumazo. En adelante, los días hábiles de pesca pasarán de 120 que permitía Foro a 66 con la nueva reglamentación. Además, el número de capturas se reduce a tres por pescador en toda la temporada. Caldevilla asegura que es «el cupo de la envidia, es una persecución a las riberas y a los mejores pescadores. Tampoco pedimos un cupo de 40, pero hay un término medio».
Enrique Berrocal, presidente de «Las Mestas del Narcea», califica la normativa de «demasiado restrictiva», al igual que opina que la anterior era demasiado permisiva. Delfín Puente, en cambio, considera que la nueva propuesta del Principado es la más adecuada para este momento, teniendo en cuenta el estado de los ríos, con unos 4.000 ejemplares reproductores, según los últimos conteos realizados en septiembre. Puente recalca que es positivo haber recuperado la senda de la protección y recalca que el número máximo de salmones seguramente ha sido determinado basándose en estudios realizados por la Administración, contabilizando el número medio de salmones por pescador y año.
Con él coincide Jorge Fernández, ex presidente y actual socio de «La Socala», que aglutina a pescadores del Esva, y uno de los pescadores más experimentados de la zona. «Para mí, está estupendamente, me parece bien que se limiten las capturas. Yo trabajo para que haya menos presión en el río y todos tengamos las mismas posibilidades», explica. Para Fernández, resulta esencial aumentar la vigilancia y el control en los ríos. «Si eso no se hace, de nada sirve la norma. Este verano he visto gente bañándose que realmente estaba sacando peces», asegura.
Si en algo coinciden los pescadores es en reclamar más protección para el salmón, también en el mar, «donde tiene muchos enemigos». El hecho de pagar los cotos con anticipación, sin tener certeza sobre los resultados de la pesca, es otra de las medidas que critican los pescadores.
La pasada temporada culminó el pasado 31 de julio con un total de 1.301 ejemplares en el Narcea, Nalón, Sella, Cares-Deva, Eo, Navia, Esva y Porcía. El Narcea fue el cauce más prolífico, con 529 salmones. Los datos oficiales indican que en 2012 las zonas libres ganaron por goleada a los 67 cotos repartidos entre los ríos Eo, Esva, Narcea, Nalón, Sella y Cares-Deva en la temporada salmonera, transcurrida del 18 de marzo al 31 de julio. De las zonas libres se sacaron más del 50 por ciento de los 1.301 ejemplares con los que se saldó la campaña.
Uno de los datos positivos del año pasado es que el peso de las capturas aumentó una media de 400 gramos respecto al de años anteriores. En total, 206 salmones de todos los precintados pesaron 6 kilos o más. La media fue de 7,047 kilos.
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