La mitad del pescado que se consume en el mundo ya no es salvaje, procede de la acuicultura, una industria que, según la FAO, en los próximos años deberá aumentar en un 50% los casi 60 millones de toneladas que se producen actualmente para atender la demanda de la población. La disminución de las capturas por la sobrepesca y el crecimiento de la población mundial, cada vez más preocupada por incluir pescado en su dieta, marcan esta tendencia a favor del pescado de acuicultura, un producto que, en España, como en Europa, ve estancada su actividad en los últimos años.
Las más de 5.000 instalaciones de acuicultura que existen en España ven "con cierta envidia" el ritmo de sus competidoras extracomunitarias, que, con condiciones "menos exigentes que las europeas" en aspectos como el cuidado del medio ambiente, la sanidad y el bienestar animal o las condiciones laborales de los trabajadores, experimentan un crecimiento anual del 8%, según explica Javier Remiro, director gerente de la Fundación Observatorio Español de Acuicultura.
Las instalaciones españolas tienen dificultades para competir con los precios en el mercado y han visto como su producción bajó alrededor de un 5% en el último año.
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