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Gil Ramón Rico Gómez, con su caña, cerca del río Esva, en Pontigón
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GIL RAMÓN RICO GÓMEZ. PRESIDENTE DEL CLUB DE PESCA «LA SOCALA» DEL RÍO ESVA
«¿Te imaginas vivir sin un triste rayo de sol?». Gil Ramón Rico Gómez (Trevías, 1949) pregunta a su interlocutor, espera unos segundos y, ante el silencio, se responde: «Yo no. Pues estoy muy indignado con la Confederación porque no limpia los ríos; deja crecer los árboles y muchos tramos están siempre a la sombra. ¿Qué puede tener el río ahí abajo?». El Club de Pesca que preside tiene casi 25 años (los cumplirá en marzo de 2014) y 400 socios. Gil Ramón Rico, auxiliar de Farmacia de oficio, pide más implicación de las administraciones con los ríos y echa de menos una regulación que «tenga en cuenta las pescador».
-Nuevo año y nueva campaña de pesca.
-Sí, pero con restricciones. Y las restricciones impuestas por este gobierno perjudican al río. La Administración considera que no, pero nosotros creemos que los pescadores vigilan el río y que son muy imporantes para que esté, digamos, «sano». Por otra parte, el pescador en Asturias es pescador con muerte, y si no le dejas pescar con muerte, no visita el río y se abre el campo a los furtivos. Entre la libertad excesiva y las restricciones actuales hay un término medio. Los ribereños estamos abiertos al diálogo, pero la Administración no nos da opción a nada. Los políticos sólo nos escuchan y, después, deciden lo que tenían decidido antes de escucharnos. El PSOE va a perder muchos votos con esta política de ríos porque la pesca implica a mucha gente y mucha gente se interesa por este sector.
-Ante esa disconformidad, ¿cuál es la propuesta de «La Socala»?
-Pues nuestra propuesta está consensuada con los pescadores de aquí, del río Esva, y con todas las asociaciones de pescadores de Asturias, excepto con una. Queremos más época de pesca con muerte. Los salmones están cambiando su ciclo: cada vez entran más tarde a los ríos. Y eso no es por el pescador y por la pesca, porque llevamos años de restricciones y de controles. Los investigadores tendrán que estudiarlo y encontrar el origen.
-Las medidas restrictivas buscan la recuperación del medio fluvial a largo plazo.
-Pero yo sigo con la misma pregunta: ¿de qué vale esta política? Si nos dejaran pescar cincuenta ejemplares, en vez de seis, igual teníamos muchas más huevas.
-Pide un cupo amplio.
-Aquí, por ejemplo, no se pescan salmones desde hace años porque no los hay. Siempre defendí el cupo por pescador, entre cinco y ocho es un número adecuado, pero el cupo no puede extrapolarse. En el Esva, la mayoría de los pescadores no captura un salmón al año.
-¿Por qué cree que no hay salmones en los ríos asturianos?
-En primer lugar, por la contaminación. En las cabeceras del río se acumula mucha suciedad. Nadie se preocupa porque nadie la ve. Y hay otro problema: en Asturias, ahora, una semana puede llover mucho, pero el resto del año hay poca agua para que los salmones remonten. Y no suben porque no hay agua. Y aquí ya no llueve como antes, hay un cambio en todo, es el cambio climático.
-¿Qué aporta la pesca a Asturias?
-La pesca beneficia a Asturias mucho más de lo que creen los políticos. Tenemos familias que vienen a pescar aquí desde rincones de toda la península. Esto genera una actividad económica importante. Se hospedan, comen en los restaurantes... gastan. Con la que está cayendo (por la crisis económica), poner restricciones a una actividad como la pesca es un desastre. Es poner más problemas sobre la mesa. Hace más daño la Administración no limpiando los ríos y dejando crecer los árboles que los pescadores pescando con muerte.
-¿Qué necesitan nuestros ríos?
-Limpieza y dragado. Cuando hay temporal de lluvias, si el dragado estuviera hecho y bien hecho, no pasaría nada.
-El club que preside está a punto de cumplir un cuarto de siglo. Es una trayectoria notable.
-Sí, pero no por antiguedad somos un club grande ni muy fuerte. Tenemos necesidades económicas y buscamos más colaboradores. No se puede ser socio sólo para pagar el recibo, hay que colaborar, trabajar, preocuparse de los ríos.
-¿Qué actividades proyectan para celebrar esos 25 años de vida de «La Socala»?
-En Pontigón tenemos un museo que queremos poner en marcha de una vez. Pero, para hacer cosas, necesitamos el trabajo de los socios, insisto. Por eso les pedimos más colaboración y que acudan a las asambleas.
-Lleva usted toda la vida al frente de este colectivo. ¿Habrá relevo?
-En el río funcionamos los viejos. La juventud no va a pescar porque hay muchas restricciones y porque está dormida y parada. Y en cuanto a los socios, muy pocos colaboran... ¿cree que se responsabilizarían de la presidencia?
-¿Qué tiene de especial esta actividad?
-Estar siete u ocho horas en el río sin preocupaciones escuchando los pájaros y el agua sobre las peñas... ¿Es poca cosa?
-Algunas investigaciones apuntan directamente al pescador como responsable de la decadencia de la vida de los ríos.
-Pues yo les demuestro cuando quieran que el pescador no mata la vida de los ríos. El furtivismo con veneno sí mata y acaba con todo, pero no el pescador.
-¿Existe la vigilancia que se necesita?
-El furtivo sabe por dónde se mueve. La guardería hace lo que puede. Son trabajadores que tienen horarios y no se dedican sólo al río.
-¿Hay unidad en los colectivos de pescadores de Asturias?
-Hay seis sociedades que colaboran con el Principado y desarrollaron un trabajo que es importante. Hay unidad y hay criterio. Podemos discrepar en algún punto porque tampoco sería bueno estar de acuerdo en todo. Es más, cada río tiene su problemática. En el Esva, por ejemplo, la pesca a mosca no tiene sentido porque sólo hay un lance en el río, en el pozo Piedra Blanca. El Esva no tiene caudal. Mientras, en Brieves el río va por seis o siete sitios diferentes. La Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) debe canalizar y sacar los áridos.
-¿Propuestas?
-Se llama a una empresa dedicada a la construcción y que saque las piedras.
-Veinticinco años de club de pescadores del Esva. ¿Qué ha cambiado en un cuarto de siglo?
-No se hicieron muchas cosas de las previstas por falta de colaboración y economía. Nuestra «espina clavada» es poder limpiar a nuestro gusto los ríos, pero no hay forma.
«La vocación, se hace»
Dice que nació «pescando». Gil Ramón Rico, «Gil el de 'La Socala'», como le conocen en Valdés, lleva 20 años al frente del club de pescadores más importante del río Esva. Cogió una caña por primera vez con su padre, aficionado a la pesca de truchas, «y parece que no la solté». Es socio fundador del colectivo y sólo dejó de ser presidente durante cuatro años. Tuvo que volver porque así se lo pidieron los socios. Asegura que la pesca, ahora que ya es prejubilado, le lleva casi todas las horas del día. Se acuesta, dice, «pensando en propuestas» y se despierta siempre con la misma inquietud: «los ríos asturianos».