viernes, 29 de marzo de 2013
Chaparella
Es también conocida como chopa o mojarra.
Este espárido del género Spondiliosoma, se caracteriza por poseer una silueta que nos recuerda a la del sargo común, si bien es ligeramente más redondeada. Además, su color, de tintes cenicientos, constituye otra de las particularidades de esta especie, lo que le ha originado su nombre vulgar en muchos idiomas.
Otra diferencia apreciable la encontramos en su dentición, ya que presenta unos pequeños dientes punzantes en el lugar que correspondería a los incisivos de los sargos. También constatamos la ausencia de molares. La dieta de la chopa es omnívora, con más presencia de elementos de origen vegetal de lo que es habitual entre los espáridos, lo que acredita el verdín que encontramos a menudo en sus vísceras.
Aunque se trata de un pez de distribución litoral, raramente se acerca mucho a tierra, a no ser que encuentre profundidades de más de la decena de metros o en sus incursiones nocturnas. No obstante, sobre todo durante las noches del estío, puede ser capturada a media agua casi pegada a los muelles y diques de los puertos. Pero lo más frecuente es que este pez se encuentre en el fondo, a cierta distancia de la línea costera, integrando bálamos numerosos.
Le gustan los fondos mixtos, con preferencia por los lechos de limo, arena y rocas, así como los escalones submarinos y los bajíos sembrados de posidonia. Su comportamiento gregario es todo un aliciente para su pesca, que puede resultar francamente divertida si damos con un buen banco. La chopa presenta muchas virtudes para la pesca deportiva. Alcanza un tamaño razonable (puede llegar al medio metro), ataca con avidez a casi cualquier cebo y traga con decisión. La picada es franca, generosa, y lo normal es que se clave sin que tengamos que poner nada de nuestra parte. Se pesca a fondo, con cualquier aparejo y cualquier cebo, sin que sea tampoco exigente en cuanto al grosor del sedal o al tipo de anzuelo.
Los adultos pueden alcanzar 50 cm de longitud, con un peso máximo de 2 kg.
Tiene el cuerpo muy comprimido lateralmente. De color gris azulado en el lomo y gris pardo en el lateral, con una docena de listas longitudinales frecuentemente interrumpidas, amarillentas en los jóvenes y color pardo en los adultos grandes, pero que al morir se vuelven en todos los ejemplares pardo oscuro.
La aleta caudal se observa con una orla negra. La aleta dorsal presenta 11 espinas duras. La mandíbula tiene todos los dientes de igual tamaño, relativamente pequeños, agudos y curvados.
Se distribuye por el Atlántico este, desde el Escandinavia hasta Namibia, así como por casi todo el Mediterráneo.
Los ejemplares jóvenes viven en grupos numerosos sobre fondos rocosos cerca de la orilla, aunque también se les puede encontrar en fondos de arena o de algas, mientras que los adultos viven en aguas más profundas, a cerca de 300 m de profundidad. Su alimentación es omnívora, siendo las algas una parte importante de su alimentación, complementada pequeños invertebrados, sobre todo crustáceos.
Son hermafroditas protoginos, que los primeros años son hembras y posteriormente se vuelven machos. En la época de reproducción el macho excava en la arena con su cola un nido redondeado de unos 30 a 100 cm de ancho, donde fecunda las huevas que pone la hembra y quedan envueltas en una masa gelatinosa. Después, es el macho quien los vigila hasta que eclosionan a los 9 días.
Grastronómicamente su carne es muy apreciada y de calidad. Muchos la consideran inferior en sabor al sargo aunque personalmente creo que está a su misma altura o mejor. Solo en determinadas épocas del año, en que come algas, la calidad baja bastante.
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