El río Lérez vuelve a estar vedado, 17 años después, por la
ausencia de ejemplares.
17 años después de que el río se reabriera, la Xunta decidió
volver a cerrarlo esta temporada, porque la preocupación, especialmente, de los dos últimos
años se confirmó en 2019 con el número de ejemplares contabilizados, lo que
provocó que los técnicos hicieran hincapié en poner en marcha un plan de choque
para recuperar esta especie.
Hubo una época no muy lejana en la que el Lérez era uno de
los paraísos de la pesca del salmón de España. Su fama ha llegado hasta
nuestros días porque para los cañistas siempre fue uno de sus lugares
preferidos. "El Lérez es uno de los ríos más bonitos de nuestro
país". Estas palabras de Virgilio Alonso, que en el año pasado capturó el
rey del Lérez ponen de manifiesto la trascendencia del cauce.
La situación llegó a un punto límite a principios de los
años noventa del siglo pasado cuando no se visualizaron salmones, por lo que en
1993 se puso en marcha una veda, que se prolongó durante una década. El plan de
recuperación dio buenos resultados, por lo que en 2003 se volvió a abrir.
Durante estos algo más de tres lustros, en los que se
pescaron 136 salmones, se pasó por diferentes periodos, muchos de ellos
alimentaron la ilusión, no en vano hace diez año la media de visualizaciones de
salmones superaban el centenar en cada anualidad, lo que hizo que aumentase el
cupo de capturas que pasó de las cinco de 2003 a las 15 de 2016, pero en los
últimos ejercicios hubo un descenso preocupante que llegó a su explosión en la
pasada campaña.
El año pasado se redujo el número de capturas, se acortó el
periodo de pesca (del 1 de mayo al 30 de junio) y pusieron a la venta menos
permisos.
Esta veda no será algo temporal sino que se prolongará
durante unos cinco años, según apuntaron fuentes de la Xunta de Galicia porque
"realmente queremos recuperar la especie en el salmón". Durante este
2020 ya se han tomado medidas que serán reforzadas con repoblaciones, aunque
realmente a la hora de analizar las causas todo el foco se centra en el
furtivismo, que es el principal problema que tiene el río Lérez, pero no
solamente en su cauce sino también en la desembocadura, sobre todo entre la
zona de Combarro y Praceres.
El furtivismo es la principal causa del descenso de salmones
en un río que pasó de tener tres kilómetros para la cría de juveniles a 26
gracias a una serie de medidas tomadas en la presa de Bora, por lo que
actualmente existen las condiciones necesarias para que el río pudiera tener
más población de salmones.
Desde 2003 el cupo fue variando. Hasta 2005 se permitieron
cinco, posteriormente se subió a siete y en 2006 después a 15, cantidad que se
mantuvo hasta 2010 cuando bajó a diez y en el 11, a ocho. Ese descenso se paró
en 2014 cuando se aumentó a doce y en 2015 a 15. En 2018 solo se pudieron
pescar dos ejemplares de diez posibles y la Xunta decidió volver a bajar hasta
los cinco.
También hubo descenso en las capturas. En 2016 se alcanzó el
máximo de 15, pero al año siguiente solo se cogieron cinco, en 2018, dos y el
año pasado fueron tres.
El descenso de salmones era una preocupación tanto para los
técnicos como para los pescadores que en los últimos años hacían hincapié en la
necesidad de tomar medidas. Estos últimos siempre han reclamado a la
administración autonómica una apuesta firme por el cauce, que genera un
importante impacto económico en la ciudad porque la fama del Lérez que pescar
en él fuera uno de los principales objetivos de muchos cañistas que tardan años
en conseguir una buena fecha.
Fuente: Diario de Pontevedra
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