Lores y Freijanes firmaron ayer el convenio para la Festa, antes de degustar una empanada de anguila |
Vivir de la pesca de la anguila en la desembocadura del río Verdugo, en Ponte Sampaio, obliga casi a nadar como la propia especie, que vive entre el mar y el río: a contracorriente. Primero, porque se trata de un producto que no tiene apenas salida en el mercado nacional. La práctica totalidad de la producción de la asociación de naseiros Alvedosa -que agrupa a las 32 embarcaciones que se dedica a esta pesca en Ponte Sampaio- se destina a Portugal. Y no es escasa, ya que se obtienen entre 20.000 y 30.000 kilos cada temporada.
Segunda brazada a contracorriente: aquí también llegan las limitaciones impuestas por la Unión Europea. Según relata el presidente de Alvedosa, Antonio Álvarez Freijanes, «Holanda e Alemaña esquilmaron tanto os seus ríos no pasado que agora a UE obriga a unha veda de tres meses ao ano, aínda que aquí non hai escasez».
Todavía hay más. Dedicarse a la pesca de la anguila supone salir a faenar principalmente cuando peor está el tiempo. «Si hai temporal ou unha riada, pescamos nun día o mesmo que nun mes de bo tempo», subraya el experto. Por eso esta temporada, que abarca de febrero a noviembre, arrancó muy mal y solo comenzó a salvarse en mayo, cuando llegaron las lluvias.
Otra dificultad a la hora de dedicarse a la pesca de la anguila se refiere a su comercialización: el animal ha de llegar vivo al lugar donde se va a cocinar. Por eso desde hace unos años la asociación cuenta en la cofradía con cinco piscinas de estabulación, donde permanecen los ejemplares capturados hasta que son transportados, en tanques de agua, hasta su destino. Como ya se ha dicho, mayoritariamente en Portugal.
Y, por último, puestos a nadar contracorriente, está el tema de la angula. Freijanes explica que se trata del alevín de la anguila, y lamenta que es la única especie en la que está autorizada la pesca y comercialización de alevines. Los naseiros de Ponte Sampaio están en contra de la explotación de la angula, por una simple razón matemática: según los biólogos, cada kilo de angulas de transforma en 350 kilos de anguila adulta. Y si se tiene en cuenta que el kilo de angula se cotiza a 600 euros, y el de anguila a 12, no hay más que echar cuentas.
Pese a todas estas circunstancias, la asociación sobrevive. Hoy cuenta con relevo generacional y hay cinco mujeres socias, algo insólito.
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