sábado, 25 de julio de 2020

Mitos y verdades sobre el pescado de piscifactoría






Cuando en la carta de un restaurante vemos que un pescado es salvaje, enseguida asociamos ese adjetivo a valores como la calidad y la exclusividad, y más teniendo en cuenta que en España alrededor del 95% de algunas especies como la dorada, la lubina o la trucha viene de piscifactorías. De los pescados de granja se dicen muchas cosas, desde que son menos nutritivos, que engordan más debido al tipo de alimentación, que la calidad de sus grasas es peor, que toman grandes cantidades de antibióticos o que su sabor difiere mucho del de un pescado salvaje.

“Se han dicho muchas cosas sobre los pescados de granjas, algunas de ellas cuantificables, objetivas, como sus valores nutricionales, y otras subjetivas, sobre el sabor, con un claro componente emocional”, explica Jesús Ojeda, gerente de APROMAR (Asociación Empresarial de Acuicultura en España). “Es difícil que alguien que de pequeño iba a pescar sardinas con su abuelo y después las asaban en la playa y las comían allá pueda encontrar la misma experiencia en un pescado de granja”, explica Ojeda, quien asegura que hasta un 65% del pescado que se consume en España, tanto de pesca como de acuicultura (la técnica de dirigir y fomentar la reproducción de peces, moluscos y algas en agua dulce y salada), es de importación.

En este sentido, Salvador Arijo, profesor de Biología de la Universidad de Málaga, especialista en terapias alternativas al uso de antibióticos en acuicultura y miembro de Ecologistas en Acción, señala que “el mapa de la acuicultura en el mundo es muy complejo, y existen legislaciones diferentes en cada país: cuando traemos pescados de acuicultura procedentes de otros países no conocemos sus estándares de calidad”.

Ambos expertos nos ayudan a desgranar algunos de los mitos sobre los pescados y moluscos producidos mediante acuicultura, que, según Ojeda, van a marcar el futuro. “Todo indica que la nuestra, la generación de los que ahora estamos vivos, es probablemente la última que vaya a disfrutar de la pesca tal y como la hemos conocido hasta ahora. Es probable que en un futuro no tan lejano la práctica totalidad del pescado que se consume proceda de granjas, lo mismo que ocurre con la ganadería”.





El pescado de piscifactoría es nutricionalmente peor

Falso. “Cuando nos comemos un filete de ternera gallega o una loncha de jamón pata negra, nadie repara en el hecho de que son animales que también han sido criados”, explica el doctor en Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Valencia, JM Mulet, autor del libro ¿Qué es comer sano?. “A pesar de lo demonizado que está el pescado de piscifactoría, muchas veces por parte de reconocidos chefs, en las catas a ciegas la gente difícilmente reconoce cuál es cuál después de cocinado”, señala.

A nivel nutricional, tanto el pescado de pesca como el que procede de acuicultura “son fuentes de proteínas buenas y de ácidos grasos esenciales omega 3”, explica Arijo.

Ojeda, por su parte, añade que los pescados de piscifactorías no solo presentan la misma calidad nutricional que los salvajes, sino que el hecho de que se controle su hábitat y su alimentación hace que “no padezcan los cambios de temperaturas, no adelgacen el invierno y no les afecte la climatología. Es importante entender que se les da de comer lo mismo que comerían en su medio natural para que se desarrollen correctamente, de manera que tienen las mismas propiedades nutricionales que los salvajes”.


Las piscifactorías no son sostenibles

Verdadero, o verdadero a medias. Si bien es cierto que, en palabras de Ojeda, “la acuicultura se somete a seguimientos muy exigentes por parte de las autoridades sanitarias, ya que se necesitan permisos muy estrictos que incluyen estudios sobre impacto ambiental”, también lo es que la propia naturaleza del modelo de producción de pescado “está generando un problema ambiental que no podemos obviar”, añade Arijo, especialmente en lo que respecta a los pescados carnívoros.

Para entender cómo funciona la acuicultura a nivel mundial, el profesor diferencia entre pescados carnívoros y herbívoros. Los primeros se producen sobre todo en Europa y Estados Unidos, mientras que los segundos en los países asiáticos. “Los peces carnívoros tienen que comer otros peces, de manera que se están pescando boquerones o arenques en las costas de Perú, Namibia o Chile y se están convirtiendo en piensos para dar de comer a los peces de acuicultura europeos”. De hecho, según datos de la FAO en el último informe El estado mundial de la pesca y la acuicultura, de 2018, hasta un 20% de la pesca mundial de peces en el mar se destina a la fabricación de harinas de pescado, que se emplean no solo en piscifactorías, sino también en la ganadería, como alimento sobre todo de pollos y cerdos.

“Es un sinsentido que se utilicen peces que podríamos comer perfectamente para fabricar pienso para otros peces”, concluye el experto, que insiste en la necesidad de dirigirnos hacia modelos más sostenibles. “En Brasil, en la cuenca del río Paraná, encontramos tilapias o percas del Nilo que se escapan de las piscifactorías, y se alimentan de los recursos que encuentran en el propio río. Es cierto que esta acumulación puede influir sobre el equilibrio de los ecosistemas en aguas dulces, pero también lo es que sin duda es un modelo mucho menos agresivo que el de la acuicultura occidental”.

Pese a que el impacto medioambiental de las piscifactorías, que pueden ser de agua salada o agua dulce, es indiscutible, también lo es el modelo de pesca a gran escala, de manera que el consumidor se encuentra siempre envuelto en un mar de dudas a la hora de tomar decisiones responsables a la hora de consumir. “Las piscifactorías son una forma de conseguir un aporte de pescado a un precio razonable sin afectar a las reservas naturales de recursos pesqueros, algunas de las cuales, por desgracia, están sobreexplotadas”, explica Mulet. Ante la complejidad del asunto, Arijo recomienda “basar la dieta en el consumo de frutas, vegetales y hortalizas y relegar la proteína de origen animal a una o dos veces semanales, escogiendo, en la medida de lo posible, opciones sostenibles”.


Los pescados de piscifactoría son más seguros

Falso. Si bien es cierto que “la ventaja de los pescados de acuicultura es que se someten a unos controles de calidad tanto del agua como de los piensos, y por tanto de tóxicos como las dioxinas o el mercurio”, señala Arijo, también lo es que los pescados salvajes son objeto de exhaustivos controles sanitarios. El experto señala, sin embargo, que en el caso de los pescados salvajes “tú no controlas lo que come el pez y algunos llegan a los comercios con unos niveles altos de mercurio, que en ningún caso, sin embargo, superan los estándares establecidos por el Ministerio de Sanidad”.

En el caso del anisakis, un gusano que encontramos “aproximadamente en un tercio de los pescados del Mediterráneo”, en palabras de Arijo, el sector de la acuicultura trabaja desde hace años para conseguir una certificación que acredite que los pescados de granja están libres de anisakis y, por tanto, podrían quedar exentos de la obligación de congelarse. “Estamos proponiendo desde hace tiempo una modificación del reglamento, ya que tanto las aguas como los piensos se someten a controles de calidad rigurosos que certifican que el pescado de granja está libre de anisakis, algo que no sucede en el caso de los pescados salvajes”, explica Ojeda.





Todos los pescados de piscifactoría son iguales

Falso. El hecho de que los peces se críen en granjas no significa que se críen de la misma manera. De hecho, existe una acuicultura ecológica, todavía incipiente, que garantiza que los peces se alimenten de forma natural y se traten sin antibióticos. “Es cierto que tanto en España como en Europa el nivel es parecido, pero no sabemos cómo es el pescado que llega de importación”, explica Ojeda.


Los pescados de piscifactoría toman antibióticos

Verdadero. “Existen hasta 8 o 10 tipos de antibióticos permitidos en acuicultura, cuyo uso está aceptado en determinadas circunstancias. Hay que tener en cuenta que si un pez enferma, es muy fácil que enfermen todos, incluso de diferentes tanques, ya que las aguas suelen estar conectadas”, explica Arijo. El equipo de investigación del profesor en la Universidad de Málaga trabaja, de hecho, en el desarrollo de sistemas alternativos a los antibióticos “como el uso de inmunoestimulantes naturales como los probióticos, que si bien no consigue eliminar por completo el uso de antibióticos en determinados casos, sí que puede hacer que se administren de forma muy limitada”. Arijo recuerda, en este sentido, que es fundamental evitar la creación de genes resistentes a los antibióticos, ya que podría darse “una transferencia horizontal, es decir una transmisión de genes entre especies, que podría desencadenar un problema grave de salud pública, ganadera y acuícola”.

Ojeda, por su parte, aclara que en el sector se administran antibióticos “solo en casos muy excepcionales, puesto que se trabaja con vacunas” y que en ningún caso se da un uso profiláctico, cosa que sí que se hacía antaño, también en ganadería. “No hace tanto se administraban antibióticos a algunos cerdos que no estaban enfermos, por ejemplo, simplemente para que engordasen antes”, explica Arijo, quien recuerda que la legislación establece un periodo de carencia para los animales que han tomado antibiótico con el objetivo de velar por la seguridad alimentaria.



Fuente: La Vanguardia

martes, 21 de julio de 2020

La mascarilla, obligatoria para ir de pesca o caza y exluida para corredores y ciclistas







La Xunta publicó ayer la normativa completa en el DOG que extiende el uso de la mascarilla con carácter obligatorio en todos los espacios al aire libre o cerrados aunque se pueda mantener la distancia de seguridad de metro y medio. Como ya adelantó el sábado la Xunta, esta norma la hará obligatoria para pasear por la playa, pero no habrá que usarla en las zonas de baño y cuando se esté tomando el sol en la toalla. La orden, que entra en vigor este sábado a medianoche, prohíbe también el botellón, algo que ya estaba contemplado en la normativa de varias ciudades, pero que ahora se extiende a toda Galicia.

El documento recoge una modificación de la orden del 13 de junio, en la que se regulaba el uso de las mascarillas, que ahora hace obligatorio el uso de mascarilla «para as persoas de seis ou máis anos, tanto cando se estea na vía pública e en espazos ao aire libre como cando se estea en espazos pechados de uso público ou que se encontren abertos ao público, aínda que se poida garantir a distancia de seguridade interpersoal de 1,5 metros». Y recuerda su obligatoriedad «nos medios de transporte aéreo, marítimo, en autobús ou por ferrocarril», que en los últimos días han sido focos de contagio de coronavirus en Galicia de varios brotes, «así como nos transportes públicos e privados complementarios de viaxeiros en vehículos de ata nove prazas, incluído o condutor».
 
La consellería de Sanidade recuerda además que se deberá hacer un uso adecuado de la mascarilla, cubriendo tanto la nariz como la boca, «esta deberá cubrir desde parte do tabique nasal ata o queixo, incluído» y que no se deberán emplear las que tienen válvula, excepto en el caso de los profesionales para la que pueda estar recomendada.

El Diario Oficial de Galicia resuelve una de las grandes dudas desde la reapertura de los locales de hostelería. ¿Es obligatorio estar con la mascarilla puesta en terrazas, bares y restaurantes? La respuestas es sí y solo podrá ser retirada en el momento de la consumición -«no momento específico do consumo», apunta el DOG-. Por lo tanto, tendrá que volver a colocarse el resto del tiempo que se permanezca en el local.

Las modificaciones de la norma publicadas este 18 de julio recuerdan la obligatoriedad del uso de la mascarilla en los ascensores, aunque recomienda usar las escaleras, con una ocupación máxima del 50 %. Además hacen obligatoria la mascarilla en la celebración de cultos religiosos, como en misa, en los que hasta ahora solo estaba recomendada en la entrada y la salida y en los desplazamientos en el interior del templo, ahora deberá usarse en todo momento, sea en interior o al aire libre, y sin prejuicio de que se pueda mantener la distancia de seguridad de 1,5 metros. Lo mismo rige para los velatorios, en los que se mantienen las restricciones de «sesenta persoas en espazos ao aire libre ou de trinta persoas en espazos pechados, sexan ou non conviventes» y 75 personas en la comitiva del entierro, todas ellas con mascarillas. 

Además es obligatorio llevar mascarilla en los lugares que se celebren espectáculos, en las zonas infantiles o áreas recreativas de los centros comerciales, en ferias y mercadillos, en centro de formación privada como academias y autoescuelas, en las actividades en grupo de hoteles y alojamientos turísticos (con un máximo de 25 personas y que deberán ser preferentemente al aire libre) y en albergues turísticos. El uso de la mascarilla también será obligatorio en bibliotecas, archivos, museos, visitas guiadas, monumentos, cines, teatros, auditorios y circos ambulantes, en gimnasios e instalaciones deportivas, eventos deportivos, para ir de caza o a pescar, en actividades de turismo activo y en la naturaleza, en campamentos y actividades infantiles y juveniles (en ese caso la norma se aplica a partir de seis años), en zoos y acuarios, parques infantiles y biosaludables, congresos, plazas de toros, casas de apuestas y casinos y lonjas.

Sanidade recuerda que se recomienda el uso de la mascarilla «no caso de reunións ou de posible confluencia de persoas non conviventes, aínda que se poida garantir o mantemento da distancia de seguridade interpersoal», aunque Feijoo pidió que las reuniones familiares sean seguras y contenidas. «Non podemos prohibilas porque iría contra dereitos fundamentais, pero imos recomendalo», insistió.
 
Los únicos supuestos en los que queda excluido el uso de mascarilla es en el caso de personas que presenten enfermedades o dificultades respiratorias, discapacitadas o dependientes o no tengan autonomía para sacarla ellos mismos; en vehículos donde vayan personas que convivan en el mismo domicilio; en playas y piscinas durante el baño o cuando se están sin moverse (aunque será obligatoria para pasear y en los accesos); en los establecimientos de hostelería y restauración; en el interior de las habitaciones de los hoteles, cuando únicamente estén ellas las personas que se alojen y en buques y barcos de competencia autonómica en el interior de los camarotes. 

Tampoco será obligatorio el uso de mascarillas en el caso del deporte individual al aire libre, «exclusivamente durante a realización da práctica deportiva e sempre que, tendo en conta a posible concorrencia de persoas e as dimensións do lugar, poida garantirse o mantemento da distancia de dous metros con outras persoas non conviventes»; ni en los centros deportivos siempre que se pueda mantener la distancia de seguridad, ni en casos de fuerza mayor.



Fuente: La Voz de Galicia

Gran trucha en el río Sella





Rodrigo Vázquez Gutiérrez, de Nava, tuvo una prolífica jornada de pesca hoy, en el río Sella a su paso por la localidad de Santillán (Amieva), ya que logró capturar, concretamente en el lance denominado Dámaso, una trucha común de 3,340 kilogramos, pesada en el Centro Oficial de El Portazgu. La temporada de trucha, reo y otras especies (no salmón) finaliza el 15 de agosto

El pasado 11 de julio, el ribereño José Manuel Vivero Cueto, de Cangas de Onís, pescó otra trucha común, aunque de 3,400 kilogramos de peso, en esa oportunidad en el lance conocido como El Bollu, igualmente en aguas del Sella. Tenía 65 centímetros de longitud. Sin duda, ejemplares de verdadero récord en la comarca del suroriente asturiano.





Fuente: La nueva españa

lunes, 20 de julio de 2020

Un río menos para los pescadores de salmón: El Lérez estará vedado un mínimo de 5 años





El río Lérez vuelve a estar vedado, 17 años después, por la ausencia de ejemplares.

17 años después de que el río se reabriera, la Xunta decidió volver a cerrarlo esta temporada, porque la preocupación, especialmente, de los dos últimos años se confirmó en 2019 con el número de ejemplares contabilizados, lo que provocó que los técnicos hicieran hincapié en poner en marcha un plan de choque para recuperar esta especie.

Hubo una época no muy lejana en la que el Lérez era uno de los paraísos de la pesca del salmón de España. Su fama ha llegado hasta nuestros días porque para los cañistas siempre fue uno de sus lugares preferidos. "El Lérez es uno de los ríos más bonitos de nuestro país". Estas palabras de Virgilio Alonso, que en el año pasado capturó el rey del Lérez ponen de manifiesto la trascendencia del cauce.

La situación llegó a un punto límite a principios de los años noventa del siglo pasado cuando no se visualizaron salmones, por lo que en 1993 se puso en marcha una veda, que se prolongó durante una década. El plan de recuperación dio buenos resultados, por lo que en 2003 se volvió a abrir.

Durante estos algo más de tres lustros, en los que se pescaron 136 salmones, se pasó por diferentes periodos, muchos de ellos alimentaron la ilusión, no en vano hace diez año la media de visualizaciones de salmones superaban el centenar en cada anualidad, lo que hizo que aumentase el cupo de capturas que pasó de las cinco de 2003 a las 15 de 2016, pero en los últimos ejercicios hubo un descenso preocupante que llegó a su explosión en la pasada campaña.

El año pasado se redujo el número de capturas, se acortó el periodo de pesca (del 1 de mayo al 30 de junio) y pusieron a la venta menos permisos.

Esta veda no será algo temporal sino que se prolongará durante unos cinco años, según apuntaron fuentes de la Xunta de Galicia porque "realmente queremos recuperar la especie en el salmón". Durante este 2020 ya se han tomado medidas que serán reforzadas con repoblaciones, aunque realmente a la hora de analizar las causas todo el foco se centra en el furtivismo, que es el principal problema que tiene el río Lérez, pero no solamente en su cauce sino también en la desembocadura, sobre todo entre la zona de Combarro y Praceres.

El furtivismo es la principal causa del descenso de salmones en un río que pasó de tener tres kilómetros para la cría de juveniles a 26 gracias a una serie de medidas tomadas en la presa de Bora, por lo que actualmente existen las condiciones necesarias para que el río pudiera tener más población de salmones.

Desde 2003 el cupo fue variando. Hasta 2005 se permitieron cinco, posteriormente se subió a siete y en 2006 después a 15, cantidad que se mantuvo hasta 2010 cuando bajó a diez y en el 11, a ocho. Ese descenso se paró en 2014 cuando se aumentó a doce y en 2015 a 15. En 2018 solo se pudieron pescar dos ejemplares de diez posibles y la Xunta decidió volver a bajar hasta los cinco.

También hubo descenso en las capturas. En 2016 se alcanzó el máximo de 15, pero al año siguiente solo se cogieron cinco, en 2018, dos y el año pasado fueron tres.

El descenso de salmones era una preocupación tanto para los técnicos como para los pescadores que en los últimos años hacían hincapié en la necesidad de tomar medidas. Estos últimos siempre han reclamado a la administración autonómica una apuesta firme por el cauce, que genera un importante impacto económico en la ciudad porque la fama del Lérez que pescar en él fuera uno de los principales objetivos de muchos cañistas que tardan años en conseguir una buena fecha.


Fuente: Diario de Pontevedra

Malestar por el recorte de tres a dos meses del período hábil para la pesca del salmón en el río Ulla






Los pescadores gallegos de salmón están en pie de guerra contra la Consellería de Medio Ambiente por el recorte en un mes del período hábil de pesca esta temporada ya finalizada.

Tradicionalmente, la pesca del salmón en el Ulla estaba permitida desde el día 1 de mayo hasta el 31 de julio, aunque la temporada quedaba siempre cerrada en cuanto se cubría el cupo máximo de capturas establecido para proteger la especie.

Esta temporada, en cambio, además de cupo, hubo un mes menos de pesca. La mayoría de los pescadores no entienden esta medida. Desde la Xunta justifican que, desde el año 2000, solo un 3,2 % del total de salmones capturados cayeron en julio. Los pescadores, sin embargo, recuerdan que varios años el cupo se completó antes del mes de julio, por lo que es lógico que la media final de capturas en ese mes sea baja. Los deportistas sostienen que, si lo que se pretende es proteger la especie, el cupo máximo de capturas establecido debería ser suficiente por sí mismo. «Veriamos mellor que se reducise o cupo se é preciso para darlle opción a máis deportistas a pescar ata que se alcance o límite», explica Salvador Ortega, pescador estradense que además dirige una web especializada de pesca del salmón. «O ano pasado, por exemplo, colléronse tres salmóns en xullo e só dous en xuño», explica. «Pode que teña certo sentido nos cotos de pesca sen morte porque, coas augas máis quentes, o salmón que se colle e se ceiba ten menos posibilidades de recuperar, pero no caso da pesca con extracción non ten sentido ningún», comenta.

El hecho de acortar la temporada dejó a muchos pescadores sin permiso de pesca para lanzar en Ximonde -el coto preferido por todos- este año. «Eu por exemplo prefiro un posto en Ximonde en xullo que un en Santeles en maio», explica el experto. De los 1.346 pescadores que solicitaron permiso para pescar salmón en el Ulla la próxima temporada, solo unos 230 han tenido la posibilidad de escoger el coto de Ximonde, para el que los cupos se agotaron en dos días. Hay que tener en cuenta que los jueves y lunes no son hábiles para la pesca y que de los permisos totales hay que descontar los reservados para el concurso de pesca del salmón de la sociedad Río Ulla y para la venta en paquetes turísticos de las casas rurales del entorno.

En esta temporada se mantuvieron como cotos de pesca con extracción los de Ximonde, Santeles, Pontevea y Sinde. Los cotos sin muerte son los de Couso y Gres-Deza. Además se ha reducido el cupo de salmones en el Ulla a 40. La temporada pasada eran 50, aunque solo llegaron a pescarse 12. En los años anteriores se pescaron 16 y 17, muy por debajo del tope. Con todo esto y con el coronavirus de por medio, solo lograron pescarse 14, todos ellos en Ximonde.


Fuente: La Voz de Galicia

viernes, 17 de julio de 2020

Palomo

El Palomo fue un bergantín de la Marina de guerra española, que naufragó junto a la fragata Santa María Magdalena el 2 de noviembre de 1810 en la Ría de Viveiro, Lugo (España). Se estima que más de 500 personas perdieron la vida esa noche.




El 2 de noviembre de 1810, la playa de Covas, en Lugo, amanecía con centenares de cadáveres sobre su arena. Dos de ellos permanecían fundidos en un abrazo. Se había producido uno de los desastres marítimos más importantes de la historia de Galicia, el hundimiento de la fragata Santa María Magdalena y del bergantín Palomo, ambos navíos pertenecientes a la Armada española. Este trágico acontecimiento trajo consigo un cambio en la navegación de los buques militares españoles.

El Palomo fue construido en Ferrol en 1795, como San Germán y posteriormente renombrado como Palomo. Iba armado con de 18 a 22 cañones. A su botadura realizó numerosos servicios como buque correo entre España y las colonias americanas.

La ruina económica del país en aquella época, que no era ni más ni menos que los estertores del imperio colonial español, condujo a algunos naufragios propiciados por el mal estado de la flota. En el caso que nos ocupa, por no poder contar con su cargo reglamentario de anclas.

Pero volvamos a los hechos. Los dos buques antes mencionados, formaban parte de la flota hispano-inglesa que, al mando del capitán Joaquín Zarauz, tenía como misión defender la costa cantábrica contra los ataques de los franceses. Completaban la flota el corsario Insurgente Roncalesa, una balandra inglesa y 20 buques de transporte.

Zarpan de La Coruña el 14 de octubre de 1810. Al pasar por Ribadeo se les unen la goleta Liniers y los cañoneros Corzo, Estrago, Gorrión y Sorpresa, así como quince transportes más. En la tarde del día 18, fondean en Gijón para desembarcar al día siguiente las fuerzas del ejército, que atacarían la ciudad asturiana, consiguiendo así que las fuerzas francesas se replegasen. Terminada la acción, se dirigen a Santoña el día 23, justo cuando se declara un viento noroeste muy fuerte. Esto provoca que los buques más grandes echen cabos, mientras que los cuatro cañoneros se hunden, aunque se salvan sus respectivas tripulaciones.

Con la mejora del tiempo y dispersada la flota, se dirigen el día 29 al puerto de Viveiro, en busca de cobijo, la fragata Magdalena, el bergantín Palomo, dos transportes y la fragata inglesa Narcisus. El 2 noviembre se declara un fuerte temporal de componente norte, y esa noche piden auxilio con bengalas y cañonazos. Las dificultades eran especiales para el Magdalena y el Palomo, sobre todo para el primero, que ya había perdido un ancla en Santoña, suceso funesto para cualquier barco. El temporal destrozó el casco del Magdalena y no tardó en irse a pique. El Palomo fue arrastrado por las olas a la playa de Sacido.




Solo se salvó un oficial y 24 tripulantes. Murió su comandante, el teniente de fragata don José Bustamante, el alférez de navío don Francisco Montes, el primer piloto don Leandro Zaralegui, los terceros pilotos don José Andreu, don Matías de la Fuente y el cirujano don Juan Romero.

Murieron 70 hombres del Palomo, que junto con los 480 del otro navío, subieron la cifra total de fallecidos a 550, lo que lo convierten en una de las mayores tragedias marítimas ocurridas en la costa española.

Los cadáveres fueron enterrados por los vecinos en las dunas. Esta tragedia tuvo una enorme repercusión en toda España. Los dos cadáveres abrazados eran precisamente el capitán del Magdelena, Blas Salcedo y su hijo, Blas Salcedo Reguera, guardiamarina. Al parecer, cuando el hijo del comandante se encontraba prácticamente en la orilla oyó la voz de su padre pidiendo ayuda desde la fragata. Entonces, sin pensárselo dos veces, exhausto como estaba, fue a intentar salvarlo. Lamentablemente, ambos murieron en el mar. Posteriormente, este suceso hizo que la Armada prohibiese el embarque de padres e hijos o hermanos en el mismo barco mediante la promulgación de una real orden de las recién creadas Cortes de Cádiz. Esta orden, que parece que sigue vigente, pretende impedir que un marino tome decisiones erróneas basadas en la comprensible preocupación por la situación de sus familiares directos, hecho por otro lado no está certificado que ocurriera en el caso de la Magdalena.

Por increíble que parezca, ambos naufragios cayeron en el olvido, excepto para las gentes de la zona que lo recuerdan cada día al vagar por la playa. Una zona ahora resguardada (gracias al nuevo puerto) a poca profundidad y fácil de bucear incluso por los menos expertos.

A finales del Siglo XIX, una empresa extranjera, realizó varios trabajos en la zona. Descubrieron uno de los cañones que portaba la Magdalena (el más pequeño). Con dicha pieza y un ancla, se levantó en 1934 un sencillo monumento a los náufragos de aquella noche. Su placa reza: “A los 550 náufragos del bergantín Palomo y de la fragata Magdalena sucumbidos en esta playa el 2 de noviembre de 1810”.

En la ensenada de Sacido, está localizado el pecio del Palomo, que supuestamente se partió en dos. Es una zona complicada para ver restos, porque desde que se hundió comenzaron a taparse, a ser sedimentados. En estos momentos están bastante tapados y que la integridad del pecio está bastante intacta.




Además, cuenta la leyenda que, si se pasea por la playa de Covas la noche de todos los Santos, fecha en la que ocurrió el naufragio, aún hoy se puede llegar oír el grito del guardiamarina: «Padre aguanta, voy a salvarte» y las gentes de mar de esa zona aseguran que algunas noches entre el 1 y 2 de noviembre, casi al alba, entre las olas puede llegar a aparecer un joven con el uniforme de catorce botones de los guardiamarinas, adentrándose en la mar en dirección a los Castelos, para intentar ayudar a un comandante que estaba intentando alcanzar la orilla.


La cucharilla como señuelo de pesca






Con la aparición de múltiples y sofisticados señuelos de todas las formas y colores, la tradicional cucharilla giratoria parece haber pasado a un segundo plano o relegada a una pesca para principiantes.

Sin embargo, esto no tiene porqué ser así pues si bien es cierto que pocos señuelos resultan tan fáciles de emplear no es menos cierto que su efectividad está más que demostrada sin envidiar los resultados de otros señuelos mucho más técnicos.

A continuación repasamos algunos consejos para sacarles el máximo partido y mejorar nuestros resultados de pesca.




LA CUCHARILLA GIRATORIA

Las cucharillas giratorias son aquellas que van unidas por un único extremo a un alambre que soporta el anzuelo (que normalmente será triple). De esta forma, basan su acción en el giro constante de la pala sobre el alambre que actúa como eje.

Este tipo de cucharilla es la más utilizada para la pesca de salmónidos en agua dulce, viendo reducida su efectividad notablemente en su uso en el mar, sobre todo si las comparamos con las ondulantes. Aún a pesar de ello, pueden depararnos magníficas jornadas de pesca en la costa.

El principio de su éxito es sencillo: una paleta giratoria de metal, que va montada sobre un cuerpo también metálico, plomado o no, con o sin adornos (cuentas de colores, penachos de distintos materiales etc.). La paleta gira por efecto de la corriente del agua sobre el cuerpo de la cucharilla.
Se diferencian en dos grandes grupos:

– Las de paleta fina y alargada,

– Las de paleta ancha y redondeada.

Se suele decir que las de paleta fina imitaban a un pez y las que la tenían redondeada imitaban a un insecto.

El manejo de ambas difiere: las paletas redondas ofrecen mayor resistencia en el agua y girarán bien aunque las traigamos más lentamente o la corriente sea menor. Cuanto más fina sea la paleta, el efecto contrario se acentuará y el trabajo en la puntera será también menor.

Sea cual sea el modelo elegido, cabe destacar la enorme facilidad de uso, que las hace adecuadas para cualquier pescador, sea cual sea su capacidad técnica.

LA ELECCIÓN DE LA CUCHARILLA

Si nos dirigimos a comprar por primera vez una cucharilla para pescar podremos volvernos locos con la gran variedad de modelos que el mercado nos ofrece: diferentes colores, formas, tamaños... ¿Cómo saber cuál de ellas es la más adecuada? La forma de la pala, junto con el peso y el tamaño van a ser determinantes en nuestra elección. El color, es secundario, si bien puede marcar la diferencia ante peces muy pescados. Debemos tener en cuenta lo siguiente:

– Debemos considerar las características del río: la cucharilla se seleccionará en función de la masa de agua donde vayamos a pescar: para zonas profundas y anchas se usan cucharillas pesadas de números que vayan del 2 al 5. Sin embargo, para ríos poco caudalosos los números 0 y 1 llegan de sobra.

– Tamaño de la captura: si nos encontramos en ríos que alberguen ejemplares de gran tamaño, deberemos utilizar cucharillas de números 3, 4 y 5. Si pescamos en ríos montañosos, donde las truchas serán más pequeñas, utilizaremos cucharillas pequeñas de los números 1 y 2.

– Climatología: como norma general, en días claros usaremos cucharillas con fondo dorado;  pero si el día está nublado, se recomiendan las cucharillas de fondo plateado.

– Época del año: a principios de temporada, los ríos suelen bajar mucho más altos de agua y además los días suelen estar más nublados, lo que, según lo dicho anteriormente, la cucharilla a seleccionar será grande y plateada. A medida que se acerca el verano, el caudal del río va a menos y los días son más claros, deberemos cambiar a cucharillas más bien doradas.

– La corriente: si la corriente es fuerte, optaremos por una cucharilla con forma de hoja de oliva. Para lagos, embalses y demás zonas sin corriente, optaremos por cucharillas de pala normal.

– Conviene saber que existen cucharillas especialmente diseñadas para las corrientes muy rápidas.

– Las cucharillas doradas también se deben utilizar si nos encontramos ante fondos pedregosos o arenosos.

– Las cucharillas negras deben ser utilizadas cuando el agua es muy clara. Se suele decir que las negras que tiene puntos amarillos o rojos son las más adecuadas para la pesca de la trucha.

–En aguas profundas, turbias o muy turbulentas se suelen detectar mejor las cucharillas grandes.

En resumen debemos pescar con la cucharilla más ligera que nos permita pescar dependiendo de la corriente y la profundidad. Una cucharilla demasiado pesada hace mucho ruido al caer, además un señuelo pesado es más propenso a a desclavarse que uno liviano, a pesar de que a veces no queda más remedio que añadir peso para poder profundizar lo suficiente, en cuyo  caso debemos valorar el uso de cucharillas con cuerpo de tungsteno.





ADORNOS DEL SEÑUELO

En el mercado abundan diversidad de modelos tanto con adornos como sin ellos tanto en el cuerpo como en el anzuelo triple.

Estos adornos suelen hacer la cucharilla más atractiva para el pescador pero no necesariamente para el pez...si bien es cierto que puede ayudar a disimular el anzuelo.

En algunos casos incluso pueden ser útiles para determinadas situaciones de pesca, por ejemplo si pescamos en pequeños ríos o arroyos de montaña “lanzando a ballesta”, puede ser una gran idea usar cucharillas con plumas en el triple para sujetarla sin miedo a engancharnos durante el lance.




EL EQUIPO DEL PESCADOR DE CUCHARILLA

Dejando de lado la cucharilla en cuestión, de cuya elección hemos hablado anteriormente, las características del equipo que todo pescador de cucharilla debería tener son:

– Caña: lo que deberemos exigir es, fundamentalmente, el peso: la ligereza es fundamental (de 100 a 150 g.). Por eso se recomienda que como material seleccionemos el grafito o el carbono. En cuanto a la longitud, variará en función del río donde vayamos a pescar. Si se trata de un río enmarañado, se necesitará que la caña sea corta (de 1,40 a 2,10 m.)

– Carrete: deberá ser, ante todo, rápido, con un ratio de, por lo menos, 5 a 1. También deberá ser ligero y con una capacidad de albergar un mínimo de 150 metros de un hilo de diámetro 0,20 mm. Un tamaño 1000 o 2500 será más que suficiente.

– Hilo: hay que conocer una máxima: cuanto más fino sea el hilo, más fácil será de lanzar. A pesar de eso, debemos tener en cuenta que la disminución del diámetro conlleva una pérdida de resistencia. Por ello teniendo en cuenta el tipo de capturas presentes en la zona seleccionaremos el diámetro más bajo que podamos utilizar sin comprometer la recuperación de la captura. Si optamos por trenzado podemos bajar hasta 0,08 mm sin problemas.

En general debemos pescar lo más ligero que podamos pero sin pasarse. Necesitaremos un punto de rigidez en la caña para clavar con facilidad y sentir en el blank que nuestra cucharilla está girando, pero a la vez una caña blanda y rápida en acción de pesca parabólica o semiparabólica en combate.




CLAVES PARA CONSEGUIR RESULTADOS

Sin duda estamos ante un señuelo bastante fácil de emplear con ciertas garantías, por ello muchos pescadores piensan que una cucharilla simplemente se lanza y se recoge sin más, sin apenas variables a tener en cuenta, ni técnicas o estrategias.

Sin embargo esto no es del todo cierto, a continuación intentamos resumir algunas de las claves más importantes que nos ayudarán a obtener mejores resultados si queremos probar suerte con la cucharilla.

A nivel teórico la técnica de pesca es muy sencilla de describir y consiste en lanzar la cucharilla a un punto determinado del agua, para después recobrarla haciéndola rodar sobre sí misma. Dicho así parece muy sencillo, la complejidad aparece cuando tratamos de colocar la cucharilla en un punto justo y en el momento exacto... Para ayudarle en este objetivo, le comentamos los siguientes puntos:

– La gran mayoría de las picadas se producen cerca del fondo (sobre todo si nuestro objetivo de pesca es la trucha).

– El lance debe adecuarse a la época del año en la que nos encontremos: en invierno, con las aguas más frías, los peces suelen permanecer más pegados al fondo. Con la llegada del buen tiempo y el aumento en la actividad del ecosistema, aumentan las posibilidades de localizar la captura a prácticamente cualquier profundidad.

– Siempre es preferible pescar aguas arriba, lanzando en sentido contrario a la dirección de la corriente. De esta forma, la propia fuerza de la corriente colaborará con nosotros, ayudando para que la cucharilla baje al fondo. Muchos pescadores que empiezan a lanzar su cucharilla siempre lo hacen aguas abajo, ya que la propia acción de la corriente mueve la pala de la cucharilla mejor y es más fácil su manejo. Sin embargo no es lo más efectivo ya que normalmente iremos asustando a los peces aguas abajo además de que la cucharilla, al ser retenida contra corriente suele navegar muy superficialmente.

– Intente recoger siempre un poco más rápido de la velocidad que lleve la corriente. Para comprobar que es así, fíjese en la tensión del hilo: nunca debe estar flojo. Pero a la vez debemos recoger lo más lento posible, a la velocidad mínima a la que las palas giren (recuerde que las palas anchas giran mejor).

– El lance deberá realizarse siempre un poco más arriba del lugar donde intuyamos que pueda encontrarse la pieza, para dar tiempo a que la cucharilla alcance la profundidad adecuada antes de pasar justo por delante de la trucha.

– La recogida deberá llevar siempre un ritmo constante, sin parar en ningún momento, ya que de hacerlo corremos el riesgo de que la cucharilla se hunda y termine enganchándose con cualquier elemento; además si tenemos la suerte de que un pez está siguiendo nuestra cucharilla y paramos su movimiento, de inmediato ser dará cuenta del engaño y perderemos la captura.

De hecho, el éxito de esta técnica depende en gran parte de ser capaz de mantener la correcta velocidad durante la recogida de la cucharilla.

– Si pesca en un río, pruebe suerte en cualquier remanso que se produzca en sus lados.

– Si pesca en un embalse, busque las zonas en las que la profundidad sea máxima. En los embalses conviene probar siempre con lances en “abanico”, esto es: situado el pescador en un punto fijo, irá lanzando varias veces, variando el ángulo de lanzado de cada vez unos 30º.


Fuente: a-alvarez.com

jueves, 16 de julio de 2020

Santa María Magdalena

La Santa María Magdalena fue una fragata de la Marina de guerra española, que naufragó junto con el bergantín Palomo el 2 de noviembre de 1810 en la Ría de Viveiro, Lugo (España). Se estima que mas de 500 personas perdieron la vida esa noche.



El 2 de noviembre de 1810, la playa de Covas, en Lugo, amanecía con centenares de cadáveres sobre su arena. Dos de ellos permanecían fundidos en un abrazo. Se había producido uno de los desastres marítimos más importantes de la historia de Galicia, el hundimiento de la fragata Santa María Magdalena y del bergantín Palomo, ambos navíos pertenecientes a la Armada española. Este trágico acontecimiento trajo consigo un cambio en la navegación de los buques militares españoles.

La Santa María Magdalena, bajo el mando del capitán Blas de Salcedo, había sido construida en 1773 en los Reales Astilleros de Esteiro​ y montaba 38 cañones. El bergantín Palomo, mandado por el teniente de fragata Diego de Quevedo, fue construido en 1793 en el mismo arsenal y montaba 18 cañones.

El buque, que medía 44’2 m de eslora, 13’4 m de manga y 6’7 m de puntal, tenía capacidad para 500 tripulantes.

Participó entre otros hechos, en la captura del lugre corsario inglés Duke of Cornualles cerca del Cabo San Vicente o en el bloqueo a Gibraltar de 1782 (donde estuvo en aprietos al acercarse la escuadra inglesa de reaprovisionamiento). También, cuando los franceses invadieron Ferrol, en 1809, la fragata se encontraba allí fondeada, y el Ministro Mazarredo, parece que consiguió evitar que se izara en ella el pabellón francés.



La ruina económica del país en aquella época, que no era ni más ni menos que los estertores del imperio colonial español, condujo a algunos naufragios propiciados por el mal estado de la flota. En el caso que nos ocupa, por no poder contar con su cargo reglamentario de anclas.

Pero volvamos a los hechos. Los dos buques antes mencionados, formaban parte de la flota hispano-inglesa que, al mando del capitán Joaquín Zarauz, tenía como misión defender la costa cantábrica contra los ataques de los franceses. Completaban la flota el corsario Insurgente Roncalesa, una balandra inglesa y 20 buques de transporte.

Zarpan de La Coruña el 14 de octubre de 1810. Al pasar por Ribadeo se les unen la goleta Liniers y los cañoneros Corzo, Estrago, Gorrión y Sorpresa, así como quince transportes más. En la tarde del día 18, fondean en Gijón para desembarcar al día siguiente las fuerzas del ejército, que atacarían la ciudad asturiana, consiguiendo así que las fuerzas francesas se replegasen. Terminada la acción, se dirigen a Santoña el día 23, justo cuando se declara un viento noroeste muy fuerte. Esto provoca que los buques más grandes echen cabos, mientras que los cuatro cañoneros se hunden, aunque se salvan sus respectivas tripulaciones.

Con la mejora del tiempo y dispersada la flota, se dirigen el día 29 al puerto de Viveiro, en busca de cobijo, la fragata Magdalena, el bergantín Palomo, dos transportes y la fragata inglesa Narcisus. El 2 noviembre se declara un fuerte temporal de componente norte, y esa noche piden auxilio con bengalas y cañonazos. Las dificultades eran especiales para el Magdalena y el Palomo, sobre todo para el primero, que ya había perdido un ancla en Santoña, suceso funesto para cualquier barco. El temporal destrozó el casco del Magdalena y no tardó en irse a pique. El Palomo fue arrastrado por las olas a la playa de Sacido.

 



Del total de la tripulación de la fragata, sólo lograron alcanzar la costa ocho hombres, de los que sobrevivirían tres, y la cifra de muertos se elevó a 480. La práctica totalidad de los muertos fueron arrastrados por el mar a lo largo de esa noche a la playa de Covas. Murieron 70 hombres del Palomo, por lo que la cifra total de fallecidos (550) lo convierten en una de las mayores tragedias marítimas ocurridas en la costa española.

Los cadáveres fueron enterrados por los vecinos en las dunas y los restos de la Magdalena se hundieron en el mar. Todavía en la década de 1970, la Armada rescató el pecio y lo trasladó a Ferrol (en cuyos astilleros habían construido la fragata).

Esta tragedia tuvo una enorme repercusión en toda España. Los dos cadáveres abrazados eran precisamente el capitán Blas Salcedo y su hijo, Blas Salcedo Reguera, guardiamarina. Al parecer, cuando el hijo del comandante se encontraba prácticamente en la orilla oyó la voz de su padre pidiendo ayuda desde la fragata. Entonces, sin pensárselo dos veces, exhausto como estaba, fue a intentar salvarlo. Lamentablemente, ambos murieron en el mar. Posteriormente, este suceso hizo que la Armada prohibiese el embarque de padres e hijos o hermanos en el mismo barco mediante la promulgación de una real orden de las recién creadas Cortes de Cádiz. Esta orden, que parece que sigue vigente, pretende impedir que un marino tome decisiones erróneas basadas en la comprensible preocupación por la situación de sus familiares directos, hecho por otro lado no está certificado que ocurriera en el caso de la Magdalena.

Por increíble que parezca, ambos naufragios cayeron en el olvido, excepto para las gentes de la zona que lo recuerdan cada día al vagar por la playa. La Magdalena se convirtió en el pecio más conocido de la Ría de Viveiro. Una zona ahora resguardada (gracias al nuevo puerto) a poca profundidad y fácil de bucear incluso por los menos expertos.

A finales del Siglo XIX, una empresa extranjera, realizó varios trabajos en la zona. Descubrieron uno de los cañones que portaba la embarcación (el más pequeño). Con dicha pieza y un ancla, se levantó en 1934 un sencillo monumento a los náufragos de aquella noche. Su placa reza: “A los 550 náufragos del bergantín Palomo y de la fragata Magdalena sucumbidos en esta playa el 2 de noviembre de 1810”. En 1951 un pescador de Covas redescubrió el pecio. En 1976, la Armada española rescató parte del naufragio de la Magdalena, y con el material recuperado creó el Museo Naval de Ferrol. En la actualidad las piezas de la fragata recuperadas ocupan la mayor parte de la exposición gracias a su buen estado de conservación.



Además, cuenta la leyenda que, si se pasea por la playa de Covas la noche de todos los Santos, fecha en la que ocurrió el naufragio, aún hoy se puede llegar oír el grito del guardiamarina: «Padre aguanta, voy a salvarte» y las gentes de mar de esa zona aseguran que algunas noches entre el 1 y 2 de noviembre, casi al alba, entre las olas puede llegar a aparecer un joven con el uniforme de catorce botones de los guardiamarinas, adentrándose en la mar en dirección a los Castelos, para intentar ayudar a un comandante que estaba intentando alcanzar la orilla.



miércoles, 15 de julio de 2020

La pesca gallega denuncia la situación «agónica» del salmón






Apenas unos meses desde que levantarse la prohibición de pescar, las expectativas no son nada halagüeñas. «El peor año de mi vida como pescador», se lamenta Antonio Cotos, exsecretario de la Federación Galega de Pesca. A pesar de que la campaña comenzó con dos meses de retraso a causa de la crisis del covid-19, los resultados no mejoran y ya suman varias campañas en las que la pesca del salmón se ha convertido en un premio harto complicado.

Pese a las abundantes lluvias y los meses sin pescar -aspectos que podían beneficiar una mejoría de la situación en la vuelta a los ríos-, la falta de caudal y la ausencia de repoblación son los principales motivos de la escasez, según los pescadores. «En ríos como el Eo, con un gran potencial durante muchos años, no sabemos por qué se ha perdido. El Masma va también muy seco y el salmón necesita mucha agua», reconoce Pepe Casal, presidente de las Sociedades Gallegas de Pesca, y subraya que «la gestión de los cotos no se ha hecho bien, se ha aumentado el número y se han eliminado otros que funcionaban». «El salmón vive una situación agónica desde hace años. Los ríos están dejados de la mano de Dios por la Xunta. Ni se repueblan ni se limpian. El dinero que ingresamos los pescadores no revierte sobre nosotros. Los ríos están solos», recalca el pescador José Manuel Duro.

El colectivo señala también al poco caudal de los ríos como uno de los motivos para la falta de salmón. «Va agazapado y no remonta, y los que se ven tienen muy poco peso. No son como los de antes. Nunca vi el Mandeo tan seco como este año», explica Antonio Cotos, cuyos malos resultados le hacen plantearse abandonar su mayor afición: «Voy a tener que retirarme de la pesca».
Parecida situación vive el reo. «La caída de capturas ha sido dramática. En el Eume se pescan con los dedos de las manos, al igual que en el Xuvia. Y ahora nada. Hace años allí se cogían a manadas», insiste Duro.

Las cifras del fin de semana han puesto los dientes largos a los pescadores gallegos, y han evidenciado que los problemas de la pesca fluvial persisten. Los mas del millar de salmones capturados en Asturias frente a los 78 de Galicia no hacen más que ahondar en la problemática que vive la comunidad frente al territorio vecino. «En Asturias la gestión de las soluciones se ha hecho muy bien y aquí no ha sido así», afirma Pepe Casal.

Otra queja compartida: «Los ríos están selváticos, no hay por dónde andar»Los meses de confinamiento han pasado factura a los accesos a los ríos. «En el Sinde hubo tramos en los que tuvimos que acceder a gatas. Para pescar el salmón hay que usar cañas grandes, pero para pasar por esos sitios solo podíamos llevar cañas pequeñas», añade Pepe Casal a la problemática de la escasez de capturas.

«El río está selvático, no hay por dónde andar y esto implica también que los movimientos para pescar se limitan y no permiten realizar la actividad igual», razona Antonio Cotos sobre el caso del Mandeo.Falta de caudalAl efecto de la naturaleza, los pescadores añaden la falta de caudal. Sobre todo en ríos que dependen de presas. «El caudal ecológico debería ser revisado con mayor frecuencia. 

Ahora es insuficiente y eso va perjudicar la recuperación del río», afirma David Arcay, miembro del club Salmo. Y añade que el parón de muchas industrias durante el estado de alarma redujo la contaminación. «En el Sar ahora el agua baja cristalina y antes no era así. Esto debe servirnos para darnos cuenta de que algo estamos haciendo mal. En Galicia tenemos un potencial que no sabemos cuidar; si se hiciese esto sería un paraíso para la pesca», recalca.

La trucha es la que da algunas alegrías a los pescadores. A pesar de comenzar la temporada con dos meses de retraso, los pescadores dan por bueno el resultado. «Esta siendo uno de mis mejores años», asegura Miguel González Penide, miembro de la Sociedad Río Mandeo.A pesar de que los ríos van con menos agua, lo que influye negativamente en la recompensa, en apenas un par de horas suelen cumplir con el cupo de ocho capturas en zonas libres y cuatro en cotos privados. «Los cupos son pequeños y en una hora ya me tuve que volver a casa porque ya no podía pescar más», admite Roberto Martínez, de la Sociedad Val de Lemos. «Las truchas son unas supervivientes, aunque el río tenga malas condiciones. Nos están sorprendiendo por la gran cantidad que hay», destaca David Arcay.



Fuente: La Voz de Galicia

El Mandeo da su segundo salmón de la temporada





Javier Pérez Rivas, socio de la asociación de pescadores del Mandeo pescó a las siete de la mañana el segundo salmón de la temporada. El ejemplar pesó 3,5 kilos y midió 72 cms y fue pescado a cebo en el pozo de Felpete.


Fuente: La Opinión Coruña

Lubina y sargo desbordan la lonja de Santa Uxía





No es la primera vez que un cargamento de lubina inunda la lonja de Ribeira, pero es un hecho tan excepcional que siempre llama la atención. Responsables de la rula explicaron que, de producirse, suele ser en esta época del año y, precisamente, eso es lo que aconteció tanto la tarde del miércoles como la de ayer, en las que se subastaron un total de 7.929 kilos de esta especie. La primera jornada también llegó una buena cantidad de sargo, nada menos que 1.443 kilos, con lo que entre ambas desbordaron el recinto de subastas.

Desde que el coronavirus hizo acto de presencia, la puja de las seis y media de la tarde -que atrae a cientos de compradores de los más diversos lugares por la gran cantidad de especies que pueden encontrarse- se lleva a cabo en las tres salas disponibles. Sin embargo, la llegada de tan importante cantidad de lubina hizo necesario dedicarle un espacio en exclusiva y concentrar las restantes variedades en las otras dos dependencias.Una parte, para A CoruñaRealmente, la cantidad de lubina desembarcada el miércoles en Ribeira fue mayor, pero quienes la capturaron decidieron venderla en la rula de A Coruña.

El pescado lo cogieron 17 embarcaciones, aunque fueron dos cerqueros pequeños los artífices de que la cantidad de kilogramos fuera tan abultada. También fueron muy meritorias las capturas de otro par de barcos, aunque se quedaron a una amplia distancia.En cuanto a la jornada de ayer, los kilos vendidos en el recinto ribeirense ascendieron a 3.600 y el grueso procedían de una única embarcación.Al parecer, es en la zona de Corrubedo donde está apareciendo este gran banco de lubina. Aunque son muchos los barcos que andan en su búsqueda, por lo que parece son escasos los que han conseguido tener éxito.

La lubina es una especie bien cotizada y la aparición de una cantidad excesiva puede motivar que los precios caigan en picado. No sucedió así en esta ocasión, por lo que las embarcaciones que tuvieron la fortuna de traerla a tierra se vieron recompensadas por partida doble.En la subasta que tuvo lugar el miércoles, el pescado alcanzó los 16 euros. La cotización máxima no es muy alta para un pescado de esta categoría, pero a la hora de analizar su valor resulta más esclarecedor conocer el precio medio, que estuvo en los 13 euros.

Fuentes de la lonja de Ribeira precisaron que no hubo ninguna parada por debajo de los diez euros, cuando en otras ocasiones en las que este pescado llegó en tanta cantidad como ahora hubo partidas que se pagaron solamente a tres euros.En cuanto al sargo, el valor máximo estuvo en los 13 euros. En este caso, la cotización media de la especie se sitúo casi en la mitad, seis euros. Ambas especies tuvieron una amplia salida entre los compradores.


Fuente: La Voz de Galicia

Dos barcos de Portosín pescan 10 toneladas de lubina en un día






Dos barcos cerqueros con base en Portosín llegaron ayer al puerto con cerca de 10.000 kilos de lubina, conocido en la zona como róbalo, un pescado blanco muy apreciado que se destina a su venta como producto fresco. Además, otras tres embarcaciones pudieron desembarcar en otros puertos otros tantos kilos, según informaron desde la cofradía de pescadores.

Estas diez toneladas de pescado se puede considerar que es una de las más grandes obtenidas por dos embarcaciones en un sólo día y en lo que llevamos de año, según las mismas fuentes del pósito. A primeras horas de la mañana, los dos barcos de cerco entraron en el puerto. Pesaron la captura y pusieron el producto de camino para la lonja. Allí, el subastero comenzó la puja de las lubinas que se cotizaron entre los 18 euros, que alcanzó de máximo el kilo de las piezas de mayor tamaño, y los ocho euros, de las más pequeñas.


Fuente: elcorreogallego

Capturado el primer salmón en el coto de Chelo en el Mandeo





Rubén Golpe Mondragón, vecino de Carballo, pescó el primer salmón de la temporada del coto de Chelo este sábado por la mañana. 

El ejemplar fue capturado en la zona de la piscina del Mandeo. 

El primer salmón del 2020 de este río pesó 4,1 kilos y mide 72 centímetros.


Fuente: La Voz de Galicia