martes, 21 de febrero de 2012

Congrio de 33 kilos en Oia


Padre e hijo tuvieron que emplearse a fondo para poder llevar el pez a la cámara del restaurante, donde permaneció hasta ayer

Baiona 28, Oia 33. Un joven de este último municipio acaba de superar el récord comarcal de pesca de congrio que el 19 de enero batía el equipo baionés integrado por Campio y Javier Fernández, padre e hijo, al capturar un ejemplar de 28 kilos de peso y 2,20 metros de longitud en el espigón de la villa. A 19 también, pero de febrero y esta vez a 8 metros bajo el mar, Alejandro Pombal Portela disparaba el tiro certero con el que le arrebató el título a sus vecinos.

Alejandro Pombal Portela, de 24 años y residente en la parroquia de Viladesuso, tiene dos pasiones: la pesca deportiva submarina y las setas. A ninguna se dedica profesionalmente así que solo las puede disfrutar en su tiempo libre. Pero a tenor de sus últimas capturas, podría vivir de sus aficiones. Además su familia es propietaria del conocido restaurante La Colegiata, en pleno corazón del conjunto histórico de Baiona. La experiencia de Agustín Pombal, avala los cálculos que ayer apuntaba: «Si se prepara en fideuá, que es lo más popular, tranquilamente daría para entre 80 y 100 comensales». No va a haber festín de congrio. Al menos en La Colegiata porque la pieza, de 2,11 metros de largo. Porque en longitud le aventaja y- por 9 centímetros- el de Baiona; será vendido esta mañana en Vigo.

El traslado del monumental ejemplar fue también insólito. Alejandro Pombal, llegó solo con su presa hasta el Puntal de Canido, tras recorrer el medio kilómetro que le separaba de la costa y, desde allí pudo telefonear a un amigo para que le ayudase a cargar con el animal. La descarga, quince minutos después, tampoco estuvo exenta de expectación. Tanto los comensales que había en ese momento en el establecimiento como los que pasaban por la zona disfrutaron de la inédita captura. Y así, hasta medio centenar de personas desfilaron por la cámara del establecimiento durante toda la jornada hasta que ayer tocó la despedida al mediodía, explicó Agustín Pombal.

El padre de Alejandro no le acompaña en sus salidas submarinas pero es el culpable de que la madre sufra largos fines de semana y de esperas. «A él siempre le gustó el mar y a mí, la pesca submarina así que le compré un traje cuando tenía unos dieciséis años, fue una locura», recuerda el padre. Tanto es que a Alejandro le falta tiempo para cultivar sus aficiones. Ya habían trascendido las degustaciones de setas recogidas en los montes de las comarca miñorana y miñota; en otras ocasiones, las lubinas o sargos capturadas bajo el mar.

Pero «nunca había conseguido un bicharraco así; es impresionante», comentaban todos los que se acercaban ayer a ver en directo al temido depredador solitario.

El precio y destino de la pieza son aún una incógnita. Pero, de antemano y según las últimas cotizaciones, que oscilan entre los cuatro y cinco euros por kilo, el ejemplar superará los 170 euros esta mañana en el mercado vigués.

Pero el valor de la captura es mucho mayor que el precio. No solo por la excepcionalidad del ejemplar sino por la pericia del joven. «Fue un tiro tan certero que lo dejó paralizado en el momento; le debió partir la columna vertebral y el animal quedó inmovilizado», explican sus compañeros de fatigas.

Como ese día no se preveía bueno para la pesca, Alejandro decidió ir en busca de congrio. A toro pasado al menos, asegura: «No pasé miedo, aunque sí respeto». Y es que el chico tuvo que rematarlo con el cuchillo en un último cara a cara. Sobre cómo llegó hasta él recuerda que «busqué en una de las rocas y no había nada; en la segunda me topé con este, le disparé, subí, y ya vi cómo asomaba la cola por detrás de la cueva; me di cuenta de que era grande pero luego fue de impacto».

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