sábado, 18 de agosto de 2018

Inventan una máquina que puede acabar con el anisakis en los pescados




Uno de cada tres pescados que se venden en España está infestado por el parásito anisakis, según la Agencia Española de Consumo y Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) que, en el caso de la merluza, eleva la tasa al 90% de las capturas. Para evitar la alarma, muchos pescaderos ya retiran la parte contaminada, principalmente la zona de las ijadas, y la descuentan de la factura, al tiempo que nos recuerdan que eliminar el riesgo es sencillo: basta por cocinarlo (más de 60º durante un mínimo de 15 minutos) o congelarlo previamente (al menos 24 horas) para que desaparezca completamente el parásito. Aún así, sospechar que el dichoso gusanillo, aunque sea muerto, permanece enroscado en las partes nobles de nuestra merluza a la koskera puede acabar aguándonos el festín.

Un estudio publicado recientemente en la revista científica Nature apunta a España como el país europeo con mayor incidencia de los casos de intoxicación por anisakis, situación que no parece vaya a revertirse a corto plazo: la carga parasitaria en las capturas es cada vez mayor, hasta el punto de que, en muchos casos, la presencia de las larvas es tan abundante en la zona de la cabeza que han pasado a colonizar la masa muscular del pescado. Anisakis ha habido siempre pero, ¿por qué en los últimos años está creciendo de forma exponencial? La explicación hay que buscarla a bordo de los buques pesqueros que evisceran los pescados en alta mar, como paso previo a su congelación o refrigeración. Los restos, contaminados, se tiran por la borda y son ingeridos por otros peces, lo que acelera por la vía rápida la cadena de contagio.

Diversos estudios han puesto de acuerdo a la comunidad científica al concluir que el desproporcionado incremento en los valores de parasitación de los pescados que llegan a nuestras pescaderías está relacionado con la «sobrexplotación» en los caladeros del nordeste atlántico: las capturas aumentan y cada vez son más los restos infestados de anisakis que regresan al mar, multiplicando los contagios e incluso extendiendo la contaminación a especies que nunca hasta ahora habían servido de alojamiento al parásito. La única manera de romper con este círculo vicioso sería acabar con la práctica de tirar al mar las vísceras contaminadas, algo hoy en día improbable.

Tras más de una década de investigaciones, una empresa gallega ha dado con una solución que no obligaría a la flota a guardar a bordo ingentes cantidades de desechos contaminados de anisakis. En colaboración con el CSIC, expertos de Marexi, firma fabricante de equipos radicada en Vigo, han desarrollado una máquina que permite tratar en los propios buques las vísceras hasta eliminar cualquier resto del parásito antes de devolverlas al mar. Se trata de una tecnología innovadora que, mediante un proceso de microondas, es capaz de destruir completamente la carga parasitaria.

«Después de probar muchos prototipos, instalados y testados en distintos barcos durante distintas campañas, ya disponemos de un equipo comercial que cuenta con el aval del CSIC y está homologado por las autoridades europeas», se felicita Iñaki Miniño director de Marexi, un biólogo y científico marino que es, junto al tecnólogo Joaquín Gracia, alma máter del proyecto. En la actualidad, dos barcos de la flota gallega y uno de la irlandesa ya faenan en el Gran Sol con una de estas máquinas a bordo. El modelo, que cuenta con tres variaciones en función del tipo de embarcación en la que vaya a ser instalado (de cerco, arrastre o palangre), ha sido desarrollado con financiación de la Xunta gallega través del Fondo Europeo Marítimo y de Pesca.

Los resultados son «muy satisfactorios». Los test realizados hasta la fecha han demostrado que estos equipos son capaces de «inertizar al 100% las vísceras con anisakis, hasta hacerlas completamente inofensivas». «Si se generalizase su uso en toda la flota, los resultados en las capturas podrían observarse a muy corto plazo», considera Miniño.

El funcionamiento del Tedepad es completamente automático. Su instalación a bordo no requiere de importantes modificaciones, ya que se intercala directamente en las tuberías de extracción de residuos. Armadores de la flota de Ondarroa, que asistieron recientemente a una presentación del Tedepad, se han mostrado muy interesados por este sistema; el problema es que para que esta tecnología resulte eficaz sería necesaria su implantación a gran escala. «O se instala de manera masiva o el objetivo de eliminar el anisakis quedará en manos de armadores con verdadera conciencia del problema».

Porque, como reconoce Miniño, el hándicap es el precio: dotar a cada barco de esta tecnología rondaría los 30.000 euros. Una cuantiosa inversión que, a su juicio, debería ser subvencionada por las instituciones públicas, «las primeras interesadas en acabar con un grave problema que puede considerarse ya de salud pública», señala Miniño. En este sentido, recuerda que los fondos europeos a la pesca están paralizados y no llegan a la flota por cuestiones meramente burocráticas. «Hay una partida de 100 millones para ayuda de las que solo se ha ejecutado un 14%», apunta.

El Ministerio de Sanidad ha puesto en marcha una campaña para informar a la ciudadanía de forma «veraz» y «contrastada» de todas las pautas que debe seguir para consumir pescado de forma segura y evitar el parásito anisakis. La iniciativa distribuirá 382.000 trípticos y 11.000 carteles informativos que se podrán encontrar en los puntos de venta de pescado, además de un vídeo didáctico, con un claro mensaje: «Comer pescado es seguro y saludable, la anisakiasis es fácil de evitar».

«Si el pescado se cocina, no hay problema, la gente tiene que saberlo, porque muchos piensan que tienen que congelar todo el pescado cuando realmente el cocinado, bien sea cocción, en plancha, fritura u horno es suficiente, siempre que no se deje crudo», ha señalado el subdirector general de Promoción de la Seguridad Alimentaria de la Aecosan, Victorio Teruel,

En el caso de que de se vaya a consumir el pescado crudo o con una preparación que no baste para matar al parásito, entonces sí hay que congelarlo y la recomendación de la Aecosan es que se haga en un frigorífico de tres o más estrellas que consiga una temperatura de menos 20 grados o inferior.


Fuente: elcorreo.com

lunes, 6 de agosto de 2018

Guían en Ximonde un reo muy "raro"





El silledense Ramón Insua capturó en el río Ulla un ejemplar que fue dado como reo macho de 3,5 kilogramos de peso y de 66 centímetros de longitud durante una jornada de pesca en el coto de Ximonde de la parroquia estradense de Paradela.
Juzguen vds. si es reo o trucha.


Fuente: Faro de Vigo

El anisakis infunde pavor entre los consumidores





Una semana después de que armadores, marineros, comercializadores y placeros lanzasen su grito de socorro al Ministerio de Agricultura y Pesca para que contrarrestase institucionalmente de forma contundente la campaña de desprestigio contra la merluza, e indirectamente contra todo el pescado fresco, Madrid sigue guardando silencio. Parece no haber nadie en los despachos que dirige Luis Planas. Y sucede que, mientras tanto, el consumidor sigue comprando menos, para desesperación de todo el sector, guiado por el pánico a ingerir anisakis tras la recomendación lanzada a mediados de julio por las autoridades sanitarias de ampliar de tres a cinco días el tiempo de congelación del pescado. La alarma sigue activa. Los precios de la merluza en lonja no se recuperan, aunque ha habido algunos días que sí han repuntado levemente, y las pescaderas se las ven y se las desean para vender. 

Lo dice de forma irónica Ángela Barrán, placera en el mercado de San Agustín, en A Coruña: «No sé a quién tengo que darle las gracias por cargarse la campaña de verano». Denuncia que hasta sus clientes habituales, los más entendidos, se han contagiado del miedo al anisakis. Se acercan temerosos, mirando de reojo no solo a la merluza que expone Ángela en su puesto de Mariscos Dory, sino a todos sus semejantes.

Las ventas han bajado desde mediados de julio, cuando saltó la polémica, y todavía no se han recuperado. Y, lo peor, aclara Barrán, es que el bache está contagiando a todo el mercado, no solo a los puestos de pescado, porque se acercan menos compradores. Ángela tiene merluza a la venta, pero ha tenido que ponerla casi de saldo para conseguir venderla, y además compra menos cantidad en la lonja para que no le sobre: «Hace un año, el kilo se cotizaba a 15 euros; ahora, a 10». 

«No entiendo qué ha pasado, el anisakis ha existido siempre, pero salvo que se coma el pescado fresco crudo, no hay peligro», reivindica la vendedora coruñesa. Las recomendaciones que lanzan las placeras a los clientes que se acercan a preguntar son las de toda la vida: cocinar el pescado, y, si se quiere comer crudo, congelarlo antes durante 72 horas y a -20 grados en un frigorífico adecuado. Tres semanas después de que estallase la alarma social, totalmente infundada y generada artificialmente a ojos del sector, tampoco levantan cabeza armadores, marineros y las lonjas, donde se mantiene la depreciación del pescado.




Fuente: La Voz de Galicia

viernes, 3 de agosto de 2018

Amplían análisis en el Tambre por la turbidez del agua y la muerte de peces





Las aguas del Tambre presentan unos niveles normales, según las muestras recogidas por el Ayuntamiento de Ames en la playa fluvial de Tapia, pero mantendrá la recomendación de evitar el baño hasta que lleguen al Concello los resultados de las analíticas que encargó a la empresa Espina e Delfín y los de los servicios de Sanidade de la Xunta. Estos análisis más detallados incluyen parámetros que no se conocen en las pruebas instantáneas que se realizan in situ en la playa fluvial, explicó el concejal de Medio Ambiente de Ames, Blas García. Las analíticas detalladas fueron solicitadas con carácter de urgencia para poder levantar las restricciones lo antes posible, siempre que las aguas no estén contaminadas. El gobierno local amiense espera tener los resultados definitivos hoy o mañana.

La alerta saltó al detectarse la presencia de peces muertos y moribundos con heridas tanto en Tapia como en otros puntos del río, en Ponte Alvar (Trazo). Algo similar había ocurrido hace quince días, y motivó la denuncia pública de los vecinos de la zona de Ponte Alvar. Estos señalaron que se realizaron inspecciones con resultado negativo.El alcalde de Ames, José Miñones, indicó que los resultados de los análisis no detallados del fin de semana daban un PH del agua muy bajo, y también los niveles de oxígeno eran menores de lo normal. Con solo estos datos se podría justificar la mortandad de peces, de acuerdo con el regidor. Aun así, ante estos resultados, se optó por prevenir prohibiendo el baño y pedir análisis más completos. En la recogida de muestras de ayer, el PH estaba ya dentro de parámetros normales, pero aún era bajo; y el oxígeno también tenía resultados aceptables. Miñones explicó que todo apunta a que el problema podría no ser consecuencia de un vertido, sino de otro fenómeno que suele ocurrir cuando se producen alzas bruscas de la temperatura o debido a la lluvia ácida, que se produce con las altas temperaturas.

También los responsables técnicos del Concello de Santiago realizaron análisis del agua del Tambre en las playas fluviales de Chaián y en el Refugio, y los resultados tampoco arrojan contaminación, por lo que no se prohibirá el uso de la zona de baño. Asimismo se realizaron comprobaciones en la planta potabilizadora del Tambre, con igual resultado. Donde se mantiene la preocupación es en Ponte Alvar (Trazo). Según pescadores que frecuentan esa zona, se volvieron a encontrar truchas y escalos muertos. Ante esta situación, alertaron a Protección Civil por temor a que se trate de vertidos incontrolados al río de Tambre. 

Por su parte, la plataforma vecinal contra el vertedero de Miramontes, en Santiago, reclamó «unha investigación rápida e eficaz» y aseguró que el 22 de junio aparecieron en Ponte Alvar «gran cantidade de peixes mortos» y el río «presentaba unha tonaliade moi escura, con escuma e desprendía mal cheiro». La bandera roja que advertía del peligro y de la prohibición del baño en la playa de Tapia no estaba colocada ayer por la mañana en el recinto. Esta circunstancia, y el hecho de que tampoco hubiera carteles informativos recomendando no bañarse en el río, hizo que algunos vecinos que acudieron a primeras horas de la mañana se dieran un chapuzón en el Tambre.

Un grupo de vecinos, entre los que había varios niños, se quejaron del hecho de que faltara información y apuntaron que un operario del Concello les avisó del problema cuando vieron a los niños bañarse. A otra pareja, con un bebé, también les indicaron que tiraran el agua de la pequeña piscina de plástico que habían preparado para el pequeño, y aseguraron que tampoco sabían que la playa tenía problemas. Muy cerca de ellos, un hombre hacía oídos sordos a las recomendaciones y se daba un largo chapuzón en el río. Según informó el concejal amiense de Medio Ambiente, Blas García, la bandera se iza solo en los horarios en los que están los socorristas de la playa, porque no puede dejarse durante toda la noche. El servicio de socorrismo está en la playa de 11 a 21 horas durante los fines de semana; y de lunes a viernes, solo entre las 15 y 21 horas. En este horario, los socorristas se encargan de colocar la bandera en el mástil, pero se retira fuera de ese margen para evitar su sustracción. El edil indicó que se estaban preparando unos carteles para colocar en la playa fluvial. Aun así, insistió en que el Concello de Ames recomienda no usar las zonas de playa hasta que se tengan todos los resultados de las analíticas de las aguas.



Fuente: La Voz de Galicia

Vecinos recogen chapapote y peces del río Catasol





El río Catasol, un afluente del río Furelos de Melide, se convirtió hace diez años en una versión a pequeña escala del desastre del Prestige. Tal día como hoy vecinos y pescadores empezaban a recoger chapapote y peces muertos del río. Siete toneladas de alquitrán sedimentaron en un tramo de cuatro kilómetros del cauce a causa de un accidente.

Los que conocían el río avisaban de que el ecosistema tardaría años en recuperarse, porque el vertido iba a diezmar la vida vegetal, lo que provocaría que las truchas que lo traspasasen para desovar muriesen sin remedio. «A troita que naceu no río este ano está toda morta», se lamentaba la Asociación de Troiteiros Río Furelos, que apoyó en las labores de limpieza.



Fuente: La Voz de Galicia