martes, 15 de septiembre de 2020

Fraude generalizado en el etiquetado de zamburiñas

 

Zamburiña, vieira del pacífico y volandeira


El rumor sobre si cuando en Asturias se pedían zamburiñas a la boca llegaba otro molusco ya no es solo rumor. Ahora hay un estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Oviedo, que ha demostrado la existencia de un fraude generalizado en la comercialización de este preciado manjar en el Principado, dado que el 49 por ciento de las 148 muestras analizadas estaban mal etiquetadas, en su mayor parte debido a la sustitución de la especie por otra diferente, que en la mayoría de los casos se trata de volandeiras.

La investigación, publicada en la revista científica 'Food Control', revela además que el análisis de los platos de veinte restaurantes que ofrecían zamburiñas constató que este hecho se daba en todos los casos, ya que lo que se ofrecía finalmente en el plano era la vieira del Pacífico (Argopecten purpuratus), una especie producida por acuicultura, congelada y nativa de las costas de Perú y Chile.

Este estudio supone la primera evaluación de los niveles de fraude en estas especies con muestras, que también han procedido a analizar doce supermercados y pequeños comercios que ofrecen pectínidos presentados como productos frescos, congelados y enlatados, así como en 18 restaurantes que ofrecen zamburiñas en Asturias y dos restaurantes de otras provincias.

En la investigación se realizaron identificaciones taxonómicas y genéticas de las muestras, utilizando fragmentos parciales de ARNr del gen 16S mitocondrial. Según los investigadores, aunque las sustituciones pueden no ser notables desde el punto de vista nutricional, las implicaciones económicas, y hasta sanitarias, pueden ser significativas.

 

Fuente: elcomercio.es

O Audaz captura un rodaballo de trece kilos

 



El barco pesquero con base en Bueu, O Audaz, capturó un rodaballo de trece kilos y medio, un tamaño de los más grandes que se ha visto en las lonjas de la ría en bastante tiempo y que suscitó en seguida el interés de los compradores. El patrón de O Audaz, Pedro Otero, explicó que el enorme pescado fue para el restaurante Avenida. Este pescado de gran tamaño se pescó con miños a unos cincuenta metros de profundidad en el entorno de la isla de Ons. Otero indicó que este rodaballo es el más grande que recuerda haber pescado en su barco. «No inverno viñeros no aparello algúns de oito ou nove quilos, pero non tan grandes», indicó el patrón de O Audaz.

La entrada de la ría de Pontevedra y el entorno de las islas de Ons y Onza son uno de los caladeros más ricos de las Rías Baixas. Los barcos de la comarca están acostumbrados a encontrarse, cada cierto tiempo, con especímenes de gran tamaño, que se subastan en las lonjas de Bueu y Portonovo, y por las que pujan los compradores sabedores de la excelente calidad del producto.

Este mismo verano, por ejemplo, otro barco pesquero, el Playa de Sanxenxo capturó otro rodaballo a unas seis millas de Ons y 104 metros de profundidad. Ese ejemplar se pesó, una vez llegado barco a puerto, y la balanza reflejó ocho kilos y medio. En esa ocasión, el pescado se vendió para un restaurante de la parroquia sanxenxina de Noalla.

 

Fuente: La Voz de Galicia

jueves, 13 de agosto de 2020

Capturado en Ons un rodaballo de 8,5 kilos

 


Ocho kilos y medio pesó un rodaballo que el pesquero Playa de Sanxenxo, con base en el puerto del mismo nombre, capturó por fuera de Ons. El ejemplar llama la atención sobre todo si se compara con uno de los de tamaño habitual en lonjas y mercados. 

Según explicó el patrón del Playa de Sanxenxo, Sauro Martínez, este extraordinario rodaballo se vendió al restaurante El Rincón de Roberto, ubicado en la parroquia de Noalla, y se facturó a través de la lonja de Portonovo.

Martínez explicó que cogieron a este enorme ejemplar a 104 metros de profundidad, a unas seis millas y medio de la isla de Ons.

 

Fuente: La Voz de Galicia

Así es el primer salmón transgénico que se podrá comprar en el 'súper'





En unos meses se venderán en EE. UU. los primeros salmones transgénicos para consumo, producidos en piscifactorías de la empresa AquaBounty en Indiana. Una noticia que pasará inadvertida, soterrada por toda la infodemia relacionada con la Covid-19. Sin embargo, es un anuncio que la comunidad biotecnológica lleva esperando 31 años.

Imagine que tiene una idea para aumentar el ritmo de crecimiento de los salmones en las piscifactorías. Estas producen anualmente 2,5 millones de toneladas de salmón y los principales productores son Noruega, Chile, Reino Unido y Canadá. En general, las piscifactorías son responsables de producir más del 50 % de todo el pescado que consumimos.

Imagine que se le ocurre esa idea genial para, mediante una sencilla modificación genética, duplicar la tasa de crecimiento del salmón y conseguir que llegue al tamaño de comercialización en la mitad de tiempo (18 meses frente 36), consumiendo menos recursos.
  
Imagine que hace todas las pruebas imaginables, durante más de 20 años, para demostrar que la única diferencia existente entre el salmón transgénico y el no transgénico es precisamente eso: su ritmo de crecimiento. No existen diferencias organolépticas (sabor, textura) ni variaciones en la composición de la carne, ni existe ningún problema a la hora de consumirlo.

Imagine que también realiza todas las pruebas en cuanto a bioseguridad. Que confirma que la producción es sostenible y segura para el medio ambiente, y garantiza más allá de lo razonable que es prácticamente imposible cualquier escape. Esto se logra mediante la introducción de múltiples barreras geográficas (piscifactorías en tierra, alejadas del mar y de cualquier río o lago), físicas (medidas redundantes de seguridad y múltiples barreras para acceder a las instalaciones), reproductivas (solo produces hembras, no produces machos) y genéticas (los animales son estériles).

Incluso en el supuesto de que hubiera algún escape, los estudios realizados y la propia FDA indican que no habría un impacto significativo en el medio ambiente.

Imagine que finalmente consigue la autorización oficial para producir y vender estos salmones transgénicos.

Ahora imagine que todo esto empezó en 1989 y que la empresa ha tenido que esperar 31 años para poder llevar su producto biotecnológico a la mesa del consumidor en Estados Unidos de América.

¿Qué empresa es capaz de esperar 30 años sin poder colocar su producto en el mercado? ¿Cuántas rondas de inversores tendrá que haber organizado para mantener viva la confianza y contener la impaciencia de los sucesivos consejos de administración? Esto ha sido lo que ha tenido que afrontar AquAbounty.

En Europa, con regulaciones y decisiones habitualmente contrarias a los avances biotecnologicos, todavía estamos mucho más lejos de lograrlo. Tendremos que contentarnos con leer estas noticias en los periódicos y esperar a poder realizar algún viaje a EE. UU. para degustar el primer animal transgénico autorizado por la FDA, apto y seguro para el consumo. Muy posiblemente el alimento más seguro y el que ha sido más analizado y supervisado de todos los que llegan a nuestras mesas.

Esta es la historia de una idea que tardó 31 años en convertirse en realidad. La historia de los salmones transgénicos (que tienen ahora el nombre comercial de AquAdvantage) se remonta a 1989. Fue entonces cuando nacieron los primeros ejemplares mediante una construcción génica muy ingeniosa, all fish (todo pez). Esto quiere decir que todos sus elementos genéticos provenían de peces similares, sin la inclusión de segmentos de otros animales no relacionados.

La publicación de estos resultados no tendría lugar hasta 1992, hace 28 años. Los investigadores reportaron aumentos muy significativos en las tasas de crecimiento, entre 2 y 13 veces más de lo normal. La autorización para su producción para consumo no llegó hasta noviembre de 2015.

En primer lugar, se obtuvo el promotor del gen que codifica la proteína anticongelante (AFP) de un pez bentónico del océano Atlántico llamado Macrozoarces americanus. Este promotor dirigía la expresión de un cDNA (copia completa del ARN de un gen convertida a ADN gracias a la transcriptasa inversa) del gen que codifica la horma del crecimiento del salmón del Pacífico (Oncorhynchus tshawytscha). Finalmente, esta contrucción génica incluía un terminador transcripcional igualmente derivado del Macrozoarces americanus.

El gen de la proteína anticongelante AFP se activa con el frío y permite a estos peces sobrevivir en aguas gélidas, por debajo de la temperatura de congelación. Actúa como un anticongelante natural para estos animales. Aquí se aprovechan solo los elementos reguladores del gen AFP para que activen la expresión del gen de la hormona de crecimiento del salmón del pacífico cuando hace frío.

La idea es aprovechar este truco genético para mantener un aporte constante de hormona del crecimiento durante todo el año. En general, el salmón atlántico solamente crece en los meses cálidos de primavera y verano, cuando activa su propio gen de la hormona del crecimiento. Pero en otoño e invierno este gen se desactiva y el animal deja de crecer. Con este transgén, se activa la producción de esta segunda fuente de hormona del crecimiento durante los meses fríos.

Así se consigue que, durante todo el año, exista suficiente hormona del crecimiento para permitir un aumento de tamaño sostenido. Esto reduce el tiempo necesario para alcanzar el tamaño comercial de 36 a 18 meses, la mitad del tiempo, con menos costes de alimentación (un 25 % de lo que costaría alimentar a los salmones no transgénicos).

Naturalmente, estos salmones han tenido que hacer frente a campañas difamatorias terribles que tildaban a estos animales de "frankenfish". La FDA recibió más de 1,8 millones de cartas oponiéndose a su aprobación, que finalmente ocurrió en noviembre de 2015.

Los políticos fueron influidos, por ejemplo, por los productores de salmón en piscifactorías tradicionales de Alaska. Estos vieron amenazado su modelo de negocio por una empresa que sería capaz de poner en el mercado salmones en la mitad de tiempo y con un ahorro considerable de los costes de producción.

También se han vertido muchas mentiras con la intención de influir negativamente en la opinión de la sociedad americana, frente a iniciativas que desmienten tales temores y riesgos con evidencias científicas y datos que corroboran la seguridad, para los consumidores y para el medio ambiente, de la producción de estos salmones transgénicos. La FDA puso fin a estos debates en noviembre de 2015, concluyendo que estos salmones transgénicos son totalmente seguros para ser consumidos.

Tras aprobarlo la FDA, Canadá también aprobó la comercialización de estos salmones y, ya en 2017, se anunció que la AquaBounty había vendido las primeras 4,5 toneladas de salmón en el país.

Estos primeros salmones provenían de la piscifactoría que la compañía situó en Panamá, que fue autorizada por la FDA tras producirse los huevos estériles (triploides) en una instalación de la compañía en la Isla del Príncipe Eduardo, en Canadá.

Para la producción en EE. UU. todavía tendrían que esperar los consumidores a que se habilitara y autorizara una nueva piscifactoría en Indiana. Esta fue aprobada por la FDA en 2018. Es desde esta piscifactoría desde donde provendrán los primeros salmones transgénicos que ahora podrán venderse en los supermercados de EE. UU..

El salmón es uno de los animales que ofrece el mejor factor de conversión de comida. Por cada kilogramo de alimento invertido en ellos se obtiene un kilogramo de salmón. En comparación, son necesarios dos kilogramos de comida por cada kilogramo de pollo, y nada menos que diez kilos de comida por cada kilo de carne de vaca, una de las especies animales con peor factor de conversión.

La piscicultura del salmón también es respetuosa con el agua dulce utilizada. Se necesitan 900 litros de agua por kilo de salmón, pero son necesarios 3.500 litros para un kilo de arroz, o hasta 15.000 litros de agua por kilo de carne de vaca.

Finalmente, la huella de dióxido de carbono que deja el cultivo de salmón es diez veces inferior que el derivado de la producción de carne de vaca (2,9 kg de CO₂ por kg de salmón producido frente a 30 kg de CO₂ por kg de carne de vaca).

La necesidad de producir comida para una población mundial creciente se duplicará para 2050, cuando se espera llegaremos a 9.000 millones de seres humanos sobre el planeta, según la FAO. La agricultura, la ganadería y la piscicultura tradicionales serán incapaces de producir toda la comida necesaria. Por eso es necesario contar con la biotecnología, tanto animal como vegetal.

Hubiera estado bien que los beneficios derivados de la explotación del salmón transgénico para la sociedad, los consumidores y la empresa productora no hubieran tenido que hacerse esperar tantos años. Esperemos que el siguiente producto transgénico (o editado) destinado al consumo no tenga que esperar tanto para llegar a las mesas norteamericanas.

Mientras tanto, en Europa seguiremos contentándonos leyendo las noticias que nos llegan desde el otro lado del Atlántico y viendo pasar, una vez más, los trenes de la innovación y del progreso.

Trenes que van a toda velocidad y que, de momento, siguen sin tener parada en Europa.


Fuente: Theconversation.com

Éste es el único pescado que puedes comer que no es de mar, de río o de piscifactoría






Siguiendo la línea de algunas novedosas empresas alimentarias que tratan de elaborar la mejor "carne de laboratorio", una nueva startup tecnológica ubicada en San Diego (Estados Unidos) ha ido un poco más allá y ha logrado crear un filete de pescado artificial cultivado íntegramente en laboratorio.

Se llama BlueNalu, y la pequeña empresa apenas lleva 2 años trabajando en el nuevo hito científico: crear pescado a base de carne y grasa extraídas de un pez real, el jurel yellowtail, que crece mediante cultivos celulares de laboratorio.

El anuncio tuvo lugar recientemente en la Bahía de San Diego, donde el chef de BlueNalu preparó tacos y poke de este tipo de pescado para los asistentes a la conferencia, según relata el medio local norteamericano The San Diego Union Tribune.

Como ya ha ocurrido en los últimos años con las diversas empresas que han intentado fabricar carne de laboratorio, en este caso la creación de pescado de cola amarilla ha seguido un proceso similar. La empresa BlueNalu ha buscado crear filetes de pescado reales respetando las preocupaciones éticas vinculadas a la sobrepesca y el respeto al bienestar animal, las cuales se evitarían gracias a su nuevo producto.

De hecho, aunque para algunos pueda resultar un "proceso antinatural" como sugieren los mismos fundadores de la empresa, ya existen en el mercado productos muy típicos que requieren del uso de cultivos de células en laboratorio, como el yogur griego por ejemplo.

Tampoco es el primer producto de estas características, en el que se elabora pescado o marisco mediante técnicas de laboratorio. Otras empresas como Wild Type (San Francisco) ya había elaborado productos como salmón cultivado en laboratorio. Sin embargo, lo que hace diferente a BlueNalu es la capacidad de soportar diferentes métodos de cocción; el anteriormente mencionado salmón de Wild Type se deshace a altas temperaturas.

En este caso, los medallones de jurel de la nueva startup pueden recibir calor directo, cocinarse al vapor, freírse, marinarse o prepararlos en estado bruto, según el CEO de BlueNalu, Lou Cooperhouse. De hecho, el mismo directivo afirma que ninguna otra empresa en el mundo ha podido demostrar tal rendimiento en un producto de marisco o pescado cultivado en el laboratorio hasta ahora.

Por otro lado, cabe destacar el desafío al que se enfrentan BlueNalu y otras compañías similares: crear el producto a gran escala y en grandes lotes. Conseguir cantidad, pero manteniendo la calidad del producto.

Cuando comenzó su andadura la compañía, los conocimientos respecto a la creación de cultivos celulares musculares de pescado a largo plazo eran escasos, y no existía un protocolo de cultivo celular confiable al respecto.

Las células musculares son mezcladas a continuación con un líquido nutritivo llamado 'bio-tinta' y los filetes son imprimidos en 3-D. Crear un producto de este tipo sin llevar a cabo modificaciones genéticas fue algo complejo, según los fundadores de la compañía, pero sigue pendiente el siguiente paso: aumentar la producción a gran escala.

Por el momento, los planes futuros de BlueNalu serán lanzar productos de prueba de su pescado de laboratorio durante los dos próximos años, no solo de pescado de cola amarilla, sino de otros tipos como el mahi mahi o el pargo rojo. Y, además, intentarán aumentar el volumen de producción de todos ellos durante este tiempo.


Fuente: Elespanol.com

sábado, 25 de julio de 2020

Mitos y verdades sobre el pescado de piscifactoría






Cuando en la carta de un restaurante vemos que un pescado es salvaje, enseguida asociamos ese adjetivo a valores como la calidad y la exclusividad, y más teniendo en cuenta que en España alrededor del 95% de algunas especies como la dorada, la lubina o la trucha viene de piscifactorías. De los pescados de granja se dicen muchas cosas, desde que son menos nutritivos, que engordan más debido al tipo de alimentación, que la calidad de sus grasas es peor, que toman grandes cantidades de antibióticos o que su sabor difiere mucho del de un pescado salvaje.

“Se han dicho muchas cosas sobre los pescados de granjas, algunas de ellas cuantificables, objetivas, como sus valores nutricionales, y otras subjetivas, sobre el sabor, con un claro componente emocional”, explica Jesús Ojeda, gerente de APROMAR (Asociación Empresarial de Acuicultura en España). “Es difícil que alguien que de pequeño iba a pescar sardinas con su abuelo y después las asaban en la playa y las comían allá pueda encontrar la misma experiencia en un pescado de granja”, explica Ojeda, quien asegura que hasta un 65% del pescado que se consume en España, tanto de pesca como de acuicultura (la técnica de dirigir y fomentar la reproducción de peces, moluscos y algas en agua dulce y salada), es de importación.

En este sentido, Salvador Arijo, profesor de Biología de la Universidad de Málaga, especialista en terapias alternativas al uso de antibióticos en acuicultura y miembro de Ecologistas en Acción, señala que “el mapa de la acuicultura en el mundo es muy complejo, y existen legislaciones diferentes en cada país: cuando traemos pescados de acuicultura procedentes de otros países no conocemos sus estándares de calidad”.

Ambos expertos nos ayudan a desgranar algunos de los mitos sobre los pescados y moluscos producidos mediante acuicultura, que, según Ojeda, van a marcar el futuro. “Todo indica que la nuestra, la generación de los que ahora estamos vivos, es probablemente la última que vaya a disfrutar de la pesca tal y como la hemos conocido hasta ahora. Es probable que en un futuro no tan lejano la práctica totalidad del pescado que se consume proceda de granjas, lo mismo que ocurre con la ganadería”.





El pescado de piscifactoría es nutricionalmente peor

Falso. “Cuando nos comemos un filete de ternera gallega o una loncha de jamón pata negra, nadie repara en el hecho de que son animales que también han sido criados”, explica el doctor en Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Valencia, JM Mulet, autor del libro ¿Qué es comer sano?. “A pesar de lo demonizado que está el pescado de piscifactoría, muchas veces por parte de reconocidos chefs, en las catas a ciegas la gente difícilmente reconoce cuál es cuál después de cocinado”, señala.

A nivel nutricional, tanto el pescado de pesca como el que procede de acuicultura “son fuentes de proteínas buenas y de ácidos grasos esenciales omega 3”, explica Arijo.

Ojeda, por su parte, añade que los pescados de piscifactorías no solo presentan la misma calidad nutricional que los salvajes, sino que el hecho de que se controle su hábitat y su alimentación hace que “no padezcan los cambios de temperaturas, no adelgacen el invierno y no les afecte la climatología. Es importante entender que se les da de comer lo mismo que comerían en su medio natural para que se desarrollen correctamente, de manera que tienen las mismas propiedades nutricionales que los salvajes”.


Las piscifactorías no son sostenibles

Verdadero, o verdadero a medias. Si bien es cierto que, en palabras de Ojeda, “la acuicultura se somete a seguimientos muy exigentes por parte de las autoridades sanitarias, ya que se necesitan permisos muy estrictos que incluyen estudios sobre impacto ambiental”, también lo es que la propia naturaleza del modelo de producción de pescado “está generando un problema ambiental que no podemos obviar”, añade Arijo, especialmente en lo que respecta a los pescados carnívoros.

Para entender cómo funciona la acuicultura a nivel mundial, el profesor diferencia entre pescados carnívoros y herbívoros. Los primeros se producen sobre todo en Europa y Estados Unidos, mientras que los segundos en los países asiáticos. “Los peces carnívoros tienen que comer otros peces, de manera que se están pescando boquerones o arenques en las costas de Perú, Namibia o Chile y se están convirtiendo en piensos para dar de comer a los peces de acuicultura europeos”. De hecho, según datos de la FAO en el último informe El estado mundial de la pesca y la acuicultura, de 2018, hasta un 20% de la pesca mundial de peces en el mar se destina a la fabricación de harinas de pescado, que se emplean no solo en piscifactorías, sino también en la ganadería, como alimento sobre todo de pollos y cerdos.

“Es un sinsentido que se utilicen peces que podríamos comer perfectamente para fabricar pienso para otros peces”, concluye el experto, que insiste en la necesidad de dirigirnos hacia modelos más sostenibles. “En Brasil, en la cuenca del río Paraná, encontramos tilapias o percas del Nilo que se escapan de las piscifactorías, y se alimentan de los recursos que encuentran en el propio río. Es cierto que esta acumulación puede influir sobre el equilibrio de los ecosistemas en aguas dulces, pero también lo es que sin duda es un modelo mucho menos agresivo que el de la acuicultura occidental”.

Pese a que el impacto medioambiental de las piscifactorías, que pueden ser de agua salada o agua dulce, es indiscutible, también lo es el modelo de pesca a gran escala, de manera que el consumidor se encuentra siempre envuelto en un mar de dudas a la hora de tomar decisiones responsables a la hora de consumir. “Las piscifactorías son una forma de conseguir un aporte de pescado a un precio razonable sin afectar a las reservas naturales de recursos pesqueros, algunas de las cuales, por desgracia, están sobreexplotadas”, explica Mulet. Ante la complejidad del asunto, Arijo recomienda “basar la dieta en el consumo de frutas, vegetales y hortalizas y relegar la proteína de origen animal a una o dos veces semanales, escogiendo, en la medida de lo posible, opciones sostenibles”.


Los pescados de piscifactoría son más seguros

Falso. Si bien es cierto que “la ventaja de los pescados de acuicultura es que se someten a unos controles de calidad tanto del agua como de los piensos, y por tanto de tóxicos como las dioxinas o el mercurio”, señala Arijo, también lo es que los pescados salvajes son objeto de exhaustivos controles sanitarios. El experto señala, sin embargo, que en el caso de los pescados salvajes “tú no controlas lo que come el pez y algunos llegan a los comercios con unos niveles altos de mercurio, que en ningún caso, sin embargo, superan los estándares establecidos por el Ministerio de Sanidad”.

En el caso del anisakis, un gusano que encontramos “aproximadamente en un tercio de los pescados del Mediterráneo”, en palabras de Arijo, el sector de la acuicultura trabaja desde hace años para conseguir una certificación que acredite que los pescados de granja están libres de anisakis y, por tanto, podrían quedar exentos de la obligación de congelarse. “Estamos proponiendo desde hace tiempo una modificación del reglamento, ya que tanto las aguas como los piensos se someten a controles de calidad rigurosos que certifican que el pescado de granja está libre de anisakis, algo que no sucede en el caso de los pescados salvajes”, explica Ojeda.





Todos los pescados de piscifactoría son iguales

Falso. El hecho de que los peces se críen en granjas no significa que se críen de la misma manera. De hecho, existe una acuicultura ecológica, todavía incipiente, que garantiza que los peces se alimenten de forma natural y se traten sin antibióticos. “Es cierto que tanto en España como en Europa el nivel es parecido, pero no sabemos cómo es el pescado que llega de importación”, explica Ojeda.


Los pescados de piscifactoría toman antibióticos

Verdadero. “Existen hasta 8 o 10 tipos de antibióticos permitidos en acuicultura, cuyo uso está aceptado en determinadas circunstancias. Hay que tener en cuenta que si un pez enferma, es muy fácil que enfermen todos, incluso de diferentes tanques, ya que las aguas suelen estar conectadas”, explica Arijo. El equipo de investigación del profesor en la Universidad de Málaga trabaja, de hecho, en el desarrollo de sistemas alternativos a los antibióticos “como el uso de inmunoestimulantes naturales como los probióticos, que si bien no consigue eliminar por completo el uso de antibióticos en determinados casos, sí que puede hacer que se administren de forma muy limitada”. Arijo recuerda, en este sentido, que es fundamental evitar la creación de genes resistentes a los antibióticos, ya que podría darse “una transferencia horizontal, es decir una transmisión de genes entre especies, que podría desencadenar un problema grave de salud pública, ganadera y acuícola”.

Ojeda, por su parte, aclara que en el sector se administran antibióticos “solo en casos muy excepcionales, puesto que se trabaja con vacunas” y que en ningún caso se da un uso profiláctico, cosa que sí que se hacía antaño, también en ganadería. “No hace tanto se administraban antibióticos a algunos cerdos que no estaban enfermos, por ejemplo, simplemente para que engordasen antes”, explica Arijo, quien recuerda que la legislación establece un periodo de carencia para los animales que han tomado antibiótico con el objetivo de velar por la seguridad alimentaria.



Fuente: La Vanguardia

martes, 21 de julio de 2020

La mascarilla, obligatoria para ir de pesca o caza y exluida para corredores y ciclistas







La Xunta publicó ayer la normativa completa en el DOG que extiende el uso de la mascarilla con carácter obligatorio en todos los espacios al aire libre o cerrados aunque se pueda mantener la distancia de seguridad de metro y medio. Como ya adelantó el sábado la Xunta, esta norma la hará obligatoria para pasear por la playa, pero no habrá que usarla en las zonas de baño y cuando se esté tomando el sol en la toalla. La orden, que entra en vigor este sábado a medianoche, prohíbe también el botellón, algo que ya estaba contemplado en la normativa de varias ciudades, pero que ahora se extiende a toda Galicia.

El documento recoge una modificación de la orden del 13 de junio, en la que se regulaba el uso de las mascarillas, que ahora hace obligatorio el uso de mascarilla «para as persoas de seis ou máis anos, tanto cando se estea na vía pública e en espazos ao aire libre como cando se estea en espazos pechados de uso público ou que se encontren abertos ao público, aínda que se poida garantir a distancia de seguridade interpersoal de 1,5 metros». Y recuerda su obligatoriedad «nos medios de transporte aéreo, marítimo, en autobús ou por ferrocarril», que en los últimos días han sido focos de contagio de coronavirus en Galicia de varios brotes, «así como nos transportes públicos e privados complementarios de viaxeiros en vehículos de ata nove prazas, incluído o condutor».
 
La consellería de Sanidade recuerda además que se deberá hacer un uso adecuado de la mascarilla, cubriendo tanto la nariz como la boca, «esta deberá cubrir desde parte do tabique nasal ata o queixo, incluído» y que no se deberán emplear las que tienen válvula, excepto en el caso de los profesionales para la que pueda estar recomendada.

El Diario Oficial de Galicia resuelve una de las grandes dudas desde la reapertura de los locales de hostelería. ¿Es obligatorio estar con la mascarilla puesta en terrazas, bares y restaurantes? La respuestas es sí y solo podrá ser retirada en el momento de la consumición -«no momento específico do consumo», apunta el DOG-. Por lo tanto, tendrá que volver a colocarse el resto del tiempo que se permanezca en el local.

Las modificaciones de la norma publicadas este 18 de julio recuerdan la obligatoriedad del uso de la mascarilla en los ascensores, aunque recomienda usar las escaleras, con una ocupación máxima del 50 %. Además hacen obligatoria la mascarilla en la celebración de cultos religiosos, como en misa, en los que hasta ahora solo estaba recomendada en la entrada y la salida y en los desplazamientos en el interior del templo, ahora deberá usarse en todo momento, sea en interior o al aire libre, y sin prejuicio de que se pueda mantener la distancia de seguridad de 1,5 metros. Lo mismo rige para los velatorios, en los que se mantienen las restricciones de «sesenta persoas en espazos ao aire libre ou de trinta persoas en espazos pechados, sexan ou non conviventes» y 75 personas en la comitiva del entierro, todas ellas con mascarillas. 

Además es obligatorio llevar mascarilla en los lugares que se celebren espectáculos, en las zonas infantiles o áreas recreativas de los centros comerciales, en ferias y mercadillos, en centro de formación privada como academias y autoescuelas, en las actividades en grupo de hoteles y alojamientos turísticos (con un máximo de 25 personas y que deberán ser preferentemente al aire libre) y en albergues turísticos. El uso de la mascarilla también será obligatorio en bibliotecas, archivos, museos, visitas guiadas, monumentos, cines, teatros, auditorios y circos ambulantes, en gimnasios e instalaciones deportivas, eventos deportivos, para ir de caza o a pescar, en actividades de turismo activo y en la naturaleza, en campamentos y actividades infantiles y juveniles (en ese caso la norma se aplica a partir de seis años), en zoos y acuarios, parques infantiles y biosaludables, congresos, plazas de toros, casas de apuestas y casinos y lonjas.

Sanidade recuerda que se recomienda el uso de la mascarilla «no caso de reunións ou de posible confluencia de persoas non conviventes, aínda que se poida garantir o mantemento da distancia de seguridade interpersoal», aunque Feijoo pidió que las reuniones familiares sean seguras y contenidas. «Non podemos prohibilas porque iría contra dereitos fundamentais, pero imos recomendalo», insistió.
 
Los únicos supuestos en los que queda excluido el uso de mascarilla es en el caso de personas que presenten enfermedades o dificultades respiratorias, discapacitadas o dependientes o no tengan autonomía para sacarla ellos mismos; en vehículos donde vayan personas que convivan en el mismo domicilio; en playas y piscinas durante el baño o cuando se están sin moverse (aunque será obligatoria para pasear y en los accesos); en los establecimientos de hostelería y restauración; en el interior de las habitaciones de los hoteles, cuando únicamente estén ellas las personas que se alojen y en buques y barcos de competencia autonómica en el interior de los camarotes. 

Tampoco será obligatorio el uso de mascarillas en el caso del deporte individual al aire libre, «exclusivamente durante a realización da práctica deportiva e sempre que, tendo en conta a posible concorrencia de persoas e as dimensións do lugar, poida garantirse o mantemento da distancia de dous metros con outras persoas non conviventes»; ni en los centros deportivos siempre que se pueda mantener la distancia de seguridad, ni en casos de fuerza mayor.



Fuente: La Voz de Galicia

Gran trucha en el río Sella





Rodrigo Vázquez Gutiérrez, de Nava, tuvo una prolífica jornada de pesca hoy, en el río Sella a su paso por la localidad de Santillán (Amieva), ya que logró capturar, concretamente en el lance denominado Dámaso, una trucha común de 3,340 kilogramos, pesada en el Centro Oficial de El Portazgu. La temporada de trucha, reo y otras especies (no salmón) finaliza el 15 de agosto

El pasado 11 de julio, el ribereño José Manuel Vivero Cueto, de Cangas de Onís, pescó otra trucha común, aunque de 3,400 kilogramos de peso, en esa oportunidad en el lance conocido como El Bollu, igualmente en aguas del Sella. Tenía 65 centímetros de longitud. Sin duda, ejemplares de verdadero récord en la comarca del suroriente asturiano.





Fuente: La nueva españa

lunes, 20 de julio de 2020

Un río menos para los pescadores de salmón: El Lérez estará vedado un mínimo de 5 años





El río Lérez vuelve a estar vedado, 17 años después, por la ausencia de ejemplares.

17 años después de que el río se reabriera, la Xunta decidió volver a cerrarlo esta temporada, porque la preocupación, especialmente, de los dos últimos años se confirmó en 2019 con el número de ejemplares contabilizados, lo que provocó que los técnicos hicieran hincapié en poner en marcha un plan de choque para recuperar esta especie.

Hubo una época no muy lejana en la que el Lérez era uno de los paraísos de la pesca del salmón de España. Su fama ha llegado hasta nuestros días porque para los cañistas siempre fue uno de sus lugares preferidos. "El Lérez es uno de los ríos más bonitos de nuestro país". Estas palabras de Virgilio Alonso, que en el año pasado capturó el rey del Lérez ponen de manifiesto la trascendencia del cauce.

La situación llegó a un punto límite a principios de los años noventa del siglo pasado cuando no se visualizaron salmones, por lo que en 1993 se puso en marcha una veda, que se prolongó durante una década. El plan de recuperación dio buenos resultados, por lo que en 2003 se volvió a abrir.

Durante estos algo más de tres lustros, en los que se pescaron 136 salmones, se pasó por diferentes periodos, muchos de ellos alimentaron la ilusión, no en vano hace diez año la media de visualizaciones de salmones superaban el centenar en cada anualidad, lo que hizo que aumentase el cupo de capturas que pasó de las cinco de 2003 a las 15 de 2016, pero en los últimos ejercicios hubo un descenso preocupante que llegó a su explosión en la pasada campaña.

El año pasado se redujo el número de capturas, se acortó el periodo de pesca (del 1 de mayo al 30 de junio) y pusieron a la venta menos permisos.

Esta veda no será algo temporal sino que se prolongará durante unos cinco años, según apuntaron fuentes de la Xunta de Galicia porque "realmente queremos recuperar la especie en el salmón". Durante este 2020 ya se han tomado medidas que serán reforzadas con repoblaciones, aunque realmente a la hora de analizar las causas todo el foco se centra en el furtivismo, que es el principal problema que tiene el río Lérez, pero no solamente en su cauce sino también en la desembocadura, sobre todo entre la zona de Combarro y Praceres.

El furtivismo es la principal causa del descenso de salmones en un río que pasó de tener tres kilómetros para la cría de juveniles a 26 gracias a una serie de medidas tomadas en la presa de Bora, por lo que actualmente existen las condiciones necesarias para que el río pudiera tener más población de salmones.

Desde 2003 el cupo fue variando. Hasta 2005 se permitieron cinco, posteriormente se subió a siete y en 2006 después a 15, cantidad que se mantuvo hasta 2010 cuando bajó a diez y en el 11, a ocho. Ese descenso se paró en 2014 cuando se aumentó a doce y en 2015 a 15. En 2018 solo se pudieron pescar dos ejemplares de diez posibles y la Xunta decidió volver a bajar hasta los cinco.

También hubo descenso en las capturas. En 2016 se alcanzó el máximo de 15, pero al año siguiente solo se cogieron cinco, en 2018, dos y el año pasado fueron tres.

El descenso de salmones era una preocupación tanto para los técnicos como para los pescadores que en los últimos años hacían hincapié en la necesidad de tomar medidas. Estos últimos siempre han reclamado a la administración autonómica una apuesta firme por el cauce, que genera un importante impacto económico en la ciudad porque la fama del Lérez que pescar en él fuera uno de los principales objetivos de muchos cañistas que tardan años en conseguir una buena fecha.


Fuente: Diario de Pontevedra

Malestar por el recorte de tres a dos meses del período hábil para la pesca del salmón en el río Ulla






Los pescadores gallegos de salmón están en pie de guerra contra la Consellería de Medio Ambiente por el recorte en un mes del período hábil de pesca esta temporada ya finalizada.

Tradicionalmente, la pesca del salmón en el Ulla estaba permitida desde el día 1 de mayo hasta el 31 de julio, aunque la temporada quedaba siempre cerrada en cuanto se cubría el cupo máximo de capturas establecido para proteger la especie.

Esta temporada, en cambio, además de cupo, hubo un mes menos de pesca. La mayoría de los pescadores no entienden esta medida. Desde la Xunta justifican que, desde el año 2000, solo un 3,2 % del total de salmones capturados cayeron en julio. Los pescadores, sin embargo, recuerdan que varios años el cupo se completó antes del mes de julio, por lo que es lógico que la media final de capturas en ese mes sea baja. Los deportistas sostienen que, si lo que se pretende es proteger la especie, el cupo máximo de capturas establecido debería ser suficiente por sí mismo. «Veriamos mellor que se reducise o cupo se é preciso para darlle opción a máis deportistas a pescar ata que se alcance o límite», explica Salvador Ortega, pescador estradense que además dirige una web especializada de pesca del salmón. «O ano pasado, por exemplo, colléronse tres salmóns en xullo e só dous en xuño», explica. «Pode que teña certo sentido nos cotos de pesca sen morte porque, coas augas máis quentes, o salmón que se colle e se ceiba ten menos posibilidades de recuperar, pero no caso da pesca con extracción non ten sentido ningún», comenta.

El hecho de acortar la temporada dejó a muchos pescadores sin permiso de pesca para lanzar en Ximonde -el coto preferido por todos- este año. «Eu por exemplo prefiro un posto en Ximonde en xullo que un en Santeles en maio», explica el experto. De los 1.346 pescadores que solicitaron permiso para pescar salmón en el Ulla la próxima temporada, solo unos 230 han tenido la posibilidad de escoger el coto de Ximonde, para el que los cupos se agotaron en dos días. Hay que tener en cuenta que los jueves y lunes no son hábiles para la pesca y que de los permisos totales hay que descontar los reservados para el concurso de pesca del salmón de la sociedad Río Ulla y para la venta en paquetes turísticos de las casas rurales del entorno.

En esta temporada se mantuvieron como cotos de pesca con extracción los de Ximonde, Santeles, Pontevea y Sinde. Los cotos sin muerte son los de Couso y Gres-Deza. Además se ha reducido el cupo de salmones en el Ulla a 40. La temporada pasada eran 50, aunque solo llegaron a pescarse 12. En los años anteriores se pescaron 16 y 17, muy por debajo del tope. Con todo esto y con el coronavirus de por medio, solo lograron pescarse 14, todos ellos en Ximonde.


Fuente: La Voz de Galicia