viernes, 5 de julio de 2013

La playa de Rodas, en las islas Cíes, la mejor para el pulpo


Un pulpo asomado a su trinchera en los fondos de Rodas, en Cíes


Una zona resguardada de fuertes corrientes, que ofrece a sus residentes una abundante y apetecible dieta que incluye vieiras, almejas o navajas y dotada de un fondo arenoso donde resulta fácil construir guaridas para protegerse de posibles depredadores. Las últimas inmersiones de los científicos del Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC en Cíes confirman a Rodas como un destino de lujo para los pulpos, un santuario al que llegan los ejemplares que sobreviven a las etapas iniciales de su vida en el océano. "Por eso es conveniente que estas áreas permanezcan limpias y con buena salud, pues son claves para la conservación del recurso", señala Ángel Guerra, responsable del proyecto Cefaparques para el estudio de la reproducción del pulpo, el choco y el calamar en el parque Islas Atlánticas.

Guerra y el resto de su grupo -Manuel E. Garci, Jorge H. Urcera, Francisco de la Granda, Fernando Alonso, Alejandro Chamorro y María Martín- se instalaron en Cíes durante 3 jornadas de la semana pasada para realizar 4 inmersiones diarias en las que contaron con el apoyo de Mercedes Olmedo, de Islas Atlánticas, y de la Estación de Toralla de la Universidad. Su objetivo eran las "trincheras" descubiertas en expediciones anteriores y cuya elevada densidad sorprendió a los científicos.

"Estas guaridas se encuentran entre 10 y 15 metros de profundidad y son muy visibles. Los pulpos hacen un agujero en la arena para guarecerse y en torno a él acumulan conchas de bivalvos para hacer una pequeña fortificación o murete. Durante las inmersiones incluso pudimos ver a un ejemplar de unos 3 meses y solo 8 centímetros que ya estaba construyendo su trinchera", revela Guerra.

La información recogida durante la semana pasada -campaña a la que pertenecen las imágenes de este artículo- permitirá determinar la densidad de refugios por m2 y si la distribución es aleatoria o responde a un comportamiento de "contagio".

En estos análisis colaboran dos expertos en Estadística de la Universidad, Jacobo de Uña y Marta Sestelo, y también arrojarán luz sobre qué factores determinan la presencia de las trincheras, entre otros, temperatura, salinidad, profundidad o época del año.

Los investigadores del IIM también recogieron conchas de las fortificaciones para determinar en el laboratorio cuáles constituyen restos de su dieta y cuáles fueron transportadas por los pulpos durante la construcción del refugio.

Asimismo, estos estudios enriquecerán el conocimiento sobre sus métodos de alimentación: "El pulpo es capaz de abrir navajas con su propia fuerza y para comer otros moluscos usa el pico de la boca. Pero cuando la concha es más dura se sirve de la rádula (una especie de lengua dentada), que utiliza como un taladro para perforarla e inyectar una neurotoxina en el músculo".

A petición de los responsables del parque, los buzos también se sumergieron en el Lago dos Nenos, donde en su día hubo presencia de pulpos y chocos: "Se ha perdido porque los fondos se han ido acolmatando, son de fango, y se ha perdido la zoostera, supongo que debido a proceso naturales, no necesariamente por efecto del hombre. Lo que sí hemos visto son numerosos peces planos como lenguados o coruxos de buen tamaño y algunas centollas en la zona más próxima al mar abierto".

El proyecto Cefaparques está financiado por el ministerio hasta 2015 y, desde que arrancó el año pasado, ya ha muestreado 550 hectáreas para estudiar por primera vez el comportamiento de los cefalópodos en su medio natural.

Los biólogos han localizado varias zonas de puesta en Cíes donde las hembras protegen sus huevos hasta que mueren de inanición. Las crías, todavía en su fase larvaria, aprovechan las corrientes para desplazarse hacia el océano y después regresan a la Ría.


Las inmersiones proseguirán en los próximos meses, incluido un muestreo nocturno en busca de los escurridizos calamares. El fin último del proyecto, que se desarrolla de forma simultánea en el parque de Cabrera e incluye la elaboración de un documental, es conocer los hábitats de tres especies clave para la pesca y contribuir a su conservación.
 

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