Los plásticos diseñados para depurar pero que contaminan de nuevo las playas de la desembocadura del Miño traen de cabeza a un nutrido grupo de administraciones y asociaciones. El Seprona ha activado ya un protocolo similar al del año 2010, cuando llegaron por primera vez, y se contabilizaban por miles, los conocidos carriers, biosoportes o biocelle filter media. Los agentes de este grupo especializado de la Guardia Civil realizarán una inspección ocular y una recogida de muestras para intentar arrojar algo más de luz sobre la procedencia de estos biosoportes, confirmaron ayer fuentes de la Comandancia de Pontevedra.
La alerta lanzada por Anabam tenía una rápida respuesta de otras entidades y asociaciones; especialmente con la Surfrider Foundation Europe, con la que colaboran habitualmente. Esta entidad, dirigida a la defensa, salvaguarda, valorización, y gestión sostenible del mar y que opera a nivel mundial, promueve desde hace años el seguimiento de estos avistamientos y sigue de cerca lo que está pasando en el Miño.
El alcalde de A Guarda, José Manuel Domínguez Freitas, visitó ayer los anerales de Camposancos con la edila de Turismo para conocer en primera persona la situación. «Cuando fuimos nosotros no había materiales de este tipo a la vista, pero acababa de hacerse la limpieza y los operarios confirmaron que habían recogido estos soportes por la playa», indicó el alcalde. El regidor avanzó que hoy presentarán la correspondiente denuncia ante la Guardia Civil con el fin de ayudar a que se esclarezca y frene este tipo de actuaciones contaminantes.
El color, similar a la arena, y la limpieza continuada de las playas, hacen que no sean tan visibles. En el 2010, se veían en pequeños montones desde lejos. De aquella aparecieron primero en el lecho del Miño y luego alcanzaron las costas de A Guarda y Caminha, camino de Nigrán, donde también se localizaron.
Estos filtros con unos soportes para las bacterias cuyo uso para la depuración de aguas se descubrió en la Universidad de Noruega en el año 2000.
El doctor en Biología, investigador y profesor de la Universidad de Vigo, Manuel Ángel Pombal Diego es el vicepresidente de Anabam. Esta asociación, pionera en la zona, colabora también con la Surfrider Foundation Europ2, una entidad por la preservación de los océanos que trabaja a nivel mundial. Con ellos intercambió ayer mismo los nuevos avistamientos de A Guarda.
-¿Qué son exactamente?
-Son biosoportes. Es paradójico, pero estas piezas plásticas que se utilizan en los sistemas de depuración porque en ellas crecen mejor las bacterias que hacen la última etapa de la depuración de aguas residuales, pueden acabar contaminando.
-¿Son como las del 2010?
-Lo que tenemos claro es que se trata del mismo modelo que entonces pero no creemos que sea la misma contaminación ya que los biosoportes de hace tres años deben estar en el océano hace mucho. Además, se han encontrado en cantidad significativa y no parece que llevaran mucho tiempo en el agua porque estaban en buen estado de conservación.
-¿De cuántas piezas podríamos estar hablando esta vez?
-Creemos que hay miles, aunque el cálculo solo podemos hacerlo de momento extrapolando la referencia de que, en una de las limpiezas de la playa, encontramos casi 500 soportes en 125 metros lineales. Es posible que existan a miles esparcidos por las dos riberas del Miño, desde Eiras hasta la desembocadura.
-¿Cuáles son sus riesgos?
-No hay riesgo alguno para las personas ni de contaminación bacteriológica. Los mayores peligros son los propios de la contaminación por plástico y todo lo que ello induce. Sí puede haber ingestión en la fauna, fijación de contaminantes químicos, coste de limpieza de playas o degradaciones en pequeños plásticos que puedan ser ingeridos por organismo de pequeño tamaño.
-¿Hay muchos registros?
-Según la Surfrider Foundation Europe, hubo varios en Europa y Norteamérica estos años. Los focos para España son los del Miño y el río Oria.
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