El plan Margal-Ulla para la recuperación del mejillón de río y el topo de río en la cuenca fluvial continúa avanzando. Sin embargo, han tenido que realizar ajustes en sus planes iniciales. El último balance del proyecto recoge que al no poder utilizar el centro de precintaje de Ximonde, tal y como esta planteado en el proyecto, como estación de cultivo de los bivalvos para su recuperación tuvieron que trasladarlos a la piscifactoría de salmónidos de O Veral (Lugo).
El cambio de emplazamiento para estas labores obedeció a «problemas administrativos» que impidieron ejecutar el proyecto de adecuación del centro de Ximonde, situado en la zona. Por ello, después de estudiar tanto las características del río, del sedimento y del agua, optaron por llevar los ejemplares de margaritifera margaritifera a O Veral, que se alimenta del río Mera y cuenta con una población estable de este bivalvo.
Pero previamente al traslado de ejemplares de mejillones de río del Ulla a esta planta continuaron con las labores para saber la distribución de esta especie por la cuenca del Ulla. La conclusión: «una pobre e irregular distribución de la especie que alcanza las mayores abundancias en el río Arnego, donde en algún tramo se observan densidades de hasta nueve individuos por metro cuadrado». A ello también hay que añadir que hallaron una especie de bivalvo invasor, el Corbicula fluminea, que es la primera vez qeu lo localizan. En este caso tiene una reducida población en un afluente del Ulla medio pero su presencia es más abundante en el tramo principal del bajo Ulla.
Además, para saber la situación en la que se encuentra la margaritifera margaritifera, también hicieron análisis de la talla y edad, del que sacaron como conclusión que aunque en algún tramo del Alto Ulla existe reclutamiento reciente «es insuficiente para asegurar la viabilidad de la población». También hicieron un estudio genético para después selección los reproductores. Ya se hizo esta y los ejemplares y fueron traslados a la piscifactoría lucense, donde permanecerán temporalmente en cautividad.
Para el desarrollo de este programa de recuperación del bivalvo también son necesarias truchas. Este fue otro de los contratiempos que se encontraron los que llevan a cabo el programa. Las capturadas en el río Ulla tuvieron una mala adaptación a las condiciones de cautividad, sufriendo una alta mortandad, por lo que tuvieron que sustituirlas por otras de mayor edad originarias de otras cuenca. A pesar de ello, en septiembre realizaron la infestación de 1.000 truchas para contribuir a la cría del mejillón de río. El ciclo reproductor de la náyade o margaritifera margaritifera es muy complejo, puesto que precisa de las truchas para que sus larvas, denominadas gloquidios, puedan convertirse en juveniles.
De esta forma, continúan los trabajos para la recuperación de esta especie. El proyecto, iniciado hace ya más de dos años, prevé su finalización en el año 2015. La inversión prevista en las actuaciones alcanza los 3,6 millones de euros.
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