Vamos a hacer un repaso a los cebos existentes en el mercado para la pesca de surfcasting y al fondo desde roca. Seguro que se nos escapa alguno.
Estos son:
Gusanos
Dada la gran variedad, ya hemos hablado de los gusanos para la pesca del surfcasting. Sin duda, son los mejores cebos para esta especialidad. Si queréis ver su análisis, pinchad aquí: http://www.elpescador56.blogspot.com.es/2012/08/gusanos-para-el-surfcasting.html
Con lo cual no vamos a hablar mas de ellos.
Navaja y longueirón
Nuestros longueirones y navajas, los ensis minor y solen marginatus de biólogos y taxónomos, destacan por méritos propios de entre los cebos autóctonos más apreciados para la práctica de nuestra actividad.
Provistos de dos valvas simétricas, ligeramente cóncavas y con el extremo anterior recto y oblicuo, pensadas para proteger su suculento interior, de un color blanco nacarado que puede llegar a alcanzar hasta 20 cm de longitud, proporciona un espléndido cebo para tentar a grandes espáridos y evitar, gracias a su protección natural, el incansable desgaste producido por la morralla en las jornadas mas intensas.
Su mayor efectividad la encontraremos en su uso inmediato o en su utilización durante las horas siguientes a su recolección. No obstante se pueden agrupar mediante gomas elásticas en pequeños paquetes para forzar el cerrado de sus valvas evitando la perdida de agua de su interior y logrando, de esta manera, mantenerlos intactos en cualidades en un zona refrigerada entre 12 y 16º durante un par de jornadas sobre todo si tenemos la precaución de envolverlos en un trapo humedecido con agua de mar.
Días de conservación y temperatura en fresco:
Así mismo, su conservación desprovisto de valvas -sea en salazón o en salmuera - nos permite su mantenimiento de manera indefinida, convirtiendo en uno de los más apropiados para su uso ante imprevistos.
Estos tradicionales métodos de conservación, aunque con la innegable perdida de efectividad resultado del proceso, quedan contrarrestados por el logro de una mayor dureza del mismo. Resultado que, tratándose de un cebo tan expuesto, puede llegar a ser interesante en ocasiones de máxima abundancia de peces.
Su recolección, bien a mano o bien el buceo en apnea, nos permite disfrutar de este cebo durante todo el año sin demasiadas dificultades salvo las propias carencias producidas por grandes temporales o jornadas extremadamente adversas.
Estos, expendidos al peso o bien servidos por docenas en cualquiera de sus dos variedades, siguen proporcionando resultados óptimos en la búsqueda de nuestras presas, muy por encima de otros cebos foráneos de mayor renombre y coste.
De todos es ámpliamente conocido su tradicional uso para la pesca de grandes sargos y doradas utilizándolos enteros e introduciéndoles uno o dos anzuelos en su interior mediante montaje en tándem para, posteriormente, ser asegurados mediante el atado con licra que nos proporcione la necesaria consistencia en el lance, evite el ataque de pequeños peces, y disminuya la posibilidad de su desprendimiento durante el vuelo.
No obstante, en muchas ocasiones, la pesca nos exigirá su uso limpio y sin valvas para tentar especies menores, mas reacias a comer, o ante la fortuna de la ausencia de la temida boga o morralla que, de otro modo, nos desproveería de tan exquisito bocado en décimas de segundo.
Para ello, procederemos a retirar uno o varios cuerpos de este molusco de sus valvas, y procedemos a ensartarlos, uno tras otro, limpios ya de cascara en una aguja acorde para, posteriormente y tras ser fijados mediante el atado por hilo de licra, trasladar el resultado al anzuelo dando, como resultado un apetitoso bocado difícil de igualar en cuanto a olor y atractivo para nuestras indecisas capturas.
Reconocido como el cebo autóctono tradicional por excelencia para la gran dorada, se muestra generoso en sus resultados ante todo tipo de espáridos y cualquier otra especie de carácter bentónico.
Sus cualidades, incrementadas al máximo en efectividad durante la rudeza del inverno, para tentar con garantías de éxito al gran robalo atlántico, nos muestra uno de los engaños más perfectos a nuestra disposición y que, aún, conserva la perdida pureza de los métodos mas tradicionales de la pesca a surfcasting en nuestro país.
Caracola
Provistas de una solida concha, redondeada en los individuos jóvenes y más angulosa en los adultos, formada por una espiral de seis vueltas rematadas por un canal corto.
De coloración marrón, con tres bandas oscuras que se traslucen en el interior de un cuerpo nacarado con tonos violeta y con sus ocho centímetros de longitud máxima, nuestras caracolas nos proveen de un espléndido cebo para tentar a los espáridos de mayor tamaño desde roquedales y mixtos.
Permite su conservación durante varias jornadas, eliminando cualquier individuo deteriorado, en zona refrigerada que mantenga unos mínimos comprendidos entre 12 y 16º.
Días de conservación y temperatura en fresco:
Conservación que mejorará, notablemente, sí optamos por tener la precaución de cubrir el recipiente donde los depositemos con un trapo humedecido con agua de mar.
De igual manera, y aun con la consabida perdida de cualidades debidas a la rotura de fibras por el proceso del frío y la creación de cristales de sal en su interior, podremos optar a su conservación desprovistas de concha en una ligera salmuera que, incluso, podemos llegar a congelar para preservarlas durante tiempo indefinido.
Su recolección, mediante métodos tradicionales como el marisqueo a pie o el buceo en apnea, junto a las cada vez menor frecuencia con que estas llegan a nuestros mercado destinadas al consumo humano originarias de las flotilla de arrastre, hacen que sea un cebo difícil de conseguir.
Extremadamente parcos en cuanto a su perdurabilidad, una vez extraídas de su concha, el uso de nuestras caracolas impone su necesaria preparación sobre el terreno.
Para ello, y habitualmente utilizando dos piedras planas a modo de yunque y martillo, romperemos delicadamente la concha hasta acceder al propio molusco qué, una vez liberado de restos y retirado el callo, colocaremos sobre una aguja de cebado envolviéndolo con algunas vueltas de licra a fin de asegurar su consistencia para trasladarlo, a continuación, hasta nuestros anzuelos.
Cebo por excelencia para la captura de grandes pargos desde tierra, la caracola es bocado apetecido por todos los grandes espáridos en cualquier circunstancia que bien hacen merecer el trabajo previo de su preparación ante la posibilidad de la gran picada al filo de nuestros roquedales y mixtos.
Hace muchos años que no las veo por las costas gallegas.
Sardina
De cuerpo comprimido lateralmente, con una sola aleta dorsal y escamas grandes muy caedizas, presentan nuestras sabrosas sardinas un color azul verdoso por el dorso, rematado por una característica hilera de 6 u 8 manchas negras, que resaltan sobre los resplandecientes tonos plateados presentes en costados y vientre.
Nuestras sardinas comunes, sardina pilchardus, son una especie gregaria que pueden llegar a concentrar bancos de miles de ejemplares dando, aun así, la impresión de actuar como una sola entidad dotada de inteligencia común una vez generado el cardumen.
Conforman la dieta principal de numerosos predadores pelágicos que aprovechan sus desplazamientos, muy especialmente durante la primavera cuando suelen acceder a zonas más costeras, para utilizarlas como nutrientes extremadamente ricos en proteínas y grasas, aporte irreemplazable necesario para superar la cercana fase de reproducción que, tanto desgaste, les producirá en breve plazo.
Muy longevas, se les calcula un tiempo de vida aproximado de ocho años, alcanzan una longitud máxima de 20/25 cm en cardúmenes que llegan a generar verdaderos espectáculos de mareas de plata.
De rápido deterioro, se impone su uso inmediato si se va a utilizar como cebo fresco. Así pues su conservación, e incluso traslado hasta la zona de pesca, ha de ser refrigerado especialmente durante los meses que coincidan con las mayores temperaturas.
Días de conservación y temperatura en fresco:
No obstante, y una vez evisceradas, permiten su conservación en salazón o en salmuera de forma indefinida, añadiendo un grado mayor de dureza al cebo que no nos viene nada mal en muchas ocasiones.
Aunque, hoy día, suelen estar presentes casi todo el año gracias a la importación para consumo humano las procedentes de mercado local, coincidentes de forma habitual con la primavera y el estío, se caracterizan por una mayor riqueza en contenidos grasos. Extremo, que será de agradecer para obtener la mayor eficacia de este cebo.
En función de su tamaño, y en especial de la presa que busquemos, podemos optar por anzuelar nuestras sardinas bien optando por presentarlas fileteadas, en pequeños trozos o, bien, colocándolas enteras en nuestros anzuelos, siempre acordes en tamaños que oscilan del 2/0 a 5/0.
Normalmente, el uso de este cebo troceado, suele estar destinado a especies omnívoras que, desde los grandes sargos hasta incluso alguna dorada hambrienta no suelen despreciar, reservándonos el uso de la sardina entera para predadores de medio y gran tamaño.
No obstante, y sea cual fuere la presentación elegida, el uso del licrado mediante hilo elástico es obligatorio para preservar nuestro cebo durante el lance del que se desprenderá, inevitablemente, si no tomamos esta precaución.
Polivalente como pocos y capaz de atraer al más lejano e indeciso predador es la sardina, para muchos de nosotros, cebo talismán en aguas aparentemente carentes de grandes presas.
Irresistible para doradas, róbalos, grandes sargos, y de los siempre tan deliciosos congrios, este tradicional engaño, con el más humilde de los cebos, nos demuestra día a día su inequívoca eficacia allá donde, los más sofisticados, evidencian sus carencias.
Xarda o Caballa
De cuerpo alargado y fusiforme, con característicos ojos de párpado adiposo, presenta nuestra caballa los claros rasgos de un potente nadador de mar abierto.
Sus dos aletas dorsales, la primera con 12 radios duros y la segunda aleta dorsal -que junto a la anal están seguidas de 5 pínulas- trasmiten la sensación de potencia e hidrodinámica que, una estilizada caudal carente de quilla central, termina por rematar.
De coloración azul verdosa, adornada por anchas y sinuosas líneas oblicuas negras, y de flancos y vientre de un blanco plateado intenso todo, en los 50 cm de longitud de este animal, se nos antoja haber sido expresamente diseñado al milímetro para su vida en alta mar.
Extremadamente frágiles en cuanto a su conservación, su uso habrá de ser inmediato si se pretende utilizar manteniendo el máximo de sus características. Habiendo, siempre, de proveernos de la necesaria refrigeración para su traslado hasta el enclave de pesca.
Días de conservación y temperatura en fresco:
No obstante, y al igual que otros cebos procedentes de peces ricos en grasas, permiten su conservación en salazón o en salmuera de manera indefinida, prestando una especial atención en esta especie a la retirada de vísceras antes del propio proceso de salado.
Normalmente coincidentes con la llegada del buen tiempo y el calentamiento de las aguas litorales en los meses de primavera y verano y fácilmente disponibles en el mercado local, lonjas y pescaderías con destino al consumo humano.
Para su elección, en acción de pesca, escogernos siempre las más frescas evitando, en lo posible, las refrigeradas por la posible adición de diversos productos químico para su conservación.
Dependiendo de su tamaño podremos presentarlas fileteadas, troceadas o enteras en anzuelos siempre acordes al tamaño del cebo y la presa perseguida, que oscilaran en numeraciones del 3/0 al 7/0.
Para su presentación, mantendremos nuestros hierros bien sujetos al cebo, cosiendo, si fuere necesario, varias veces la porción elegida con el propio anzuelo o introduciendo éste en el interior del mismo.
Incrementaremos la estabilidad del conjunto mediante el licrado con hilo elástico sobre nuestros anzuelos que, habitualmente presentados sobre terminales de tipo acerado, estarán orientados para la búsqueda de las mandíbulas más potentes de nuestro litoral.
Alternativa valida al uso de la sardina, obtiene la caballa protagonismo único en la búsqueda de grandes lubinas convirtiéndose, de igual manera, en el irresistible capricho de jureles, palometas, y cazones de medio y gran tamaño.
Mújel o lisa
De cuerpo alargado, de aspecto claramente fusiforme, y cabezas potentes y redondeadas nuestras lisas y albures pueblan todos los entornos semisalobre y litorales de nuestras costas y marismas.
Con comprobada capacidad eurihalina, propiedad que les permite transitar desde zonas saladas a semisalobres o incluso mayoritariamente dulces, no es nada extraño encontrar remontando algunas de sus especies los cauces de nuestros ríos.
Cinco son las especies presentes de la familia de los mugílidos en nuestro rico entorno. El chelón o corcón (chelon labrosus), afín siempre a puertos y muelles; la lisa dorada o busel (liza aurata) con su característica mancha amarilla, objeto de búsqueda permanente por el valor de sus huevas con artes que se pierden en el principio de los tiempos como la tarraya o tarraya; el autentico albur (liza ramada), capaz de remontar sin mayor problemas ríos de cauces dulces; la galúa (liza saliens), dueña de una característica macha cobriza con tonos de oro viejo en su opérculo y, por ultimo, el múgil, capitán o serranillo (mugil cephalus), gigante de la familia con sus 75 centímetros.
Dependiendo de su uso habremos de ser rápidos y cuidadosos sí, nuestra pretensión, es la de utilizarlas como cebo vivo. Imponiéndose, para estos casos, el uso de un pequeño vivero proviso de un aireador que nos provea de la suficiente oxigenación.
Aún así, y debido a lo delicado de su conservación muchos optan por la captura previa del cebo en el mismo puesto, o pocas horas antes de la propia jornada, evitando el inconveniente posterior de un mantenimiento siempre tan delicado.
No obstante, y aunque no se lleguen a conservar vivas, las lisas frescas son un espléndido cebo que podremos aprovechar para tentar numerosas especies.
Días de conservación y temperatura en fresco:
Normalmente presentes todo el año en mercado local y pescaderías para consumo humano provenientes, en gran parte, de la producción masiva generada en piscifactorías y granjas piscícolas.
Evidentemente estos ejemplares, alimentados de forma artificial mediante piensos y sometidos a procesos farmacológicos y químicos con objeto de evitar plagas y enfermedades, poco pueden compararse con los procedentes de la captura artesanal y, mucho menos, con aquellos obtenidos por nosotros mismos a pie de orilla.
En función del fin previsto, optaremos por un anzuelado suave en el caso de su uso al vivo. Este será realizado insertando un primer anzuelo bajo la aleta dorsal a la qué, previamente, habremos reforzado colocando un palillo de dientes bajo la piel de la propia aleta, utilizando un segundo anzuelo - si su tamaño nos invita- que deberá ser colocado en el nacimiento de la aleta caudal.
Fijas ya en nuestro tándem, alguna vuelta de licra -evitando que estas entorpezcan el normal movimiento de las agallas y del propio pez- bastaran para qué, con el uso de los slideaway y la ayuda de la conocida como técnica del ascensor, hagamos descender nuestro preciado y coleante cebo a la espera de la mayor de las picadas.
Al igual que otros cebos, también podemos optar por presentarlas fileteadas o enteras en anzuelos acordes al tamaño de la porción elegida. Estos, que deberán quedar parcialmente descubiertos para asegurar su clavado, oscilaran en tamaños desde el 2/0 hasta 7/0.
Recomendadas -como pocos cebos- para la captura al vivo de la gran robaliza, demuestran un fabuloso poder de atracción capaz de incitar, hasta nuestros anzuelos, a numerosos grupo de predadores siempre dispuestos ante el suculento bocado qué, nuestras lisas y albures, proponen como pocos engaños a nuestro alcance.
Saboga
Son, estos otros clupeidos, parientes cercanos de nuestras sardinas.
Algo más esporádicas en nuestra bolsa de cebos, no obstante, pueden suplir perfectamente la carencia de éstas o compensar, por su precio siempre inferior, su alternancia con sus cercanas primas. Conozcamos un poco más a estas familias que constituyen buena parte de la alimentación de los grandes predadores litorales.
De cuerpo ancho y comprimido lateralmente, presenta las alosas grandes escamas caedizas. De color azul verdoso por el dorso, y plateado por los lados y el vientre, presenta tras el opérculo una gran mancha negra que puede ir seguida de 4 o 5 manchas más pequeñas. Además de su tamaño, hasta 50 cm de longitud, una característica la diferencia inmediatamente de sus otras primas.
La presencia en la boca de una muesca central, situada en el maxilar superior, acabará con cualquier duda que nos pudiera surgir.
Sin embargo, en nuestras sabogas, habremos de observar la presencia de su característica banda longitudinal dorada, muy patente en los más ejemplares cuanto más frescos sean, así como su única mancha negra en el borde del opérculo para evitar mayor confusión con sus más codiciados parientes.
Al igual que el resto de cebos provenientes de otros peces, el rápido deterioro que presentan, nos impone su uso de forma inmediata si se pretendemos sacar el máximo rendimiento de sus cualidades. Debiendo procurar mantenerlas refrigeradas hasta el último momento y procurando, siempre, que se conserven lo más frescas posibles durante la jornada de pesca con ayuda de bolsas de hielo.
Días de conservación y temperatura en fresco:
Aún así, y si pretendemos aprovechar las bonanzas esporádicas que se producen en las capturas de este cebo para ser utilizado posteriormente, podremos, siempre limpias de vísceras, optar por conservarlas en salazón o en salmueras de forma indefinida.
Esporádicas a lo largo del año, serán frecuentes durante los meses de la primavera y el estío en que llegaran a nuestros mercados locales y lonjas frecuentemente mezcladas con sardinas, jurelas y caballas.
Siendo estas especies menos grasientas y ricas en aceites que sus primas las sardinas si su tamaño lo permite, es muy recomendable su uso conservando sus intestinos como parte del atrayente natural del mismo, procurando usarlas enteras siempre que nos sea posible.
Al igual que cualquier cebo proveniente de otros peces, y sea cual sea la presentación que escojamos, el uso de la licra vuelve a ser del todo imprescindible si queremos que se conserven a salvo nuestros sabrosos bocados durante la ejecución y recorrido del lance.
Aunque no tan eficaz como pueden llegar a ser nuestras sabrosas sardinas no podemos obviar qué, como ellas, estas especies se constituyen en elementos primordiales de la dieta de todos los grandes predadores litorales.
Peces planos predadores, así como róbalos, congrios y morenas dan buena cuenta de un cebo, aún mas económico que la propia sardina, y temporalmente abundante en cualquier mercado local de nuestro amplio litoral.
Cangrejo
Nuestros cangrejos atlánticos, conocidos también como cangrejos verdes o coñetas, se caracterizan por presentar su cuerpo, el cefalotórax, más ancho que largo. Amigos de la poca profundidad, su presencia es frecuente sobre fondos arenosos o embarrados de las aguas remansadas de nuestras ensenadas y estuarios a lo largo de nuestros litoral.
Buenos corredores, y de patente agresividad, nuestra especie maenas (de latín rabioso) hace gala de un singular mal genio que nos recuerda lo bien avenido de su nombre científico cuando procedemos a su manipulación o trasiego.
De carácter omnívoro, su alimentación abarca la practica totalidad de aquel ser vivo que quede a su alcance. Y, aún demostrando gran apetencia por los restos de peces y moluscos muertos, mantiene sin embargo, en su dieta habitual, pequeños peces y crustáceos que captura sin dilación gracias a sus dos potentes pinzas delanteras.
Al igual que otros cangrejos, podremos conservarlos varios días humedeciendo ligeramente el fondo del deposito donde los mantengamos.
Pero, si nuestro interés por conservarlo supera este margen, lo podremos ampliar manteniéndolos en un recipiente con agua de mar, a la que proveeremos de una aireación ligera, conservándolos a una temperatura de entre 16 a 20º en un ambiente oscuro, retirando los ejemplares muertos, y cambiándoles el agua cada 3/4 días.
Días de conservación y temperatura en fresco:
Tres son los métodos de anzuelado habituales. El primero, utilizado siempre con cangrejos de gran tamaño, consiste en desproveer el cuerpo de todas sus patas para, posteriormente, introducir nuestro anzuelo en su interior que será fijado, si fuese necesario, con licra.
Este sistema se muestra eficaz especialmente en zonas rocosas de cierta profundidad donde, nuestro interés, radique en presentar un cebo voluminoso sin importar especialmente la distancia alcanzada.
Los otras dos presentaciones, orientadas a la pesca a grandes distancias, consiste en hacer llegar vivos, e íntegros en la medida de lo posible, nuestros engaños al agua.
Para ello escogeremos un cangrejo acorde en tamaño y, colocando nuestro anzuelo sobre el caparazón, procederemos a fijarlos bien por la esquina delantera derecha o izquierda, bien optando por fijarlo mediante hilo de licra. En ambos casos, cuidaremos dejar siempre libres los opérculos del cangrejo para el normal flujo de su respiración que prolongará la duración, y efectividad, de nuestro cebo en acción de pesca.
El cangrejo es un cebo especializado pero no podemos olvidar qué, como tal, su presas también lo son. Grandes doradas, sargos, dentones, pargos, robalos e incluso rodaballos y corvinas se encentran entre ellas disfrutando, gracias a sus características de dureza y vitalidad, de un extraordinario cebo a salvo de la morralla.
Cangrejo ermitaño
Presente en numerosos mares del planeta e, incluso presentando especies exclusivamente terrestres o arborícolas, pocas familias de decápodos se nos presentan más curiosas que las de estos interesantísimos animales.
Carentes de exoesqueleto rígido en su abdomen, los ermitaños han de buscar su protección en las conchas abandonadas de diversos moluscos que ocupan, y desocupan, a medida que el propio crecimiento de su organismo les impone.
Curiosamente el nombre de la familia que los recoge, diogenidae, hace referencia a otra singularidad común a la especie que nos interesa y qué, no es otra, que la frecuencia en que encontraremos a nuestros ermitaños con una pequeña colección de trofeos sobre la concha en uso.
Este hábito por coleccionar, pensado para su mejor enmascaramiento en el sustrato que habita, comprende normalmente la colocación de una, o varias anémonas, qué él mismo busca fijar en su exterior llegando a extremos realmente asombrosos de mimetismo.
Sin retirarlos de la concha, y a temperaturas de entre 14º a 16º, soportan varios días si tenemos la precaución de mantenerlos cubiertos por un paño bien humedecido en agua de mar.
Días de conservación y temperatura en fresco:
Una vez retirado de las conchas, permiten su conservación indefinida en salmuera liviana o incluso, su congelación posterior, con la consabida pérdida de propiedades.
Eventualmente en muelles de pesca, tras los procesos de limpieza de redes, o en comercios especializados, donde suelen hallarse ya limpios de concha y expendidos en bolsas de salmuera.
Previo al anzuelado, habremos de retirar, forzosamente, el propio cangrejo de su alojamiento.
Para este menester podremos utilizar el método más tradicional, mediante la rotura de la concha ocupada con el uso de un útil o, en su defecto, utilizando dos piedras planas a modo de yunque y martillo o bien, el preferido por muchos de nosotros, consístente en secar totalmente de humedad la concha donde se encuentra y, una vez seca, proceder a dar calor a la parte trasera de la misma mediante un encendedor, invitando a nuestro inquilino a salir de casa, algo que ocurrirá en pocos minutos.
Sea como fuere, y una vez eliminados los posibles restos de concha, anzuelaremos nuestro cangrejo con sumo cuidado introduciendo la punta del anzuelo, desde la parte posterior del abdomen hasta la cabeza, y dejando fija la muerte del anzuelo en la misma o en el tórax si el tamaño del cebo lo requiere.
Siendo este, una vez desalojado de la concha, un engaño muy delicado habremos de fijar una vueltas de licra para asegurarnos de su integridad en el lance que, procuraremos, sea lo menos brusco posible.
Cebo especialmente indicado ante la, cada vez más difícil ocasión de carencia de morralla, goza de merecida fama de infalible para la captura de las más preciadas presas, qué como sargos, doradas y pargos, abundan en las zonas del mixto y los roquedales dispersos.
Patexo
Cebo extraordinario para la pesca de grandes robálos, doradas y sargos.
De caparazón aplastado, más ancho que largo y con el dorso rugoso, de borde lateral anterior más largo que el posterior y con cinco dientes iguales y curvados hacia delante presentan, nuestros liocarcinus depurator, una coloración rojiza a pardo oscura donde destacan sus placas remadoras de vivos colores azul violeta.
Permanentemente enredados en las artes de pesca de bajura por su habito natatorio, donde llegan a considerarse un verdadero estorbo -origen de su sobrenombre de pataliao-, pueden llegar a confundirse con sus primos, comunes en las zonas intermareales de nuestras playas, los llamados calaveteras o fantasmas (liocarcinus marmoreus), verdadera filigrana del mimetismo en nuestras arenas.
Delicados en su mantenimiento, optaremos por usarlos lo antes posible tras su adquisición o captura.
Aún así, podemos conservarlos algunas horas -o incluso, con suerte, alguna jornada- humedeciéndoles el fondo del deposito donde los mantengamos con agua salada y, manteniéndolos a temperaturas cercanas a los 16-18º.
Días de conservación y temperatura en fresco:
Siendo enemigos del frío intenso, que les produce rápidamente un estado letárgico profundo y del que sólo a veces son rescatados proveyéndoles de agua salada a temperatura ambiente, evitaremos su contacto directo con bolsas de hielo.
En el caso del pataliao, no nos quedará mas remedio que acudir a la zona de limpieza de redes en puertos tradicionales y solicitárselos a los profesionales del cerco o el arrastre. Sin embargo, en cuanto a los llamados calaveteras -y siempre que nos lo permitan las regulaciones locales- pueden ser capturados a la linde de las zonas intermareales introduciendo un trozo de pescado (sardina o similar) que, fijada a una estaca y enterrada al filo del agua, nos proporcionara suficientes ejemplares para toda la jornada.
Al igual que en otros casos, se realizará el anzuelado preservando la integridad de nuestros cangrejos para posibilitar su máxima eficiencia bajo el agua. Evitaremos, por tanto, la colocación directa del anzuelo perforándolo y optaremos por el uso de un licrado suave que mantenga intacta la movilidad de sus branquias con objeto de evitar su ahogamiento rápido ante la imposibilidad de expulsar el agua una vez respirada. En todo caso, si no queremos usar la licra, lo perforaremos por un extremo del caparazón sin dañar los órganos internos. De esta manera es como colocan el patexo los pescadores profesionales en los palangres.
Así mismo, el relativo pequeño tamaño -en el caso de los de arena-, permite su uso junto a otros cebos qué, emulando la captura y predación de los mismos, incrementan enormemente su interés.
Un espléndido ejemplo de este montaje, es la colocación previa de un anélido (americano o tita fundamentalmente) a la que se incorporan el cangrejo atado a la altura del anzuelo obteniendo, con este método, resultados extraordinarios en la búsqueda de grandes espáridos.
Autentico sustento de los peces bentónicos que acuden a nuestras playas en su búsqueda, contemplan entre sus predadores a la casi totalidad de nuestras habituales presas, siendo irresistibles para las grandes doradas y para todo tipo de espáridos de gran tamaño. Además, es el plato mas apetitoso para las robalizas, que caen en ellos sin remisión.
Galera
Conocidas también bajo los nombres de cigalitas o cangrejillos, nuestra upogebia deltaura, es uno de los crustáceos de menor tamaño -entre los 5 a 8 cms- que aún sigue siendo ampliamente demandando como cebo de interés para nuestra actividad.
De tonalidades anaranjadas a verdosas, nuestras cigalitas habitan galerías en forma de U que, excavadas en la arena o el fango, son fácilmente reconocibles por los promontorios que en forma de cráter, como si de pequeños volcanes se tratase, muestran a su entrada.
Su recolección, realizada de forma totalmente artesanal, se realiza socavando el lugar donde se detecta la galería, retirando el fango o la arena hasta dar con el animal, o, a lo sumo, succionándolas con bombas de agua artesanales que ayudan a una recolección más rápida, aunque con mayor deterioro del cangrejillo.
Podemos conservarlos durante algunas jornadas depositándolas sobre un lecho de algas (preferiblemente del género lactuca, también conocidas como lechugas de mar o papilejos) humedecidas en agua salada en una zona oscura y húmeda o, incluso durante semanas, en viveros de agua salada, ligeramente aireados, y a temperaturas comprendidas entre los 14 y 18 grados.
Días de conservación y temperatura en fresco:
Asimismo, este cebo, permite su conservación en salmuera y, como en otros casos, incluso su congelación de manera indefinida bajo esta presentación.
Exclusivamente en comercios dedicados a la venta de cebos donde suelen dispensarlos vivos, expendidos por unidades o docenas, y donde es fácil encontrarlas ya envasadas en frascos con salmuera.
La forma de anzuelarlas es del todo similar a la que solemos usar cuando, de quisquillas, camarones o ermitaños, se trata.
Para ello introduciremos el anzuelo por la cola, y procurando no llegar hasta la cabeza -acción que provocaría su muerte instantánea-, procederemos a sacar la punta del mismo por el tórax.
No obstante, y debido a lo liviano de este cebo, es preferible optar por atarlas exclusivamente con hilo de licra, evitando así el daño y deterioro que el anzuelado directo produce.
Para ello, situaremos la cabeza hacia el hilo de bajo y la cola en dirección al anzuelo, asegurando el nuestro cebo con varias vueltas suaves de licra.
A este método se le concede, tradicionalmente, mayor efectividad al considerarse que, gran parte de los peces, suelen preferir iniciar el ataque del cebo de atrás hacia delante para facilitar así su ingesta.
Manjar exquisito para todas las especies litorales, lamentablemente también lo es de la morralla, que deberemos evitar para lograr la máxima efectividad que, muy especialmente sobre espáridos y serránidos, nuestras pequeñas galeras llegan a ejercer. En definitiva muy buen cebo, aunque algo escaso de encontrar.
Y el mejillón?
ResponderEliminarYo uso esto y va muy bien
ResponderEliminarhttp://www.pescaderiaonlinecostaluz.es/pescados-y-mariscos/comprar-marisco-a-domicilio/comprar-chirla-fresca/chirlas-medianas-detail.html
Muchas gracias por tus consejos 👍
ResponderEliminarViveros marinos con agua de grifo.
ResponderEliminarHola a mi me funciona el agua del grifo en mi acuario marino de la siguiente manera. Primero calculo el agua necesaria, le añado el anticloro y luego le hago el ciclado sin la sal marina durante uno o dos días sin acuario y sin peces. Hago pasar el agua por skimmer, oxigenador y filtro de carbón activo, durante varios días, así estabilizo el dGH idóneo para introducir la sal marina para acuarios, no?. Después le añado la sal al agua y la introduzco en el acuario pasándola también por el enfriador. Según los resultados creo que es porque la sal marina viene para ser introducida en este orden y así he llegado a triplicar el periodo de cambio de agua manteniendo los valores de PH adecuados con su correspondiente dKH. Según creo mirando temperatura, PH y nitratos es suficiente.
Hola yo me he comprado algún que otro complemento para tener mis cebos recién sacados de la nevera me explico. Yo he conseguido meter en un vivero mis cebos con agua del grifo simplemente se compra sal marina de acuario preferiblemente si sirve también para vivero mejor y acondicionador anticloro, luego se le pone en la cantidad indicada y así no hace falta coger agua de mar. Suelo comprar los cebos en verano y a veces vienen mejor o peor y sobran porque no hay peces no pican etc y no suelo coger ni agua ni arena de la playa de madrugada que es cuando vuelvo de pescar, compro para varios días etc. Para el resto de cosas bueno un barreño un tubo de pvc de 160 mm y 1 metro de altura material de desagües reducciones pasamuros de riego por goteo etc, bombas y filtros EHEIM y bueno el Skimmer lo hago 100 % por aire así que le meto 4 o 5 aireadores dentro del skimmer y ahí le coloco un compresor de aireación de 5 o 6 salidas en uno que me da la presión para el skimmer bueno es un Aqua Medic creo en USA utilizan alguno así aunque este es alemán. En las primeras pruebas he conseguido hacer correr los cangrejos como si estuvieran encima de una piedra en la rompiente después de sacarlos de la bolsa del super y dejarlos ahí que se oxigenen supongo que si encuentro como acabarlo colgaré algunas fotos la verdad es que creo que sería capaz de hacer lo mismo con gusanos. Ah las pruebas son en invierno así que bueno el enfriador no me ha hecho falta aunque alguna sardina se han comido, de las de retel. Supongo que casi todos habréis visto las novedades para el 2015 en las mejores marcas yo empecé con un aireador a pilas y bueno vi lo de la sal el skimmer y los 20 gusanos o 20 cangrejos. Supongo que se pueden comprar en internet yo lo hice así.
ResponderEliminarHe leído que para conseguir el ciclado de una cantidad determinada de agua primero va el skimmer, es decir cogemos agua del tanque con una manguera y le conectamos la bomba del skimmer. Yo elegí un skimmer con aireación interior mediante aireadores independientes del ciclado ya que el skimmer rompe la suciedad del agua con la gravedad al meter aire en microburbujas en el fondo del skimmer. Así conseguimos dos cosas, creo, una separar y romper la suciedad del agua para estos "valores de skimmer" porque rompemos y hacemos flotar los restos convirtiéndolos en espuma fácilmente depurable, la otra entiendo que la mitad del skimmer cicla y por tanto sólo oxigena. Yo ésto lo consigo con tres tubos o roscas pasamuros y dos bombas EHEIM Complact +. Dos pasamuros en los extremos del skimmer y otro en la mitad del tubo. Con el desagüe de arriba corrijo las oscilaciones del ciclado que realizan las dos bombas haciendo caer el agua de nuevo al barreño, la rosca pasamuro siguiente hace un pasamuro en el skimmer en la mitad de éste, y lleva la bomba de entrada de agua y el último pasamuro va en el fondo del skimmer y yo le he puesto otra bomba para ganar presión en el recorrido del ciclado ya que después de varias pruebas la presión de salida de agua producida por un tubo de un metro no siempre es suficiente. En el interior van 4 aireadores cerámicos, colocados en el fondo del skimmer y conectados a un tubo de riego por goteo que sale por un manguito de la tapadera superior o cuello del skimmer, ahí se le conecta la bomba de aire.
ResponderEliminarLuego va el filtro de carbón activo conectado a la bomba de salida del skimmer por una manguera. Tengo puesto el EHEIM classic 2213, nuevamente usando la gravedad para el filtrado, primero canutillos cerámicos en el fondo luego esponja de foam, luego grava filtrante zeolita creo, encima filtros de perlón blanco, encima carbón activo en grano y finalmente el filtro de carbón activo de material EHEIM. A la salida pondremos o los filtros UV seguidos de un enfriador o simplemente un enfriador. Y finalmente la colocación de la salida yo creo que si coges el agua en el fondo y la sacas en superficie sin espuma se cicla pero no siempre me ha funcionado.