La publicación del informe definitivo sobre el estado de las rías gallegas amenaza con prolongarse tanto como el problema de contaminación que arrastra parte de la costa gallega desde hace años.
Algo aparentemente tan sencillo como contar qué es lo que se vio en la misión de investigación que realizó la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo en Galicia el pasado mes de febrero ha puesto en pie de guerra a diputados de todos los signos en Bruselas.
Algunos no daban crédito a lo que estaba pasando en la sala donde ayer se debía debatir el informe: «Estoy atónito, en los quince años que llevo en esta Comisión, nunca he visto una situación igual y eso que ha habido informes difíciles», aseguró el socialista Miguel Ángel Martínez.
Estaba previsto que el presidente de la delegación que visitó las rías, el francés Philippe Boulland, presentase el texto definitivo después del intento fallido de junio, cuando varios grupos políticos se enzarzaron en una serie de reproches a costa de lo que debía ser incluido y excluido del texto final y en medio de las críticas de los populares hacia la secretaría por haber distribuido informes no consensuados. Pero desde entonces, no ha habido ni acuerdos ni acercamientos entre el conservador Boulland, que presentó ayer un informe propio, y sus dos compañeras de misión, la liberal austríaca Angelika Werthmann y la ecologista letona Tatjana Zdanoka. Así es que llegaron a la jornada de ayer sin una solución en la mano.
Hay varios puntos conflictivos. Según apunta el diputado gallego popular Francisco Millán Mon, su partido se opone a que la visita a la Ría de Ferrol se incluya en la memoria porque «así se había pactado antes de la visita». La cuestión de la infrarrepresentación de las autoridades en el informe también ha escocido entre los populares: «Es cierto que hay problemas que resolver pero casi no se ha mencionado el trabajo que las Administraciones han hecho hasta ahora», asegura Millán Mon.
La Eurocámara deberá determinar en los próximos meses si Boulland, tal como pide el PP europeo, puede presentar un texto unilateralmente por la falta de acuerdo político.
Un momento de la visita a la ría ferrolana realizada por eurodiputados el pasado mes de febrero |
La pelea política en la Eurocámara a costa del informe sobre el estado de las rías gallegas se recrudeció ayer. Lejos de buscar el consenso y solucionar los problemas de contaminación que observó la delegación del Parlamento en su visita a Galicia el pasado febrero, el presidente de aquella misión, el conservador francés Philippe Boulland y sus dos compañeras, la liberal austríaca Angelika Werthmann y la ecologista letona Tatjana Zdanoka, continúan con las críticas y los cruces de acusaciones.
El último episodio lo protagonizó el diputado popular que, en una misiva distribuida a sus compañeros de la Comisión de Peticiones, se defiende de las acusaciones de autoritarismo que vertieron sobre él Werthmann y Zdanoka. Según Boulland, que llama «hipócritas» a sus dos compañeras, dice que están bloqueando el acuerdo sobre el informe para que se incluyan todas sus peticiones.
El Partido Popular se queja de la poca atención que se le presta a los argumentos de las autoridades y el peso «desproporcionado» que tienen las voces de los peticionarios en los informes preliminares, pese a ser los que solicitaron en la intervención en la Eurocámara.
Lo que empezó siendo un acuerdo unánime en torno al mal estado de algunos enclaves costeros gallegos se ha convertido en una batalla entre agrupaciones políticas que amenaza con retrasar hasta después del verano la publicación de las recomendaciones para las rías de Galicia.
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