miércoles, 28 de marzo de 2012

Un tesoro disecado del Miño

Lorenzo Seijas muestras todo orgulloso en su casa el ejemplar de trucha pescado en el río Miño

Lleva medio siglo guardado como lo que es, un tesoro único del río Miño. Es una trucha disecada de ocho kilos y doscientos gramos, que pescó a principios de los años sesenta Lorenzo Seijas, vecino de Chantada.

Es tan extraordinaria la talla de este ejemplar, y fue tan complicada su captura, que a Seijas no se le ha borrado un solo detalle. Lo curioso de esta historia es que existe otra versión, la de Leopoldo Soto, otro vecino del lugar que asegura que fue él quien la pescó.

Lo que es un hecho es que el pez es ahora de Seijas, que lo tiene expuesto en su casa. El día que lo pescó salió acompañado por Leopoldo Soto, O Lebreiro y un administrativo de Dragados. «Picou no río Miño, a uns dez metros río abaixo da desembocadura do Enviande, cunha cucharilla da marca Celta número tres e a sedela tamén do tres», explica. Aunque picó ahí, la pelea para sacarla del agua fue dura, y lo consiguió dos kilómetros después, a la altura del lugar de Porto, justo encima de donde pasaba la barca. El ejemplar era peleón, y explica Seijas que Leopoldo le disparó con la pistola hasta vaciar el cargador, pero no consiguió darle. Era habitual en aquella época utilizar una pistola en lugar de una sacadera. Por si fuera poco, por el camino, «eu perdín a carteira e Leopoldo a pistola», continúa Lorenzo, aunque recuperaron todo al día siguiente. Al final, logró capturar la trucha, y lo considera un milagro porque «xusto cando collín a troita na beira xa rompeu a sedela».

Contento con la pesca, Lorenzo dice que le regaló la trucha a Leopoldo, quien la llevó a Lugo para disecarla, por el precio de 1.000 pesetas. «Tívoa na súa casa moitos anos, ata que volveu de novo a nós e quedou exposta no restaurante que tiña meu fillo», continúa. Allí ocurrió otro de esos milagros que rodean la historia de esta trucha: un incendio dañó el restaurante del hijo de Seijas y el pez no sufrió ni un solo rasguño. Desde entonces, el ejemplar está guardado en la casa de Lorenzo.

Todo un privilegio, teniendo en cuenta que es la segunda trucha más grande pescada en la zona que recuerdan los expertos en pesca chantadinos. «A máis grande foi unha de once quilos e douscentos gramos que pescou nos anos corenta Luis Coello, un médico de Chantada, xunto a Sindo Figueiras, no lugar de Sernande», continúa.

La otra versión de la historia es la que aporta Leopoldo Soto, que asegura que fue él quien pescó la trucha con una cucharilla besaya en la desembocadura del río Asma, y que se encontraba solo fumando un puro cuando esto ocurrió.

Su relato coincide con el de su amigo en que le disparó el cargador completo y que no consiguió darle, pero matiza que fue él quien se la regaló a Lorenzo Seijas. Solo los protagonistas de la historia saben qué versión es la cierta.

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