lunes, 27 de octubre de 2014

Gusanos para curar heridas de guerra


 


 

¿Quién no se ha sorprendido ante la capacidad de regeneración de una lombriz de tierra? Atónito, ante la vida que cobraban cada una de las secciones del gusano que habitualmente con más malicia que ganas de experimentar se habían cercenado. Pues a ese milagro anatómico le ha encontrado utilidad la empresa francesa Hemarina SA, al frente de la que está el científico francés Franck Zal, de renombre mundial en el campo de la hemoglobina extracelular de los invertebrados marinos.

Hemarina es una spin off de desarrollo de tecnologías que tiene por protagonista la arenícola marina, el típico gusano que se coloca en el anzuelo en la pesca recreativa, pero en lugar de emplear ese poliqueto que cultiva como cebo, se destina a su uso con fines médicos. Las aplicaciones de la arenícola marina en el cambio de la biomedicina fueron explicados en O Grove por el propio Franck Zal, que asombró a los asistentes a la última edición del ForoAcui con las posibilidades de emplear el gusano para, entre otras cosas, curar heridas de guerra. Sí, porque las moléculas de hemoglobina de su sangre consiguen detener hemorragias y que el cicatrizado se vuelva más rápido.

Pero la solución para accidentes bélicos serían la aplicación menos deseable -por eso de la educación para la paz y el no más guerras, dado que lamentablemente hainas-, las moléculas de hemoglobina que Hemarina obtiene de los poliquetos que cultiva son también una solución muy eficaz para el mantenimiento y conservación de los órganos que van a ser trasplantados.

Es más, hoy ya se comercializa esa solución para riñones, hígados, corazones o páncreas que van a ser implantados en un receptor. «Es ya conocido en el mundo entero y los cirujanos están encantados, ellos mismos nos dicen que el órgano viene mucho mejor protegido y en mucho mejores condiciones para el trasplante», explicó Franck Zal.

Hemarina (fundada en el 2007) también ha desarrollado vendajes con estas moléculas que pueden emplearse para tratar casos como el de las úlceras asociadas a la diabetes o heridas de cierta gravedad que podrían llegar incluso a producir amputaciones.

Según expuso el francés Zal en O Grove, hasta ahora, los resultados obtenidos han sido especialmente buenos: la herida cura y cicatriza con mayor celeridad que con otros tratamientos. Otra de las aplicaciones previstas tiene que ver con fármacos tumorales.

 

Fuente: La Voz de Galicia

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