La pesca submarina es un deporte acuático que consiste en cazar peces bajo el agua sólo con la ayuda de un fusil en modo apnea, o sea, sin botellas de oxígeno.
Desde que existe, es uno de los puntos de fricción entre los practicantes y las asociaciones ecológicas y defensoras de los animales.
La pesca submarina es uno de esos deportes que, pese a ser minoritario en España, es bastante conocido en toda la costa española. Es una de las muchas actividades que se engloban dentro del marco de la Federación Española de Actividades Subacuáticas y, por supuesto, no está ni mucho menos profesionalizado. Casi cualquiera, con un nivel físico adecuado y el material necesario, puede practicarlo.
El objetivo final es el de pescar el mayor número de peces y de mayor tamaño posible (al menos así se puntúan los campeonatos: por número de piezas, por peso de las mismas y por especie atrapada), aunque siempre que no se esté compitiendo uno sólo puede pescar una determinada cantidad de pescado por persona y día.
Para ello, además del neopreno y las gafas de bucear, el pescador se ayuda de un arbalete (una especie de fusil) y un cuchillo. El 'modus operandi' es sencillo: se encuentra el pez, se apunta con el arpón que lleva el arbalete y se dispara.
Aunque la pesca submarina no se encuentra entre las principales preocupaciones de la mayoría de organizaciones de defensa de los animales y ecologistas, sí es cierto que todos estos movimientos están en contra de este deporte, aunque no todos se enfrentan a él desde el mismo enfoque ni con la misma intensidad.
Así, por ejemplo Celia Ojeda, responsable de océanos y pesca de Greenpeace, explica que ellos no tienen postura oficial sobre la pesca submarina, lo cual no quita que ellos aboguen porque "se cumplan las leyes que regulan la pesca submarina". "Ésta debe ser una actividad sin ánimo de lucro y en la que haya una lucha de igual a igual entre el pez y el hombre", explica Ojeda, refiriéndose a la lógica prohibición de usar oxígeno. "Lo importante es que la regulación, que la hay, se cumpla", insiste. "Se han dado casos de reservas marinas protegidas que se han quedado sin peces". "Eso sólo puede pasar por culpa de pescadores furtivos", razona.
Pero no sólo los furtivos preocupan a las organizaciones en defensa de los animales y del medio ambiente. De hecho, Alberto Díez, director de campañas de la Asociación Nacional para la Defensa de los Animales, comenta que no sólo hay que ver la pesca submarina "desde el prisma de la conservación, sino también del sufrimiento que padece el pez".
Para Díez, la razón por la que habría que buscar actividades alternativas que puedan sustituir a la pesca submarina por otras no dañinas con los animales es por el factor de la crueldad, que "está siempre presente independientemente del método usado para pescar". Además, para él, este tipo de pesca no se pueden justificar desde el punto de vista alimenticio, y alude al factor de ocio y diversión como principal motor de la gente que practica este deporte.
Eso sí, Díez es realista y sabe que esta situación no va a cambiar de un día para otro, por ello "apoya la introducción de nuevos métodos que hagan sufrir menos al pez". "Serían las fases iniciales hay un objetivo final que sería el de la sustitución por actividades alternativas", insiste.
En la misma línea que Díez, se sitúa Javier Moreno, portavoz de Igualdad Animal: "hay animales cuyo sistema nervioso está muy desarrollado y está demostrado que sienten mucho dolor" (puedes leer más información sobre cómo sienten los peces aquí). Moreno se sitúa del lado de aquellos que opinan que el gran problema no es tanto la supervivencia del ecosistema o de la especie, como lo puede ser el sufrimiento y la muerte, que "siempre es evitable".
Preguntado acerca de qué le parece que en los campeonatos autonómicos o nacionales los peces se donen a obras de caridad, Moreno responde tajantemente: "es sólo un intento de lavar la imagen; existen otras formas de colaborar con comedores sociales o con obras de caridad sin dañar animales".
En el lado contrario, se sitúa Manuel Crespo, pescador aficionado, médico y presidente de la Federación Andaluza de Actividades Subacuáticas. "La pesca submarina apenas tiene impacto en el mundo animal marino", dice. Para explicar tal afirmación, recurre a varias afirmaciones: "en primer lugar, porque existen unas limitaciones de pesca por persona y día (en Andalucía, por ejemplo, de 5 kilos), una limitación de tamaño y también hay prohibición de pescar determinados animales según la zona (en la comunidad más meridional de la Península no se puede pescar pulpo)".
Toda esta reglamentación y todo cuanto tiene que ver con la pesca submarina viene reflejada en el Libro blanco de la Pesca Submarina, escrito por José Larena Gil y Manuel Melchor Carpio.
"Además, hay que pensar que la mayoría de los peces viven entre los 30 y los 200 metros y la mayoría de submarinistas no aguantan bajo el agua tanto tiempo como para poder descender tanto, así que la inmensa mayoría de pescadores apenas pesca un número de peces insignificante; tan sólo tres o cuatro en España con una forma física y una gran capacidad para aguantar la respiración son capaces de pescar muy abajo", comenta Crespo, que sabe de lo que habla porque por su consulta han pasado mucho buzos. "La mayoría de aficionados pescan tres pescados de nada, porque es lo que pueden".
Para dejar bien claro este primer punto, Crespo compara la incidencia que tienen todos los pescadores submarinos de España con lo que obtiene un pescador de palangre en un día, que puede llegar a colocar y recoger entre 20.000 y 50.000 anzuelos en un día.
"Es para consumo propio, está prohibido venderlo o comerciar con él", afirma Crespo. "Siempre hay piratas que hacen cosas ilegales, pero está prohibido". "La única excepción es en los campeonatos, que se dona, para lo cual se pide una autorización a la Comunidad para poder superar el límite de pesca y para poder donarlo", puntualiza. "Además, después de cada campeonato se entrega un informe detallado sobre el número de peces y kilos pescados de cada tipo". Y todo esto se hace con la supervisión de biólogos marinos, que trabajan mano a mano con las Federaciones durante todo el año.
La pesca submarina no tiene temporada de veda aunque, lógicamente, en invierno y en otoño es casi imposible por el tiempo y por el estado del mar.
Esto es la pesca submarina, vista desde un lado del charco y desde el otro. Es evidente que es un deporte y es evidente que conlleva la muerte de animales. ¿Son esas afirmaciones compatibles? ¿Está justificada la muerte sin defensa, de esa manera, de los peces? ¿Es un caso comparable a los toros? La respuesta a cada pregunta daría para un eterno debate.