domingo, 17 de abril de 2016
Asturias se resiste a la pesca sin muerte del salmón, con los ríos vacíos
La trucha tuvo más tirón que el salmón. La temporada de pesca en aguas continentales asturianas izó el telón ayer sin levantar ningún tipo de expectación entre los ribereños y deportistas en lo concerniente al salmón, ya que la especialidad sin muerte no acaba de arraigar en Asturias. El mal tiempo y la festividad de Ramos también afectaron. Por el contrario, sí que se registró bastante ambiente para la pesca tradicional de truchas.
En el Oriente, por ejemplo, hubo con una nutrida presencia de pescadores. En aguas del río Güeña, zona truchera por excelencia, la popular saga familiar de los Mori no faltó a la cita, sobremanera Cuco Mori Cuesta y su hijo Efrén. Ambos dieron buena cuenta de su destreza y habilidad con la caña a la hora de echar a tierra algunas piezas de notable tamaño. El cupo establecido es de ocho ejemplares por jornada y pescador, prolongándose la temporada hasta el 15 de agosto, excepto zonas salmoneras y de alta montaña -se abre el 15 de mayo-, de pesca intensiva y tramos sin muerte.
En el Narcea, más de lo mismo en cuanto al salmón, y los pocos pescadores que se pudieron ver por la zona se dedicaron a la trucha. "Esto hace veinte años era impensable, se perdió la afición a la pesca, el primer día iba hasta el que no sabía pescar. El río baja alegre con agua, y las truchas están voraces por comer porque han salido del período de desove. Hay posibilidades de pescar", señaló Román Herrero, presidente de la sociedad "Fuentes del Narcea".
Para el salmón, la elevada cantidad de agua que lleva el Narcea echó atrás a los pescadores, que esperan que con la mejoría del tiempo puedan lanzarse a probar suerte en los días de Semana Santa en la ribera. Ayer, los pozos salmoneros más conocidos como Quinzanas (Pravia) o Carbajal y La Llera (Salas) estuvieron prácticamente vacíos. "No hay muchas opciones de capturar un salmón con el río tan alto", explica Enrique Berrocal, presidente de la sociedad "Las Mestas del Narcea". Una tarea "casi imposible", añade.
El colectivo apoyó la apertura de la temporada con pesca sin muerte, que se prolonga hasta el 24 de abril, tras decidirlo en asamblea. Si bien el presidente precisa que "no sería problemático abrir antes la temporada con muerte, pero respetamos la decisión de los socios.
En el tramo alto del Narcea se reunieron algunos pescadores en busca de truchas, que sí pudieron pescar con muerte. Román Herrero precisa que la población se encuentra con buenos números tras los muestreos que ha realizado el colectivo. "No es tan pobre como podemos pensar", detalla. Lo que sí han advertido es la presencia de pescadores de León esta temporada ante la imposibilidad de pescar en su provincia: "Este año habrá más presión sobre el río y más pesca de lo normal", advierte Herrero.
Los pescadores esperan que la lluvia cese para que el río pierda altura y así poder disfrutar del deporte en las mejores condiciones. Parece que la meteorología les dará un respiro en Semana Santa.
Quejas en Cangas de Onís
Los ribereños no pudieron dejar pasar por alto en Cangas de Onís la deplorable situación que presenta en la actualidad el coto truchero de pesca sin muerte en el río Güeña, ofreciendo una imagen desagradable en cuanto al cuidado del medio ambiente en la comarca suroriental. Cantidad de plásticos -cintas blancas, de silos- invaden ambas márgenes, desde las inmediaciones de la estación de servicio de La Morra hasta aguas arriba del puente del Cortijo, incluso hasta cerca del puente de la variante de circunvalación de la urbe canguesa.
Se da la curiosa circunstancia de que es uno de los pocos acotados trucheros existentes en la cuenca del Sella en el que se permite la pesca sin muerte, en aguas del Güeña, concretamente entre el puente del Cortijo-La Gargantiella y su confluencia con el Sella.
En el susodicho coto, la práctica de esa especialidad deportiva arrancará el tercer domingo del próximo mes de mayo y se dilatará hasta el 15 de agosto, pues está localizado en aguas catalogadas como salmoneras.
Fuente: La Nueva España
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