sábado, 8 de octubre de 2011

Pruebas de ADN revelan engaños con la merluza


En los mercados españoles se están vendiendo especies de pescado más baratas, como el bagre vietnamita y el granadero del océano Pacífico, como merluza, que es una especie más cara, revela una investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ).

El ICIJ encargó un estudio de ADN en julio en el que se demostró que casi el 10% del pescado estaba mal etiquetado. Una investigación realizada en de 2010 por los mismos científicos también detectó problemas con el etiquetado en casi el 40% de las muestras, informan los periodistas Mar Cabra, Marcos García Rey y Kate Willson.

“Algunos de los casos revelados son realmente intentos ‘descarados’ y sorprendentemente burdos de engañar a los consumidores”, dijo el experto en ADN pesqueros de la Comisión Europea (CE), Jann Th Martinsohn, que revisó la metodología y los hallazgos del ICIJ.

Etiquetar falsamente la merluza puede aumentar los ingresos de las compañías que venden pescado más barato como si fueran especies de alta calidad, e incluso puede alentar la pesca ilegal.

A pesar de que la Unión Europea (UE) instituyó regulaciones firmes que requieren la trazabilidad a través de la cadena de abastecimiento, las pruebas de ADN no son obligatorias.

“En los últimos años, aumentó el fraude comercial. Creo que es porque las compañías saben que no son controladas”, dijo Ricardo Pérez, experto en ADN e investigador del Consejo Nacional de Investigación de España.

La mayoría de los mercados que vendían pescado mal etiquetado argumentaron errores humanos, y una de cada ocho tiendas en las que las que el ICIJ encontró las muestras mal etiquetadas aseguró que era la primera vez que ocurría.

Pero para las autoridades españolas, los resultados del estudio de ICIJ no señalan una tendencia y tampoco representan un peligro para la salud pública.

“Lo que preguntaron las autoridades es: ¿alguien puede morir? No. Entonces, se trata sólo de dinero”, dijo Gemma Trigueros, coordinadora nutricionista de la Asociación de Usuarios y Consumidores Españoles (OCU).

Científicos de la Universidad de Oviedo, junto con investigadores de una universidad griega, publicaron en diciembre pasado los resultados de un estudio plurianual que demuestra que más de uno en tres productos de la merluza que se venden en España y en Grecia son, en realidad, productos más baratos.

El ICIJ decidió entonces comenzar a tomar muestras en Madrid para determinar si el etiquetado falso continuaba y qué compañías estaban implicadas en la maniobra.

En junio, los periodistas que llevaron a cabo la investigación obtuvieron 150 muestras de merluza de mercados importantes, pescaderías y mayoristas, y solicitaron a la Universidad de Oviedo que realizara análisis de ADN. Hallaron que el 8,6% de las muestras estaban mal etiquetadas, pero los investigadores concluyeron que el nivel real de etiquetado falso probablemente es mucho mayor que el informado en el estudio del ICIJ.

La investigación demostró que se venden como merluza familias de pescado totalmente diferentes y que los distribuidores de pescado se dan cuenta porque la mayoría de esas especies son muy diferentes unas de otras.

Los investigadores de la Universidad de Oviedo advirtieron que el etiquetado falso podría derivar en “problemas graves para la salud de los consumidores desprevenidos” que pueden ser alérgicos a un grupo de especies en particular, como el caso del bagre (panga).

Los científicos también alertan sobre otros riesgos para la salud, como la presencia de compuestos contaminantes, toxinas y otras sustancias nocivas como el mercurio, que son específicas de determinadas especies o regiones.

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