sábado, 8 de octubre de 2011

Casi el 40% de la merluza está mal etiquetada


Un equipo de investigadores de la Universidad de Oviedo determinó que el 38,9% de la merluza que se consume en España está mal etiquetada, tras constatar errores tanto en lo que respecta al nombre científico de la especie como en su origen geográfico.

Según el informe, casi el 40% de la merluza ingerida en el país no proviene de Europa ni América, sino de las aguas africanas.

Los investigadores analizaron entre 2004 y 2006 un total de 93 paquetes de merluza fresca y de distintas marcas de congelados en diversos hipermercados.

Al comparar la información de las etiquetas con lo que revelaba el ADN, detectaron que el 31,5% de los lotes indicaban mal el nombre científico de la merluza o su origen.

El estudio, que fue publicado en el Journal of Agricultural and Food Chemistry, fue repetido en 2010 con otros 18 lotes. Las investigaciones realizadas permitieron confirmar que la información que aparece en el 38,9% de las etiquetas era errónea.

Según Eva García Vázquez, coautora del trabajo y profesora del Departamento de Biología Funcional de la Universidad de Oviedo, “el consumidor paga un precio mayor” por merluzas capturadas en África, como si fueran americanas o comunitarias, informó la agencia EFE.

Para los científicos, el error “podría” deberse a una confusión durante el marcado que se efectúa en los centros de distribución.

De todos modos, destacan que les causa curiosidad que las merluzas “baratas” de África sean las que se etiquetan como las “caras” de Europa o América.

Para García Vázquez, “este fraude sólo beneficia a los que venden el producto o a los intermediarios, pero no a los pescadores o productores de África, cuyo bajo salario probablemente es el que esté detrás del menor precio de la merluza procedente de ese continente”.

En los hipermercados y centros de congelado de España se paga más por la merluza europea y americana que por la africana.

Por ejemplo, en 2010, cada kilogramo de trozos de merluza congelada procedente de América del Sur costaba en promedio 11,72 euros, mientras que el producto sudafricano valía  6,79 euros.

García Vázquez destaca que las propiedades nutritivas de todas las especies son “prácticamente las mismas”, aunque sostiene que cada consumidor “está en su derecho de conocer la que come y su origen”.

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