Lleva tantos
años en Cecebre que los más jóvenes ya creen que es una especie autóctona. Pero
el cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii) asomó por el almacén de agua
de A Coruña a finales de la década de los ochenta, después de colarse en el
país unos años antes por las marismas del Guadalquivir. Según registran los
expertos fue en 1973.Hoy sigue siendo una especie invasora perfectamente
visible en cualquier punto próximo a la lámina de agua de Cecebre. No obstante,
según apuntan los que estudian el terreno de forma periódica, la gran población
actual dista mucho de ser la gran masa de los años de su irrupción. «Como
cualquier especie foránea, al llegar y colonizar pega muy fuerte porque pilla
al resto de comunidades por sorpresa», explica Alejandro Martínez Abraín,
profesor de Ecología en la Facultad de Ciencias de la Universidade da Coruña,
donde también lleva años con trabajos de investigación, precisamente con
Cecebre como trabajo de campo.
«Cuando el
cangrejo americano irrumpe en el embalse a los depredadores naturales les
cuesta hacerse con una imagen de búsqueda, es decir, entender que eso nuevo, el
cangrejo, se puede comer», ilustra Alejandro. Y mientras los potenciales
verdugos del cangrejo, como la nutria y varios tipos de aves, resuelven sus
dudas sobre ese extraño nuevo vecino teñido de rojo, este eclosiona sin
barreras de tal manera que cuando empieza a ser devorado la colonia ya se ha
hecho infinita. El profesor Martínez Abraín extrae un lado positivo de esta
invasión, de hecho, su punto de vista es poco peyorativo con respecto al
crustáceo, al que incluso atribuye efectos positivos. «El morito común era un
ave en peligro de extinción en la década de los ochenta -explica el profesor de
la UDC-, y gracias al cangrejo americano ha conseguido multiplicarse, ya no
solo en Doñana -precisamente por donde entró el cangrejo-, sino en muchas
partes del país». Ha estudiado de cerca la evolución de las nutrias, y atribuye
al propio crustáceo rojo el repunte de esta colonia. «Estudiando las heces de
las nutrias de Cecebre descubrimos que está viviendo prácticamente de especies
exóticas». Por contra, los anfibios parecen ser los mayores damnificados del
cangrejo.
Desde la
Universidade de Vigo, otro profesor de Biología, Luis Navarro, es menos
considerado con los teóricos beneficios de esta especie colorada. «Todas las
especies invasoras llegan al nuevo territorio sin sus enemigos naturales y
entonces empieza a perjudicar de forma seria a las especies nativas», señala.
«Especies invasoras las hay en todas partes, no solo las sufrimos nosotros. Por
ejemplo, nuestro tojo está causando estragos en Chile, y en muchos lugares de
América Latina se han llevado nuestro abejorro para la polinización. ¿Eso es positivo?
Para esa función sí, pero la presencia del abejorro fuera de su lugar natural
está causando muchos problemas a otras especies, como lo estamos viviendo
nosotros ahora con la avispa velutina», afirma Navarro.
La Xunta ha
incorporado la mano del hombre como medio para reducir la presencia del
cangrejo rojo americano en embalses como el de Sabón, Belesar, As Forcadas y
Cecebre, entre otros, excepto en los tramos vedados. La posibilidad llega tras
las últimas modificaciones de la Ley estatal de Patrimonio Natural. «Non se
establecen dimensión mínimas nin cotas de captura e os exemplares destas
especies (la norma incluye también la perca negra, la carpa y el cangrejo
señal) que sexan extraídos da natureza por calquera procedemento non poderán
ser transportados con vida nin devoltos ao medio natural, debendo se
sacrificados no momento da captura», indican desde la Consellería de Medio
Ambiente. Para recoger estas especies se requiere licencia de pesca.
Fuente: Voz
de Galicia
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