Los
jubilados se rindieron ante tanta escasez. No quedan ni miñocas en la playa, ni
chopos, ni calamares, ni un triste pulpo, apenas unas pobres fanecas sobreviven
en algunas postas.
El cambio
climatológico ha llegado a las rías, pero no ese del que habla todo el mundo,
sino el otro. El otro es la renuncia de la Xunta a defender los caladeros de
cría y a autorizar todo tipo de artes.
Mientras los
pescadores claman contra Bruselas y su limitación de topes en las capturas, en
aguas interiores se autoriza barra libre. Después de 200 años de prohibición,
se permite y autoriza a cientos de barcos a faenar con artes prohibidas: el bou
de vara, las rapetas, las rapetillas, el medio mundo, las betas y las caceas de
nasas por cientos y por miles. ¿Cómo puede quedar algo?
La
Consellería de Pesca encarga estudios y defiende el aumento de cuotas en las
aguas comunitarias, pero en las de su competencia no queda rabo de can ni rabo
de besta. ¿Acaso nadie les informa de la invasión de la alga japónica,
arrasando todos los fondos de la ría a su paso? Cualquier submarinista podría
confirmarlo: las praderías de algas dejan su nicho edafológico en beneficio de
los nuevos invasores, que transforman el lecho marino en una selva tropical sin
vida animal.
La culpa es
del cambio climático, o del chachachá decían las jóvenes que regresaban
preñadas tras el baile dominical, pero lo inequívocamente cierto es la
desertización de las rías gallegas a consecuencia de un esfuerzo pesquero
descontrolado y fuera de cuestión.
La prensa
diaria publica mareas de diez mil kilos de sargos o de robalizas, pero se
olvida de destacar que están ovadas y son capturadas al acudir a las playas
para frezar. ¿No puede prohibirse su captura en estas fechas? ¿No existen
estudios que lo certifiquen? ¿A qué se dedican los múltiples centros de
investigación marina de Galicia? ¿Nadie sabe nada?
Los viejos
pescadores, pobres ellos que no tuvieron escuela, repetían una máxima: «As rías
pechadas no verán son o pan da invernía». Qué poco sabían frente a los nuevos
Atilas: todo está permitido porque el pueblo ya fue consultado y contestó.
Amén. ¡Y nadie dimite!
Miento, algo
si plantean las autoridades, prohibir a los pescadores deportivos salir a
pescar, salvo los fines de semana y fiestas de guardar. Bravo.
Fuente: José
Antonio Ventoso Mariño La Voz de Galicia