Rodados ya los cultivos de rodaballo, salmón, dorada, lubina
y lenguado, semiaparcado el de pulpo -por sus elevadas mortalidades-, y
ralentizado el de la merluza -por escasa rentabilidad-, Europa se ha lanzado de
cabeza a la búsqueda de nuevas especies susceptibles de ser cultivadas. Y, por
ahora, va en el buen camino. Ha dado con algunas que arrojan resultados
alentadores. Y hasta es posible que en menos de un decenio estén ya disponibles
en el mercado algunas de esas variedades que ahora son solo carne de
laboratorio.
Ese rastreo de candidatos a dar el salto del estado salvaje
al campo del cultivo se ha hecho a través del programa Diversify, financiado
por la Unión Europea a través del séptimo programa marco de investigación, en
el que participan 32 instituciones y 6 empresas de diez socios comunitarios
(Grecia, Italia, Francia, España, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, el Reino
Unido, Alemania y Hungría) y de dos allegados (Israel y Noruega).
El grueso de las investigaciones se llevarán a cabo en
Galicia, a través del IEO -que coordina el equipo, el Aquarium Finisterrae- y
la Xunta. Estos llevan la batuta, además, en el cultivo de mero. Pero lo que se
entiende en la geografía gallega por mero, el Polyprion americanus, que en
realidad se llama cherna y es por completo diferente al Epinephelus marginatus
-el mero del Mediterráneo-, tanto física como sabrosamente, con aspecto
parduzco el de allá y más grisáceo el de aquí. Bueno, lo de aquí es relativo,
porque ahora los ejemplares de Polyprion americanus salvaje que se descargan en
las lonjas gallegas son, como muy cerca, de las Azores y puede que alguno
gallego si se ha despistado.
En total, los investigadores gallegos disponen de un stock
de cien reproductores, entre el Aquarium, el Igafa (Instituto Galego de
Formación en Acuicultura), el CIMA (Centro de Investigacións Mariñas, el IEO
-los titulares en Diversify-, Isidro de la Cal y el acuario de O Grove, que
figuran como colaboradores.
Los avances este año han sido alentadores, sobre todo en lo
que a la fase de reproducción se refiere. Se han obtenido buenos resultados al
conseguir puestas espontáneas en cautividad, tanto en el Aquarium como en el
IEO de Vigo, lo que anima de forma considerable a los investigadores a seguir
adelante con el cultivo de esta especie.
Corvina
«Argyrosomus regius». Es esta una especie con la que se
trabaja desde hace años y, de hecho, ya se produce a gran escala en el golfo de
Cádiz y en el Mediterráneo. Su principal problema es de comercialización, pues
no es especialmente demandado, aunque presenta muchas posibilidades para
presentarlo transformado o fileteado y eso podría abrirle camino. El IRTA
(Instituto de Investigación y Tecnologías Alimentarias) de Cataluña y las
universidades de La Laguna y Las Palmas trabajan en el marco de Diversify para
eliminar cuellos de botella en el cultivo en busca de mejoras en el sistema de
producción, genética y patologías.
Halibut o fletán negro
«Hippoglossus hippoglosus». Es la misma especie que en
estado salvaje provocó hace ahora 20 años una guerra entre Galicia y Canadá. Y
la misma cuya pesca ha prohibido Islandia de tan bajos que están los stock. En
el cultivo de halibut no se parte de cero. Hay ya plantas de cultivo en Noruega
y Escocia, pero de producción muy limitada. Faltan por resolver problemillas en
la producción larvaria, pues cuando el ejemplar supera esa fase, el crecimiento
es espectacular y alcanzan unas dimensiones espectaculares -puede alcanzar los
300 kilos de peso-. El que se hace en el marco de Diversify es el último
esfuerzo para sacar adelante un cultivo no apto para Galicia, según explica
Benito Peleteiro, pues las aguas son demasiado calientes.
Seriola
«Greater amberjack». Se trata también de un serránido, como
la cherna, que ya se intentó cultivar a finales de los años setenta sin llegar
a tomárselo del todo en serio. Ahora, Canarias ha retomado esa tentativa y ya
ha conseguido puestas y resultados estupendos. Es una especie de crecimiento
rápido y con una carne muy rica, del estilo del pez espada, que alcanza precios
importantes en el mercado, de ahí el interés en avanzar en la domesticación de
la seriola. Tras grandes avances en la consecución de puestas en cautividad y
en el plano de la alimentación, las inquietudes giran ahora en torno a las
patologías. En el marco de este proyecto, se identificarán las principales
enfermedades y se intentará aportar soluciones veterinarias.
Perca
«Sanders lucioperca». Es la cuota continental del proyecto
acuícola europeo, en la que Francia lleva la voz cantante y en la que no hay
participación española. Primero porque para la comercialización ya está la
perca del Nilo. Y segundo por temor a los escapes. A juicio de los
investigadores gallegos, «si se trata de una especie dominante, no compensa
correr el riesgo y los daños que puede causar estas fugas». Así que son los
franceses los que están intentando reducir las altas mortalidades, la baja
supervivencia de las larvas y la alta incidencia de las deformidades.
Múgel
«Grey mullet». Sí, sí, han leído bien. Estos europeos están
intentando cultivar muxos. La misma especie que acostumbra a frecuentar
desagües y muelles en los que hay vertidos. Pero Tito Peleteiro rompe una lanza
por una especie interesante en el plano acuícola y de elevada calidad en el
terreno alimenticio. «El múgel que se pesca mismo en las bateas es exquisito y
de una calidad comparable a la de la lubina», asegura el investigador del
oceanográfico de Vigo. Y no lo dice a ciegas, sino porque lo cultivan de forma
experimental en las bateas con besugo y lo ha probado: «Tiene una carne blanca,
buenísima y muy muy rica». Por si fuera poco, la tecnología de cultivo ya está
muy avanzada, pues también a finales de los setenta se hicieron pruebas en
Murcia y «ya de aquella se veía que era interesante su cultivo, dado que,
además, se comercializan sus huevas y no son como el caviar, pero casi»,
defiende Peleteiro. Ahora los israelitas llevan ventaja a los murcianos. Y han
metido al múgel en Diversify con su bandera y apoyados por el resto de los
participantes.
Presenta grandes ventajas: crecimiento rápido, fácil de
trabajar, su tecnología de cultivo es sencilla y, al ser omnívoro, es menos
sensible la fuerte subida de las harinas y aceites de pescado provocadas por el
cierre de la captura de anchoveta en Perú y en Chile, dado que puede consumir
piensos 100 % vegetales.
Así que el que quiera puede poner un cultivo de múgel en sus
vidas y sin riesgo de escapes, dada su amplia distribución. Galicia por
supuesto que también. Solo tendría que romper tabúes y empezar a consumir
múgel, «que está rico y merece la pena», subraya Peleteiro.
Cherna
«Polyprion americanus». Tito Peleteiro calcula que en ocho
años habrá mero de acuicultura en el mercado. Se trata de una especie «poco
complicada» y de crecimiento rápido, pues «tenemos registros de engordar seis
kilos en un año». Y aunque parezca increíble, en el Aquarium Finisterre ya se
está trabajando con peces de 30 kilos. Un tamaño nada desdeñable, aunque lejos
de los cien que han pesado algunos salvajes capturados en el sur de Brasil.
Pero los trabajos avanzan y van viento en popa. Tanto, que Galicia va a mandar
a Grecia algunos de sus ejemplares. Los griegos, que también trabajan con el
mero, han tenido menos éxito en el cultivo y apenas disponen de tres
reproductores.
Los headhunter de la acuicultura disponen de cinco años
subvencionados para comprobar si la selección que han hecho, atendiendo a
criterios medioambientales y economicistas, son de verdad el relevo
generacional.
Fuente: La Voz de Galicia