Científicos
de la Universidad de York ayudaron a desarrollar una nueva prueba para detectar
contaminantes en el agua que evita la utilización de peces vivos.
Los
investigadores destacan que el nuevo procedimiento, que utiliza células de las
branquias de trucha arco iris cultivadas en laboratorio, no sólo es más
sostenible, sino también más rentable.
Cada año, en
la Unión Europea se emplean más de un millón de peces para llevar a cabo
pruebas de toxicidad e investigaciones científicas, y se necesitan alrededor de
400 peces para una sola prueba en la etapa temprana de un pez.
Las
autoridades reguladoras a menudo solicitan estas pruebas de toxicidad para
nuevas sustancias químicas, dado que los peces son particularmente sensibles a
los contaminantes en el agua en el inicio de su vida y cuando empiezan a
desarrollarse.
El equipo de
científicos afirma que pueden predecir el crecimiento de los peces usando
células de las branquias cultivadas, en combinación con un programa
informático, después de sólo cinco días de experimentos.
Los
resultados del estudio fueron publicados en la revista Science Avances.
"La
forma tradicional de trabajar en la evaluación de un riesgo químico consiste en
una primera prueba y su posterior interpretación", explica el Dr. Romano
Ashauer, del Departamento de Medio Ambiente de la Universidad de York.
"Hemos
adoptado un enfoque diferente, que consiste en modificar primero un modelo
matemático relativamente simple de crecimiento de los peces y en usar después
los datos experimentales necesarios para alimentar ese modelo", agrega.
"El
tema es que la experimentación con animales es éticamente controvertida y
costosa. Las pruebas tradicionales requieren un gran número de experimentos con
animales, lo cual no es práctico. Se necesita contar con test que pueda hacerse
de forma rápida y en el laboratorio, y a bajo costo."
"Para
nuestros experimentos sólo se necesitan cinco días de pruebas, y el modelo de
simulación nos permite predecir los efectos sobre los peces después de 30 días
o 60 días", detalla el Dr. Ashaue, quien utilizó para la investigación
datos sin procesar proporcionados por la compañía de investigación agrícola
Syngenta.
El
investigador también pone de relieve que la técnica podría tener aplicaciones
más amplias y reducir la necesidad de realizar experimentos con animales.
"Creemos
que también se puede usar para las ratas y ratones, para cualquier cosa de la
que queramos probar los efectos sobre su crecimiento. La idea general detrás de
este tipo de modelo es que puede ser transferido a pequeños mamíferos",
añade.
El proyecto
financiado por la UE fue desarrollado por el Instituto Federal Suizo de Ciencia
Acuática y Tecnología, en colaboración con el Instituto Federal Suizo de
Tecnología en Zurich, la Escuela Politécnica Federal de Lausana y la
Universidad de York.
Fuente: Fis.com
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