Río dos Gafos á altura do Mar da Presa |
La contaminación que soportó históricamente el río Gafos supuso proyectarlo como un río entubado en su tránsito urbano a mediados de los 80. No se trataba ya de vivir a espaldas del Lérez, como vivió urbanísticamente Pontevedra durante medio siglo, sino enterrarlo para no sufrirlo. Veinte años después el río está descubierto en buena parte, pero herido. Y sorprendentemente, más que el pasado año, según los parámetros de estudio del Proxecto Ríos con los que trabaja la asociación Vaipolorío, desde donde se asegura que la calidad de las aguas del río Gafos empeoraron respecto al año pasado en su tramo urbano debido a los vertidos. En el rural, sin embargo, el agua se encuentra en mucho mejor estado.
Precisamente han sido los vertidos de fecales al Gafos los que han provocado una suerte de divorcio entre el colectivo ecologista y el Concello de Pontevedra. La denuncia a la Fiscalía presentada el año pasado a causa de los vertidos en el río desató las tensiones y mermó, dicen en Vaipolorío, el apoyo que recibía la asociación por parte del Concello. Esta denuncia, por lo demás, ha seguido alimentándose de denuncias e información por parte de Vaipolorío, que esta misma semana presentaba en el Juzgado de Instrucción Número 2 de Pontevedra más documentación que incorporar a las diligencias previas: los vertidos se han sucedido hasta llegar a teñir el agua.
Dos voluntarios de Vaipolorío en plena tarea de limpieza del Gafos |
«As axudas que recibimos son, por exemplo, colaborando cos programas de Noites Abertas do Concello, pero do resto, as axudas que tiñamos antes xa non as hai. Presentamos un proxecto no que levábamos aos colexios polo río para explicarlles o que se podían atopar aí e a raíz da denuncia que fixemos en Fiscalía, cortáronnos a axuda. É certo que a denuncia a Fiscalía custounos unha parte moi importante, cartos que ingresábamos e que deixamos de ingresar», explica el secretario de Vaipolorío, Xosé Manuel Feijóo.
La situación económica está ahogando en cierta manera al grupo ecologista que lleva once años velando por el medio ambiente en Pontevedra y en especial al río Gafos, el paraje más delicado del casco urbano. «Moita xente ten unha evocación emocional e sentimental co río porque así nolo transmiten. Nós recibimos unha visita dun cidadán de Pontevedra que nos lembraba que este era o río onde nos bañábamos de pequenos, onde xogábamos ou bicábamos por primeira vez. Era o río que cruzaba a cidade. Nos anos 60 xogábase e había unha vida social xunto ao río que naturalmente se perdeu», recuerda Feijóo.
El abandono que se desprende de la mala calidad de las aguas en el tramo urbano se explica por la dejadez de la instituciones, dice. «Hai unha deixadez. No Concello de Pontevedra estanse a negociar agora todo tipo de concellerías entre os dous partidos e o medio ambiente non sae por ningunha parte. Fálase do ben que estamos e de que vannos propoñer como capital da biodiversidade..., é mentira. Hai cousas ficticias. Esperemos que neste mandato o Concello de Pontevedra defina ben a concellería de Medio Ambiente. Entendemos que é moi amplo, pero tal e como están saíndo as cousas a Vaipolorío cústalle crer que se esté a falar de medioambiente. Estase a facer moi pouquiño. Afortunadamente o río non é o único espazo natural en Pontevedra, pero o río empeorou», explica Feijóo.
«Xa se ve que nas negociacións o medio ambiente non pinta nada. A nivel da Xunta levamos tres anos con suspensións para as axudas ás asociacións ecoloxistas e axudas para proxectos: estudios, publicacións ou pagar material propio de limpeza. Nós estamos en precario», dicen en el colectivo. Esto ha provocado que en una reciente reunión los miembros de Vaipolorío decidiesen cobrar las visitas guiadas por el Gafos. Ayer, preciamente, tuvo lugar la última de 2010/2011, que fue también la última gratuita. «Tomamos a decisión de cobralas. A partir de agora todo o mundo que queira facer unha visita guiadas con nós terá que pagar, ¡porque non temos financiación! É unha cuota pequena, humilde, pero que a nós axuda moitísimo», explicó Feijóo.
Instantánea de voluntarios de Vaipolorío durante una jornada de limpieza en el Gafos |
Lo cierto es que el Gafos ha regresado a los titulares en su peor versión, la de los vertidos, a causa de una sucesión de ellos a partir del 27 de mayo y hasta mediados de junio. En su última comparecencia pública, la concejala Celia Alonso reivindicó la labor de su departamento y anunció que Pontevedra aspiraría a ser capital europea de la biodiversidad. Además, advirtió de que un informe de Augas de Galicia confirmaba que la de Pontevedra es la zona costera más saneada de Galicia. Independientemente de eso, Augas de Galicia también anunciaba al Concello de que actualmente se localizan cinco puntos de vertidos ilegales en el municipio: Valdecorvos, Mollavao, As Corbaceiras, al final del río Gafos y el mismo río Gafos a la altura de Rosalía de Castro. Fue precisamente por este último punto por el que la asociación ecologista Vaipolorío alertó recientemente al Concello, así como por otros dos vertidos detectados en el cauce fluvial en unos días. Todos ellos sumados a la denuncia que se instruye en Fiscalía.
El Gafos está siendo objeto de un profundo estudio que se prolonga desde mayo de 2009 hasta la fecha y del cual dio cuenta hace un mes el ingeniero agrónomo de la Universidade de Santiago Juan Ramón Raposo, el primero que cuantifica de forma continuada el caudal del río pontevedrés. Este trabajo, según se desveló entonces, revela el posible riesgo de la pérdida de especies acuáticas a causa de la acción del hombre y de las continuas oscilaciones en su cauce. «Estivemos un ano fotografiando día a día o caudal do río. O Gafos hai que coidalo e coidalo ben porque hai cousas con el que non se poden xa facer. Soporta moita presión urbanística e non se pode construir preto del. E logo está o lixo, a intervención do home. Vaipolorío volverá facer a campaña de limpeza todolos anos. Despois de once anos facéndoo, sempre hai algo, hai lixo sedimentado que non sae de aí e que hai que tratar de limpar», explica Feijóo.
En el estudio que presentó Raposo se revelan fluctuaciones muy fuertes en la cantidad de agua que transcurre por el Gafos, que presenta caudales mínimos de 58 litros por segundo en meses como septiembre y otros más elevados, de 12.000 litros por segundo, cuando se producen las comilonas. Estas últimas se producen normalmente durante el invierno. «Este tipo de conocimiento puede servirnos para evaluaciones de impacto futuras», explicó el ingeniero, que recordó que este tipo de investigaciones son imprescindibles para un diseño de múltiples obras hidráulicas, por ejemplo el encauzamiento.Para la cuantificación del caudal se creó una estación de aforo manual, a la altura de Campolongo, justo antes del soterramiento del río. La variabilidad de caudal obliga a las distintas especies del Gafos a adaptarse. «Cualquier animal acuático prefiere un caudal constante y no tan cambiante como el que aquí, por lo que la medición nos dice, se produce», señaló.