Un vecino de Miño, Alfredo López Fernández, denunció ante la Fiscalía Provincial a la empresa que provocó un vertido en la playa de Miño en agosto del 2007 porque dice que le provocó lesiones en la piel y una incapacidad laboral de tres meses. López Fernández explicó que cuando se fue a bañar a la playa «notó que el agua estaba caliente, de color negro y con espuma, notando al día siguiente una picazón muy grande y llegando a caerle la piel», y que después supo por los vecinos que el arenal se había cerrado al baño.
La compañía cree que no tiene responsabilidad porque en el informe médico del denunciante «quedaba claro» que «las lesiones eran mínimas y que se habían producido cinco meses antes, y no ocho como él decía». También el informe médico especifica que «es imposible asegurar que sean debidas a la exposición de residuos tóxicos» porque en el momento en que se realizó el informe clínico las lesiones «no están en actividad».
Pero recordemos la noticia, decía así:
Los vecinos que viven en la zona de Bañobre en Miño han visto en los últimos días cómo el río Xarío, que en este punto desemboca en el mar, "tenía el agua de color negro y apestaba como si fuese zurro". El vertido se repitió al día siguiente, el miércoles, y el Concello optó por instalar la bandera roja en la playa Grande durante la mañana hasta que tuvo los resultados de las muestras que tomó. El alcalde de Miño, Juan Maceiras, señaló ayer que la analítica mostró que era tan sólo barro que "enturbió el agua". Sin embargo, el vertido no era de color marrón sino negro, y su rastro aún podía verse ayer sobre el limo de la desembocadura del Xarío, donde además aún era perceptible el mal olor.
Miembros del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) tomaron diversas muestras del vertido tanto en la desembocadura como en el entorno de las instalaciones de una empresa láctea ubicada en el polígono industrial de Campolongo (Pontedeume).
Los agentes también analizaron el agua del río antes de su paso por delante de la fábrica y también después. En las instalaciones de la empresa se podía ver estos días la balsa de la depuradora también con un líquido de color negro en su interior.
"No era tierra, olía tan mal que te daban arcadas, como si fuesen aguas fecales", explicó un vecino de la zona. Al lugar del vertido, según testigos presenciales, acudieron también técnicos de la Consellería de Medio Ambiente, del Ayuntamiento miñense y de la Guardia Civil.
Mientras se analizan las muestras tomadas por el Seprona para determinar el origen de esta contaminación, ayer por la mañana se produjo otro vertido procedente también del río Xarío, pero en este caso se trató de espuma blanca.
El río Xarío, actualmente muy contaminado, es objeto con frecuencia de vertidos que luego llegan al mar y que afectan tanto a la zona de Bañobre como a la playa Grande. En marzo del año pasadose produjo un vertido de tierras procedentes de las obras de la urbanización que se construye entre Perbes y Vilanova.
Las intensas lluvias arrastraron el barro hasta el río y tiñeron de color marrón toda la desembocadura, donde causó la muerte de bancos de almeja y berberecho de la cofradía de Miño.
Las mariscadoras del municipio son precisamente unas de las más afectadas por estos vertidos. Llevan un año sin trabajar y sin recibir indemnizaciones, según confirmó ayer la patrona de la cofradía, María José Crespo, quien espera que la Consellería de Pesca ayude de alguna forma a este colectivo afectado.
Pero recordemos la noticia, decía así:
Los vecinos que viven en la zona de Bañobre en Miño han visto en los últimos días cómo el río Xarío, que en este punto desemboca en el mar, "tenía el agua de color negro y apestaba como si fuese zurro". El vertido se repitió al día siguiente, el miércoles, y el Concello optó por instalar la bandera roja en la playa Grande durante la mañana hasta que tuvo los resultados de las muestras que tomó. El alcalde de Miño, Juan Maceiras, señaló ayer que la analítica mostró que era tan sólo barro que "enturbió el agua". Sin embargo, el vertido no era de color marrón sino negro, y su rastro aún podía verse ayer sobre el limo de la desembocadura del Xarío, donde además aún era perceptible el mal olor.
Miembros del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) tomaron diversas muestras del vertido tanto en la desembocadura como en el entorno de las instalaciones de una empresa láctea ubicada en el polígono industrial de Campolongo (Pontedeume).
Los agentes también analizaron el agua del río antes de su paso por delante de la fábrica y también después. En las instalaciones de la empresa se podía ver estos días la balsa de la depuradora también con un líquido de color negro en su interior.
"No era tierra, olía tan mal que te daban arcadas, como si fuesen aguas fecales", explicó un vecino de la zona. Al lugar del vertido, según testigos presenciales, acudieron también técnicos de la Consellería de Medio Ambiente, del Ayuntamiento miñense y de la Guardia Civil.
Mientras se analizan las muestras tomadas por el Seprona para determinar el origen de esta contaminación, ayer por la mañana se produjo otro vertido procedente también del río Xarío, pero en este caso se trató de espuma blanca.
El río Xarío, actualmente muy contaminado, es objeto con frecuencia de vertidos que luego llegan al mar y que afectan tanto a la zona de Bañobre como a la playa Grande. En marzo del año pasadose produjo un vertido de tierras procedentes de las obras de la urbanización que se construye entre Perbes y Vilanova.
Las intensas lluvias arrastraron el barro hasta el río y tiñeron de color marrón toda la desembocadura, donde causó la muerte de bancos de almeja y berberecho de la cofradía de Miño.
Las mariscadoras del municipio son precisamente unas de las más afectadas por estos vertidos. Llevan un año sin trabajar y sin recibir indemnizaciones, según confirmó ayer la patrona de la cofradía, María José Crespo, quien espera que la Consellería de Pesca ayude de alguna forma a este colectivo afectado.
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