Deberían ser sus guardianes. Pero en ocasiones se convierten en sus principales enemigos. A lo largo del último año, las depuradoras han sido las responsables de decenas de vertidos contaminantes a los ríos gallegos, que se producen por una mala gestión de las mismas. Los concellos, encargados de su mantenimiento, no pueden hacer frente a los gastos que supone una planta de este tipo. Especialmente ahora, cuando la falta de recursos a causa de la crisis es acuciante. Así, una y otra vez, los ríos padecen los malos tratos de unas depuradoras descuidadas que no cumplen su cometido.
El último caso se registró hace unos días en el río Cabe, en Monforte. Pero el río Verdugo, el Miñor, el Barbaña, el Tea, el Lagares o el Boedo, entre otros muchos, han sido víctimas de este fenómeno tan recurrente en nuestra comunidad. Las razones por las que una depuradora puede fallar son variadas: porque es vieja, por errores puntuales, por una mala gestión del explotador o porque no tenga la capacidad suficiente para dar servicio a la población a la que sirve.
La mala explotación de estas estaciones es un problema histórico en Galicia. Los concellos no pueden hacerse cargo económicamente. Ante eso, en mayo se publicó un decreto para que las entidades locales puedan solicitar que la Xunta se ocupe de su explotación. A día de hoy, solo 23 concellos hacen uso de esta norma, pero son muchas más las depuradoras (un 40 %) que no alcanzan un nivel aceptable de explotación, según la Administración gallega.
De hecho, la depuradora de Monforte depende del Concello pero su alcalde, Severino Rodríguez Díaz, no quiere que la Xunta se haga cargo de ella. El alcalde lo que pide es que el Gobierno de Feijoo destine el canon que pagan los ciudadanos a mejorar el saneamiento. «Mentres a Xunta non aposte por invertir a solución é difícil», sentencia. Otra de las estaciones problemáticas es la del río Lagares, en Vigo. Esta cuenta con un largo historial de vertidos y continuamente desprende malos olores que molestan a los vecinos desde hace años.
La escasa capacidad de las plantas de tratamiento de residuos es otra causa habitual de avería; así lo señala Mark Adkinson, presidente de Ríos con Vida, quien asegura que el «80 % de las depuradoras no son efectivas» porque están preparadas para un caudal medio que luego resulta ser mucho mayor.
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