Helga Ortega no se lo creía cuando a la 1.30 de la madrugada de ayer recogía el carrete de su caña en el puente de María Cristina, frente a la estación del Norte donostiarra. Clavada al anzuelo había una lubina gigante. «Tuve que usar el cepo para subirla y no romper la pita», señalaba. Tardó media hora en izarla. La pesó y dio 7,550 kilos. «O nos la comemos en la sociedad o la congelo para ir cocinándola», decía feliz.
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