Aún así, los
pescadores argumentan que prefieren comer una pieza de peor calidad, que otra
contaminada. No se fían de los vertidos de las empresas, sobre todo, dicen de
los pequeños, que llaman menos la atención, y que van minando poco a poco la
pesca. Al menos, alegan, cuando los vertidos son grandes se ven más y se toman
medidas.
«En el
Lagares se puede pescar en algunos tramos de la parte alta de Cabral, en la
cabecera. Allí hay un coto y zona libre y se capturan truchas», comenta el
experto Víctor Cid. Reconoce que cada vez se sacan menos licencias y que
aumentan los vigueses que salen a pescar fuera de Vigo. «Los que no van a Zamáns,
que son muchos, acuden a zonas de Ourense o de Santiago, donde hay buenos ríos
trucheros», añade.
Otra opción
muy socorrida es la de los ríos salmoneros, pero para eso es necesario esperar
al primero de mayo, cuando se levanta la veda. Entonces son numerosos los
vigueses que van al río Tea en busca de salmón y reo. Pescan en cualquiera de
los municipios de la comarca de O Condado que baña el río. En algunos casos,
como Mondariz, existen cotos y acceso libre.
«Ahora la
trucha autóctona no se puede comercializar, es para consumo propio. También se
practica cada vez más la pesca sin muerte, de captura y suelta», apunta Cid.
Por su tienda Pesca Rías Baixas, de la carretera de Camposancos, en Coruxo,
pasan pescadores de todo tipo y niveles. «Hay para todos los bolsillos. Tengo
clientes que piden una caña de diez euros y otros que pagan 400 por ella. Es
como las bicis, depende de lo que busques», concluye el pescador y comerciante.
Las
licencias de pesca fluvial han caído no solo en Vigo, sino también en los
municipios del área metropolitana. El pasado año los vigueses obtuvieron 1.087
permisos frente a los 1.154 del 2015. Si a estas cifras sumamos las de las
localidades del entorno, la diferencia sería de 2.144 frente a 2.216. Y eso que
entre los municipios del área se incluyen algunos de mucha tradición pesquera,
como Fornelos y Pazos de Borbén. En toda la provincia de Pontevedra las
licencias ascienden a 8.616.
Por
ciudades, es Ourense la que expide más permisos, con un total de 3.119 al cabo
del año, seguida muy de cerca por Lugo, con 2.923. El tercero y cuarto puesto
le corresponde a A Coruña y Santiago, ya por debajo de los dos mil. Vigo ocupa
la quinta plaza, por delante de Pontevedra y Ferrol.
Durante el
pasado año la Consellería de Medio Ambiente tramitó un total de 34 expedientes
sancionadores en la provincia, la cifra más baja de las cuatro gallegas. En
Ourense llegaron a un centenar, mientras que en Lugo y A Coruña fueron 73 y 50
respectivamente.
Entre las
causas de las sanciones figura la ausencia de licencia, la captura de especies
prohibidas, o la pesca en espacios protegidos.
Las
sanciones impuestas han sido de todo tipo. Una falta leve es castigada con una
multa de hasta 300,51 euros, mientras que la calificada como muy grave puede
superar los 300.000. También se acompañan a veces de inhabilitaciones de entre
uno y diez años.
En lo que
respecta a los cotos existentes, Vigo cuenta con Fragoso, en el río Lagares y
sus afluentes Eifonso, Comesaña y Barxa, aunque este último está vedado en la
actualidad. Más posibilidades ofrece el área metropolitana, con los cotos de
Soutomaior en los ríos Verdugo y Oitavén. En O Porriño y Mos están los de los
ríos Louro y Perral, y en Gondomar, en el Miñor. En un radio también cercano se
encuentra el coto de pesca del río Tea.
Los tramos
libres de pesca sin muerte son cada vez más numerosos ante la creciente demanda
de esta práctica. Entre ellos está el situado en el río Parada, en Fornelos de
Montes, y los del Verdugo, Xabriña, Borbén y Tamuxe. En estos tramos se puede
practicar la pesca hasta el 30 de septiembre. Las licencias pueden ser de seis
tipos en función de la categoría y de si son para captura intensiva o sin
muerte. Los precios oscilan entre los dos euros de esta última y los 13 para
salmones y demás especies.
Fuente: La
Voz de Galicia
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