Un fallo de los frenos de un automóvil obligó a un hombre a conducir a 130 kilómetros por hora durante casi dos horas en la provincia oriental china de Zhejiang.
El conductor se vio obligado a conducir a toda velocidad para salvar su vida, cosa que consiguió con ayuda de las autoridades, que despejaron parte del camino.
El incidente ocurrió el 19 de noviembre, pero su conductor no lo contó a los medios hasta hoy, detallando que su esposa, a través del teléfono móvil, también le ayudó en el trance.
El hombre conducía por una carretera al sur de la capital provincial, Hangzhou, que se encuentra a 170 kilómetros de Shanghái, cuando se dio cuenta de que viajaba a 130 kilómetros por hora pero no era capaz de reducir su velocidad ni con los frenos ni cambiando de marchas, un relato corroborado por las autoridades.
Entonces telefoneó a su mujer, que avisó a la policía y estuvo en contacto permanente con él para ayudarle a mantener la sangre fría, mientras el conductor trataba de no abandonar la vía rápida en la que se encontraba, en dirección a Shanghái.
Ya cerca de la "capital económica" china las autoridades locales despejaron el puesto de control de peaje que se encuentra al final de Zhejiang y le ordenaron mantener sus barreras abiertas, según el testimonio de uno de los policías que presenció el suceso, Lu Feng.
A partir de allí, varias ambulancias persiguieron al coche por precaución.
Sin embargo, una vez en las carreteras shanghainesas, el tráfico se volvió cada vez más intenso, hasta que el conductor no tuvo más remedio que utilizar el freno de mano, lo que provocó que su vehículo diese un giro muy brusco y chocase contra las barreras de seguridad, hasta que se detuvo tras repetidos impactos.
El hombre, que no quiso dar su nombre, salió ileso del coche tras una hora y 45 minutos de tensión, aunque está traumatizado por lo sucedido y ahora sufre un miedo a los coches que antes no tenía.
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