El mar de fondo que asola el litoral gallego desde el jueves se ha cebado con la colonia de delfines. La Coordinadora para o estudio dos mamíferos marinos, Cemma, ha contabilizado, entre el viernes y el sábado, hasta cinco de estos cetáceos muertos en las playas de Cangas y de Moaña. Todos aparecieron con la característica en común de amputaciones de cola o de aletas, por lo que se trataba de cetáceos que posiblemente murieron al ser capturados accidentalmente por las redes de pescadores en el mar y los vientos del sur hicieron varar los cuerpos en las playas. El Cemma contabilizó desde el viernes hasta 10 delfines varados en las playas de las Rías Baixas. Los otros cinco aparecieron en Sanxenxo y O Grove.
En O Morrazo los dos primeros animales fueron vistos el viernes en la playa urbana de Rodeira, en Cangas, uno de los ejemplares era un lactante, y ayer volvieron a encontrarse tres más, dos de ellos en las playas canguesas de Barra y de Areamilla y el quinto en la ensenada de Meira, en Moaña.
Fueron las Policías Locales de Cangas y de Moaña las que dieron la voz de alerta en el caso de los ejemplares aparecidos en Rodeira y en Meira, mientras que en los restantes, el Cemma fue advertido por particulares que paseaban por el arenal o por surfistas. La unidad móvil del Cemma, entidad que desde 1999 estudia los mamíferos y tortugas marinas de Galicia para la Xunta como servicio oficial de la Dirección Xeral de Conservación da Natureza, analizó a pie de playa las características de los ejemplares. Todos eran delfines comunes, de metro y medio de longitud, salvo el lactante.
En el caso del lactante y del ejemplar de Meira, fueron trasladados a las instalaciones de la coordinadora en Nigrán para practicar la autopsia, que confirmó la muerte por ahogamiento, según señala Pablo Covelo. El biólogo del Cemma dice que es habitual que estos cetáceos varen cuando hay temporal. En el Klaus hubo hasta 60 den solo seis días. La media de varamientos en Galicia al año es de 200-250. Ayer, hubo quejas de vecinos de Rodeira porque uno de los delfines muertos seguía en el paseo de madera, siendo pasto para las gaviotas. Es el Concello el que debe retirar el ejemplar.
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