La viguesa que se proclamó dueña del sol también registró a su nombre el grito de Tarzán en el 2008 y ahora reclama por vía judicial que la Sociedad General de Autores (SGAE) la indemnice con una cantidad que oscila entre los 100.000 y los 200.000 euros en concepto de canon por el uso del aullido del rey de los monos. Ángeles Durán argumenta que, como propietaria intelectual de una partitura similar al alarido de Johnny Weissmuller, tiene derecho a cobrar por su uso como politono en los teléfonos móviles y otros productos audiovisuales.
Durán, que goza de justicia gratuita y abogada de oficio, presentó la demanda el pasado verano y el juez de lo Mercantil número 3 de Pontevedra, con sede en Vigo, ha fijado para el 6 de febrero del 2013 la celebración de una vista preliminar donde limará los detalles procesales previos al juicio civil ordinario, aún sin fecha, contra la SGAE por la supuesta vulneración de los derechos de propiedad.
El juez acaba de rechazar una petición de la viguesa para que adoptase como medida cautelar que la SGAE, presidida por su paisano Antón Reixa, consignase un depósito de más de 100.000 euros a su favor en una cuenta judicial mientras dura el proceso. Aún puede recurrir.
Esta mujer había registrado también la posesión del sol. Al notario, en su momento, le dio la risa. La mujer que tenía enfrente pretendía que diera fe de que se declaraba propietaria del Sol. Del astro rey. Del eje del sistema solar. Pero el hombre se recompuso y escuchó. «Soy propietaria del Sol, estrella de tipo espectral G2, que se encuentra en el centro del sistema solar, situada a una distancia media de la Tierra de aproximadamente 149.600.000 kilómetros...», reza el acta de manifestaciones que levantó el notario.
Ella es viguesa, se llama Ángeles Durán y vive en Salvaterra de Miño. «Existe un convenio internacional por el cual ningún país puede hacerse dueño de los planetas», explica la nueva terrateniente. Pero tal acuerdo no vincula a las personas «y hay un americano que escrituró casi todos los planetas y la luna; pero no el Sol», cuenta. Así que vio una clara oportunidad y decidió convertirse en su dueña y señora.
Lo hizo gracias a un método muy apropiado a las circunstancias: «La adquisición de la propiedad referida constituye una aprehensión electromagnética y radiactiva, al no existir ni conocerse en cinco mil millones de años propietario alguno hasta la fecha», dice el escrito notarial, que también la declara dueña «por usucapión, habiendo hecho de la propiedad del Sol de buena fe, de forma pacífica e ininterrumpidamente durante más de 31 años».
Dice que ya se ha reunido con el Ministerio de Industria -con idéntico asombro- para explicarles lo que hay. Incluso asegura que podría cobrar un canon a todo el mundo que utilice la energía solar. Que para eso es su dueña: «Si se paga por los ríos, ¿por qué por esto no?». Sea cierto o no, asegura que daría el 50% de los ingresos a los Presupuestos Generales del Estado, el 20% para las pensiones mínimas, un 10% para investigación y sanidad y otro 10% para erradicar el hambre. Quedaría un 10% para su bolsillo. Le faltaría acudir al Registro de la Propiedad para anotarse como propietaria del Sol, pero claro, el registro español no tiene competencias sobre el sistema solar.
El notario al que le dio la risa tuvo que consultar con su colegio profesional. Lo hizo y levantó acta. Lo más curioso del asunto es que su despacho está en O Porriño, en una urbanización que, aunque parezca de chiste, se llama El Sol.
La viguesa Ángela Durán anunció ayer que si gana la demanda contra la Sociedad General de Autores (SGAE) donará parte de sus beneficios a los desahuciados para su vivienda. «Parte de lo recaudado irá a los más necesitados», aseguró.
La demandante reclama a la SGAE en el juzgado de lo Mercantil número 3 de Vigo una cantidad por valorar [entre 100.000 y 200.000 euros] en concepto del pago de sus derechos de autora y propiedad intelectual. En el 2008, registró la transcripción del grito de Tarzán «que no tenía notas musicales» y el Registro de la Propiedad dedicó año y medio a comprobar por todo el mundo que nadie más poseía dicha melodía.
Su versión musical es la «única autorizada» y esos sonidos son volcados y reproducidos en cedés o MP3, productos que otras empresas venden como politonos de teléfonos móviles u ordenadores. Pero otra cosa es recaudar ese dinero. «Cada vez que suena el grito de Tarzán, las webs cobran 6 euros por descargarlo pero a mí no me pagan nada. Si hay cien descargas al día, la SGAE recaudaría mucho al año, sin contar las ventas mundiales. Me dijeron que me pagarían derechos cada 4 meses y no lo hicieron, luego que en 6 meses y tampoco. Me engañaron todo el tiempo», lamenta Durán.
Ella propuso un acuerdo económico en un acto de conciliación pero «me contestaron que el grito no era un conjunto de notas, sin musicalidad». El representante de la SGAE en Galicia, Tito Lesende, conoce el caso: «Este tema viene de lejos».
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