Javier Lobón, a la izquierda |
La temporada de pesca de salmones en Asturias comenzará este año el 1 de mayo. Se vuelve a una norma, la de 2010, que fija un cupo de un salmón por pescador y día hasta alcanzar un máximo de tres salmones por pescador y temporada. Javier Lobón Cerviá ya cuestionaba el éxito de estas medidas hace cuatro años.
-Sostenía usted en 2009 que la población de salmones no depende de las restricciones...
-La caída de la población es un fenómeno natural que no se debe a la pesca. Aunque si se sigue pescando en unas condiciones en las que la sabia naturaleza ha reducido los salmones a un número bajo, puede que se haga un daño tremendo a la población porque, cuando vengan unas condiciones ambientales mejores, si no hay suficientes reproductores, la población no crecerá porque no tendrá los reproductores necesarios.
-¿Cómo se concreta eso en Asturias?
-En algunos ríos habría que llegar, como se llegó en las pesquerías marinas, a paradas biológicas, que no se pesque uno o dos años a la espera de que la población se recupere un poco.
-¿Las repoblaciones pueden ayudar?
-La repoblación no es la solución. Las consejerías de Medio Ambiente de este país están convencidas de que si sueltan salmonitos chiquititos en el río se va a llenar de salmones...
-¿Y no es así? ¿No son efectivas?
-Las poblaciones tienen mecanismos endógenos de repoblación. Si se sueltan alevines puede ocurrir que se induzca una mortalidad tensodependiente, con lo que se mueren más por un problema de espacio y comida.
-¿Puede suceder o ha pasado ya en el Principado?
-Ha sucedido 40.000 veces. La consejería suelta salmones, pero no paga después para que se evalúe y monitorice la población y se haga un estudio de la dinámica de las poblaciones que determine si la repoblación ha tenido éxito o no, estime los índices de supervivencia y mortalidad... Se lleva repoblando desde hace 70 años y las poblaciones no han mejorado. Si quiere más evidencia que esto.
-Sí que se echa de menos un censo.
-Les dicen a los pescadores que cuenten ellos los salmones. Y es una tarea muy compleja, de complejidad científica. Sorprende, también, que publicándose unos 300 trabajos científicos al año, ninguno llegue a las consejerías de medio ambiente. Llevamos un retraso de 150 años.
-¿Cuál cree que es el camino porque cada vez hay menos salmones en Asturias?
-No hay menos salmones, es que cada vez se pescan menos. La Consejería tendría que contratar a una persona con maniobrabilidad para moverse por los ríos de Asturias con un par de científicos que le asesoren, que estudien dos o tres años la situación y sobre eso se hagan las políticas.
-Dice que no hay menos salmones...
-No lo sabemos. Sí se sabe que la cantidad de capturas cayó. En 1986, por ejemplo, en el Esva se capturaron 600 salmones y en los últimos años, 30.
-¿Pero qué se puede hacer para mantener la población de salmones?
-Las poblaciones no pueden ser estables porque la naturaleza no lo es. Lo que hay que hacer es documentar los mecanismos que regulan sus parámetros biológicos y ecológicos y estar encima de esas poblaciones monitorizando antes de que empiece la pesca y cada año dictar cuotas.
-A los cormoranes se les sitúa como 'responsables' de que bajen las poblaciones de salmón.
-Eso es sacar las cosas de quicio. Ahora resulta que los cormoranes se comen a los salmones. Y, si no, son las nutrias... La Administración tendría que cortar alguna vez.
-En Asturias, los ribereños no suelen encontrar eco en sus quejas sobre los cormoranes.
-Aguantan las Administraciones hasta que sucumben. La Administración llegó a matar 50 cormoranes. Y antes fueron las nutrias, en la década de los años 80 y 90.
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