Los lodos se han apoderado de la mayor parte de la ría de O Burgo, hasta inutilizar buena parte de su superficie |
A Coruña: Hace menos de un año, un mariscador solitario y furtivo que salió a faenar por la noche en la ría do Burgo se quedó atrapado entre los lodos. En pocos minutos se hundió hasta comprender que no podría salir solo. Pese a pedir auxilio a gritos y a que la Guardia Civil acudió aquella noche dos veces alertada por las llamadas de algún vecino, nadie encontró al mariscador. Su cuerpo apareció al día siguiente, inerte, junto al raño. La marea subió y lo ahogó sin que el hombre pudiera zafarse de la densa y fenomenal capa de lodos que se ha apoderado de la ría.
Ramón Sixto, portavoz de la Plataforma Pola Defensa da Ría do Burgo, tiene varias historias sobre el limo de la ría, desde el policía que se quedó enterrado persiguiendo a un furtivo durante una redada y salvó el bigote gracias a que el perseguido dio la vuelta y lo sacó de allí hasta la inquietud de un compañero de directiva, que pasó semanas viendo curar la infección de las heridas de su hijo, que se cayó accidentalmente sobre el barro. «Aquí vamos a los colegios a dar charlas y les decimos a los niños que, si les cae un balón a la ría, ni se les ocurra bajar a por él», explica Sixto con naturalidad.
Es de suponer que todas estas historias saldrían a relucir durante la vista que tres inspectores de la UE giraron la semana pasada para comprobar la veracidad de las denuncias y el estado de las inversiones que Europa ha ido efectuando para sanear la ría. Pero lo que vio Phillippe Boulland, el francés que encabezaba la delegación, fueron unas varas de dos metros que se hundían hasta el fondo entre el cieno de O Temple y un mariscador que, para demostrar que no era solo cosa de varas, se dejó sumergir hasta la cintura.
Pese a que la intensa presión urbana está ya canalizada en un sistema de depuración para situaciones de sequía, el impacto de años de vertido libre sigue cociéndose en el viscoso fondo. Los denunciantes creen que la visita tendrá sus consecuencias y que Europa contribuirá a limpiar la ría: «¿Non se lles dan cartos a outras empresas para manter o emprego? A limpeza da ría crearía ao menos 400 postos de traballo», razona el presidente de la cofradía de O Burgo, uno de los valientes que se mueven a diario entre arenas movedizas.
FERROL: La cuenta se aplica en las otras dos rías que visitaron los inspectores. A mayor saneamiento, más productividad y, por tanto, más puestos de trabajo. En la de Ferrol, la que más zonas de exclusión y precaución tiene en Galicia, solo se explota una sexta parte de sus bancos. El resto se ha ido deteriorando progresivamente hasta ser impracticable: «Se vives ao redor desta ría e tiras da cadea, podes chegar a bañarte nos teus propios detritos se apuras o suficiente», bromea Joàm Ferreiro, biólogo de la cofradía de Barallobre y delegado de la Sociedade Galega de Historia Natural. En realidad, la broma es totalmente cierta, porque la densa población que rodea la ría vierte todas sus miserias sin depuración alguna.
Los esfuerzos por crear un sistema de saneamiento que aliviara la ría han sido propios de un guion cómico. Se han construido colectores, emisario y depuradora. Sin embargo, han pasado tantos años desde la ejecución de las obras que, cuando se terminó la depuradora, se comprobó que los colectores estaban desfasados. A día de hoy, solo la población del casco urbano de Neda depura sus aguas residuales. El resto, unas 140.000 almas, tiran de la cadena y abren un camino que no se detiene hasta la ría.
Los inspectores de la UE tuvieron oportunidad de ver lodos y vertidos por la ría, pero también la instalación de Reganosa, el motivo inicial de su visita, donde se almacenan toneladas de gas equivalentes a 1.800 kilotones frente a la ciudad, pese a estar casi listo a pocas millas un puerto exterior. El portavoz del Comité Cidadán de Emerxencia para a Ría de Ferrol también cree que los eurodiputados quedaron asombrados: «Hubo uno que nos preguntó si no había nadie en la cárcel por esto».
VIGO: «Esta ría está más limpia porque llevamos muchos años presionando. Pero aún queda mucho que hacer», explica Serxio Regueria, portavoz del colectivo ciudadano en defensa de la ría. Hablamos a pie de muelle, en la dársena de Coia, donde el agua tiene un aspecto neutro. Ni limpio ni sucio. Hasta que empieza a llover. En menos de diez minutos el caudal que sale del colector tiñe de marrón el entorno mientras suben a la superficie papeles, cartones, celulosas y todo tipo de elementos flotantes que la gente tira por el retrete.
Allí estuvo también la delegación de la UE, aunque aquel día, también lluvioso, a nadie se le ocurrió parar las estaciones de bombeo para ahorrarse unos euros en combustible y ensuciar un poco más la ría. «Esto sucede en cuanto caen cuatro gotas», confirman con tristeza unos marineros que recogen sus aperos cerca de allí.
Serxio llama al Seprona y denuncia la situación. A continuación, salimos a comprobar cómo sucede algo parecido en el resto de las estaciones de bombeo de la ciudad. Allí donde se produce el vertido, un grupo de gaviotas se arremolinan para sacar lo que pueden: «Lo que le hemos pedido a la Unión Europea es que mantengan el expediente abierto hasta que se produzca una depuración adecuada», explica el portavoz del colectivo.
Completado el recorrido de los inspectores, no es de extrañar que sus primeras conclusiones no hayan sido nada halagüeñas, especialmente en lo tocante a las rías coruñesas. En mayo se sabrán al completo.
Pese al deterioro que han ido sufriendo las rías en estos últimos años y las muchas promesas y plazos incumplidos por la Administración, los colectivos denunciantes empiezan a mostrar optimismo tras la visita de los inspectores: «Es factible y relativamente fácil retirar los lodos de la ría. Yo creo que en tres años incluso habrá una playa para bañarse en O Temple», vaticina Ramón Sixto, el portavoz del colectivo vecinal de la ría de O Burgo.
En las tres rías inspeccionadas, los parámetros de calidad del agua son correctos. En la de A Coruña, la red de depuración está lista, aunque rebosa en días de lluvia. En la ría de Ferrol, la red sur debería comenzar a funcionar este año y la norte, a finales del que viene. Pero, visto lo visto, nadie apuesta por que los plazos se cumplan. En la de Vigo, la depuradora principal, insuficiente, debe ser reconstruida de nuevo. Las obras acaban de comenzar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario