Más de medio centenar de embarcaciones de la flota de litoral están concentradas en el puerto de A Coruña |
«É moi fácil de explicar, o que é difícil é de entender, polo menos pola nosa parte», decía Basilio Otero, patrón mayor de Burela el viernes en Radio Voz. La flota está parada porque no le dan la cuota que necesita, porque no le ponen más que trabas para desarrollar su trabajo, porque están -dicen- más vigilados que los narcotraficantes, porque... «A flota quere pescar e non lle deixan», resumió Otero.
¿Por qué protesta la flota pesquera?
Por todos los problemas que tienen para pescar. El principal: «Hai moito peixe, pero non o podemos coller», explican. La escasez de cuotas, que año tras año sufren recortes a pesar de que se registran buenas capturas, aparece en el trasfondo de todo el malestar. Una carestía que, además, produce tensiones entre los distintos segmentos de flota, ya que bajura, cerco, arrastre y artes menores se disputan el porcentaje que les corresponde de unas cuotas «irrisorias». «Toda a cantidade de merluza que ten asignada España para o Cantábrico noroeste non chega para atender as necesidades da flota galega», apunta Basilio Otero. El sector insta al Gobierno a poner en marcha todos los mecanismos científicos y administrativos necesarios para demostrar que en el caladero hay pescado, que los stocks están bien y se puede aumentar el total admisible de capturas (TAC) de las especies.
¿Qué segmentos de flota se han sumado?
El paro espontáneo, convocado por VHF y telefonía por satélite el miércoles, nació de la ira del arrastre, pero pronto se le unieron palangreros y volanteros de toda Galicia, así como algún que otro barco de cerco y de artes menores. Es decir, que está parada más de la mitad de la flota de litoral, alrededor de 200 embarcaciones. Los principales puntos de concentración son A Coruña, Burela y Celeiro, aunque también hay unidades amarradas en Ribeira, Muxía, Muros y sus respectivos puertos base.
¿Ha influido el reparto de cuotas en el paro de las embarcaciones?
Aunque todos estaban pendientes de la distribución de cuotas que el viernes se cerró en Madrid y sospechaban que en cuanto se autorizase el inicio de la costera de la xarda el arrastre perdería todo su arrojo reivindicativo, lo cierto es que la mayor parte de la flota amarrada acordó continuar el paro de protesta a pesar de saber que la campaña empezará el lunes para el arrastre y el miércoles para el resto. Los concentrados en A Coruña, Ribeira y Celeiro pactaron seguir en puerto al menos hasta el miércoles, fecha en la que está previsto que sean recibidos por la conselleira de Mar, Rosa Quintana. Burela lo decidirá hoy.
¿Qué esperan que se resuelva?
Aparte de la falta de cuotas, otras cuestiones que les hace muy difícil trabajar, hasta el punto de que «por máis que queiramos, non podemos cumprir a lei», señala Genaro Blanco, uno de los patrones concentrados en A Coruña. Las normas de uso del diario electrónico, por ejemplo. Resulta que es obligatorio enviar un preaviso de llegada a puerto con una estimación de capturas 4 horas antes de la entrada efectiva. «Nós traballamos a moi poucas millas da costa, para poder cumprir a lei, tiñamos que estar comunicando canto peixe temos xa antes de virar o aparello», explica Blanco. Los afectados denuncian que la interpretación variable que hacen los inspectores de la normativa provoca la apertura de expedientes sancionadores.
¿Qué problema hay con el pesaje del pescado?
Es otra de las cuestiones que pida que se resuelva. La ley estipula que el pescado debe pesarse no en el barco ni en el puerto donde va a ser vendido, sino en el muelle donde se descarga. No habría problema si no fuese porque en algunas lonjas, a partir de determinada hora, no hay nadie para pesar el pescado, y si el patrón tiene que esperar a que el encargado de turno llegue a la lonja, pierde la subasta más inmediata y tiene que esperar al día siguiente. El sector solicita un plan de muestreo que permita el traslado del pescado sin pesar, una excepción que permite la normativa de control. Galicia todavía lo tiene más difícil, porque se obliga al usar el documento de transporte electrónico, que requiere saber con antelación el puerto de desembarco, y no se permiten las tradicionales guías en papel, en las que esa cuestión puede quedar abierta hasta última hora.
¿Por qué se consideran más perseguidos que los narcotraficantes?
Las autoridades pesqueras ya avisaron el año pasado de que el control de la actividad extractiva iba a ser una prioridad. Y, al parecer, no iban de farol. La flota se considera vigilada «por terra, mar e aire». Y, si bien sabe que debe haber control, otra cosa es una presión excesiva que les hace prácticamente imposible trabajar. Reclaman inspecciones «normais» y un trato «respectuoso» por parte de los inspectores, así como unas pautas homogéneas para catalogar las posibles infracciones que limiten interpretaciones que provocarían hilaridad si la cuestión no atacase al bolsillo. La última: «Considerar que unha parella [de arrastreros] é unha unidade extractiva». El afectado se reiría, si no fuese porque la propuesta de sanción supera los 10.000 euros.
¿Por qué temen al carné por puntos?
Con el nivel actual de presión inspectora, con la rigidez de una ley que casi es imposible de cumplir y con algunas de las interpretaciones que hacen los encargados del control, no es de extrañar que armadores, pero, sobre todo, patrones, hayan visto una amenaza en el carné por puntos que, según Pesca, ya se aplica en otros países de Europa. La suma de puntos, muy fácil en estas circunstancias, puede hacer que el barco pierda la licencia y, el profesional, el título que le permite trabajar.
¿Hay solución?
Para la escasez de cuota, poca. Alterar la estabilidad relativa para que España tenga más cupo es utopía. El resto es más fácil y eso es lo que esperan de las autoridades: que les proporcionen la solución que necesitan. Si no, seguirán en tierra.
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