La mancha movilizó en dos ocasiones a los agentes implicados en su comprobación, que detectaron la fuente en las obras de O Pino |
Un nuevo vertido en el río Gafos, a la altura de la avenida de la estación, alertaba ayer a las autoridades. La Policía Local y Autonómica, Medio Ambiente y Augas de Galicia acudieron a la zona para verificar la gravedad del suceso, comunicado por un particular en el 112. Tras una primera revisión y, a expensas de los resultados de la muestra tomada en el área afectada, fuentes policiales descartaban que se tratase de un vertido peligroso, teniendo en cuenta el aspecto y «color grisáceo» del agua, así como el hecho de que no se hallaran peces u otros seres vivos damnificados.
Horas más tarde, la concentración de una nueva mancha de las mismas características en el mismo río a su paso por Campolongo, volvía a requerir la actuación de los agentes implicados en este tipo de intervenciones, que confirmaron el desplazamiento del primer vertido. Sobre su procedencia, en razón del punto en el que se detectó, se apuntó en un primer momento a que podría deberse a un movimiento de tierra procedente de las obras en el nudo de circunvalación de O Pino. Un dato que se confirmaría más tarde.
«O Gafos é o río máis coidado de Galicia», sentenciaba ayer Gonzalo Sancho, presidente de Vaipolorío, al conocer la presencia de un nuevo vertido. «Pese a todas as labores que se invirten no río, segue habendo verquidos que cada tanto tempo aparecen para facer estragos nel», añadió.
El último de ellos, hace poco más de dos semanas. Entonces se informaba de una mancha marrón de unos cien metros de extensión situada a la altura de la calle Otero Pedrallo. La extensión del vertido, que afectó a buena parte del río, no respondió en la misma medida en cuanto a su repercusión.
No obstante, no hace falta trasladarse muy lejos en el tiempo para localizar un suceso de efectos palpables. En abril, la aparición del enésimo foco contaminante coincidía con la aparición de numerosas truchas muertas en el río.
La sucesión de vertidos, de todos los colores y dimensiones, hacen del Gafos uno de los ríos más maltratados en los últimos tiempos. Si bien no hay una fuente directa que esté incidiendo metódicamente en el caudal y ecosistema fluvial, las circunstancias confluyen siempre en el mismo cauce, bajo la responsabilidad de distintos autores. La última sentencia en firme respecto a dicha responsabilidad recayó en febrero de este año sobre el Concello de Pontevedra. El Tribunal Superior de Galicia lo condenó a pagar una sanción de 15.000 euros a Augas de Galicia por un vertido de aguas fecales.
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