viernes, 29 de junio de 2012

Último mes del salmón en Asturias

Ladislao Rivas, delante, y Emilio Llamazares, en plena varada


El río Narcea lidera con holgura la clasificación de capturas de salmón de la presente temporada. A falta de un mes para el final de la campaña, ya han sido capturados en sus aguas 368 ejemplares, cuarenta más que el total del año pasado. Los pescadores esperan ahora por la entrada de los añales, tras registrarse ya su presencia en el Cares y el Sella. Este año se ha caracterizado por los profundos cambios propiciados por la normativa implantada por el ejecutivo de Francisco Álvarez Cascos. A pie de río, la nueva legislación ha despertado el debate entre los aficionados. Unos la apoyan sin cortapisas. Otros, en cambio, señalan que la presión sobre el río se ha incrementado poniendo en peligro su sostenibilidad.

En lo que a pesca se refiere, resulta complicado, por no decir casi imposible, determinar el por qué del incremento de capturas registrado durante los dos últimos años. «¿Quién sabe?», se pregunta el ribereño Emilio Llamazares. Lo cierto es que, durante las dos últimas temporadas, el volumen de ejemplares capturados en el Narcea se ha incrementado en torno a un 80 por ciento. A pesar de la mejoría, las cifras distan mucho de las registradas hace apenas dos décadas. «Ahora damos por bueno un año con 300 salmones. Antes se pescaban en el Narcea 30 diarios. Tan sólo Canero ya daba tres centenares», matiza un aficionado leonés asiduo del Narcea.


El corverano Pedro Torres, a la izquierda, prepara el cebo para el avilesino Ladislao Rivas


Las piezas capturadas hasta el momento están dejando un buen sabor de boca en la comunidad de pescadores. «Son salmones de buen tamaño», explica el avilesino Ladislao Rivas, quien añade que incluso se han capturado algunos ejemplares de entre 10 y 14 kilogramos. Por norma general, el grueso de los ejemplares que se ha cobrado ronda los cinco kilogramos.

La lluvias registradas desde el mes de marzo han propiciado que el caudal del río sea generoso. «En invierno estuvo muy seco. No obstante, entre el 15 de marzo y finales del mes de mayo el río bajó con muchísima agua», comenta un grupo de aficionados de tertulia en el bar de Quinzanas, antes de señalar que la afluencia de pescadores durante la campaña está siendo «excesiva». A lo que añaden que «hay mucha gente que viene sólo cuando hay pesca. Cuando la prensa señala que el volumen de capturas desciende, no pisan la orilla del río», explica un pescador que prefiere mantener su anonimato.


Rebordinos prepara sus aparejos


La normativa implantada por el gobierno de Francisco Álvarez Cascos es foco de acalorados debates. La cantidad de detractores es prácticamente similar a la de partidarios. Arturo Noriega, asesor de pesca con cincuenta y cinco años de experiencia a sus espaldas, sostiene que «la nueva legislación tiene sus más y sus menos. Las normas estuvieron mal enfocadas durante los últimos años. El cambio ha sido abismal».

El veterano ribereño del Cares considera que adelantar el inicio de la temporada ha sido un acierto. «La hostelería se ha visto beneficiada por esta decisión. De todos modos, el salmón que no se pescaba en marzo, se pescaba en abril», afirma. Sin embargo, critica la decisión de incrementar el número de tramos libres y de suprimir los cotos parciales, donde tan sólo se permitía la pesca libre durante los fines de semana. «La carga de pesca es mucha. Se debería acotar todo el río y clasificar los cotos en diferentes categorías», opina. Y añade: «Ya nadie vive del río. Nadie necesita pescar todos los días para sacar adelante su economía».

Ladislao Rivas también es partidario de acotar todo el río. «En mi opinión, sería la mejor fórmula», explica.

Ambos pescadores sostienen que este modelo sería el más democrático. «La gente que no trabaja acude todos los días a pescar a un coto y luego, los sábados y los domingos, va a las zonas libres. Juegan con ventaja respecto a los pescadores que no pueden acercarse a diario», advierte un ribereño para quien lo mejor sería «implantar dos licencias diferentes para que todo el mundo pudiese disfrutar del río en igualdad de condiciones». Noriega estima que incluso sería adecuado reducir la presencia de pescadores por coto a dos individuos.


Valentín Fernández, en el coto El Carvajal


El sorteo de cotos no ha convencido a los pescadores. «Los quinientos primeros agraciados del sorteo pudieron seleccionar tres cotos en una sola tanda. Seleccionaron uno de primera, uno de segunda y uno de tercera. El resto se tuvo que conformar con los peores lugares», explica el gijonés Valentín Fernández. Otros tildan a la situación de una absoluta ausencia de democracia. «Unos se han llevado toda la tarta y no han dejado nada al resto», manifiesta un pescador que prefiere no desvelar su identidad.

El praviano Pedro de la Concha es partidario de no limitar las capturas. «No entiendo a qué vienen tantas prohibiciones, lo que se debe hacer es tomar otras medidas», asevera. En concreto, sostiene que se debe suprimir la práctica de «atalayar» o, lo que es lo mismo, de avistar el salmón desde un árbol o desde un puente para después aproximarle la carnada. «Localizan al salmón y lo guían hasta el cebo. Si es fresco, no se resiste y pica», explica. Los aficionados comentan que, incluso, cuando se registra la entrada de algún salmón en el río, se le persigue por la ribera, de pozo en pozo, hasta que se le da captura. «Algunos árboles hasta tienen clavos en los troncos para encaramarse a ellos. Esto no es pescar. Se pierde todo el encanto», recalca Rivas.


Un pescador coloca una quisquilla en el anzuelo


Los pescadores apuntan, además, otros problemas que amenazan el futuro del salmón. En su punto se mira se sitúan la pesca en alta mar, la calidad de las aguas, la práctica ausencia de controles poblacionales y la actividad de los cormoranes. «Llegan "mayados" de la mar. Se debería de investigar qué trato se les da», comenta Emilio Llamazares. Este ribereño se muestra especialmente preocupado por la escasez de capturas registrada en el tramo de río comprendido entre Cornellana y el embalse de Calabazos. «El río Narcea se muere. En zonas como la Garita del Grillo, Las Zalameras y La Payariega ya casi no se registran capturas», precisa. Valentín Fernández cree que este hecho se debe a que los salmones no llegan a remontar el cauce del río debido a la presión a la que son sometidos en la zona existente entre la confluencia del Nalón y el Narcea y Cornellana.

El cormorán es señalado como «enemigo número uno» del salmón. «El río está lleno de cormoranes. No sólo se alimentan de salmónidos, también de anguilas. Compiten por el alimento con las nutrias, que se ven abocadas a comer salmones», enfatiza Noriega.


El gijonés Valentín Fernández muestra un ejemplar capturado en El Carvajal


La calidad de las aguas ha mejorado ostensiblemente, pero sigue siendo una asignatura pendiente y un motivo de preocupación. «En el río se ve de todo, desde lavadoras hasta somieres. En algunos lugares, incluso, por ejemplo en Cabrales, algunas ganaderías siguen vertiendo los purines al río, como sucede en el Duje», lamenta Noriega. «¿Dónde están los políticos para evitar estos desmanes?», se preguntan dos ribereños.

A día de hoy, los ríos asturianos carecen de contadores que permitan establecer de un modo fidedigno cuántos salmones entran al año. Otros países, como Islandia, emplean este sistema para controlar la población de salmónidos en sus cursos fluviales. La comunidad de pescadores estima oportuna su implantación en los ríos asturianos. «Permitiría incluso conocer sus dimensiones. Esto ayudaría a determinar hasta qué punto se está actuando sobre la población y poner en marcha medidas paliativas para evitar una posible esquilmación de la especie», propone Llamazares. «Es una buena idea», sentencia Noriega.


Pescadores en Quinzanas


A este respecto, se critica la supuesta «inutilidad» de la pesca sin muerte. Y es que, son muchos los que advierten de que el año pasado esta medida se saltó a la torera. «Por todos es sabido que hubo muchísimos casos en los que los ejemplares de más de 70 centímetros de envergadura no eran devueltos al agua. Este año, sin embargo, se registran todas las capturas», sostiene Noriega.

Del mismo modo, también se comenta que ante la imposición de un cupo de tres ejemplares por pescador y temporada, la picaresca se agudizó. «La gente sacaba licencias a nombre de sus allegados y una vez que superaba el cupo permitido registraba el resto de capturas a nombre de parientes», denuncian.

El colectivo de pescadores considera que el futuro del Narcea pasa por fomentar las repoblaciones. «Los ríos de Islandia fueron repoblados y, a pesar de ser más pequeños que los de aquí, ofrecen miles de capturas al año», reseña Noriega. No en vano, en la ribera se sostiene que aún queda mucho por hacer, por los ríos en general y por el salmón en particular. Entre las asignaturas pendientes se apuesta porque parte de los beneficios generados por el salmón sean invertidos en la mejora y la conservación de los ríos.

A falta de un mes para el cierre de la temporada de pesca del salmón en Asturias, el futuro del rey de los ríos sigue siendo, cuando menos, incierto.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario