miércoles, 3 de julio de 2013

Mariscadores de O Grove no faenan por vertido


Los mariscadores permanecieron de brazos cruzados ante la imposibilidad de trabajar


Cansados están ya los mariscadores de a flote de la cofradía de O Grove. Ayer salieron a faenar a la zona de A Cantareira y no pudieron llevar a cabo su labor. Un vertido, que sospechan provienen de una conservera cercana, llenó de aceite las varas de sus raños impidiendo a muchas de las embarcaciones coger el tope previsto. La situación generó el enfado de buena parte de la flota meca, que lleva ya varios años denunciando este tipo de vertidos que amenazan su trabajo.

Eran poco más de las nueve de la mañana cuando los mariscadores detectaron la presencia de una gran mancha blanca en la zona de A Cantareira. Estaban trabajando cuando observaron como el líquido salía justo de donde termina la tuberías de desagüe de una conservera cercana. No era esta la primera vez que les sucedía algo similar, por lo que enseguida identificaron su procedencia. «Levamos xa tres anos con este problema», explica uno de los afectados. Inmediatamente se dio aviso a la cofradía y al Servicio de Protección da Natureza.


El vertido manchó de blanco el mar en A Cantareira


El episodio contaminante supuso un mayor problema cuando impregnó las varas de los raños. Era una sustancia aceitosa, que provocaba que las manos de los mariscadores resbalaran, impidiéndoles llevar a cabo su labor. «Era coma unha grasa que non nos deixaba traballar coa vara do raño», afirma uno de los afectados. Además, dejaba en el entorno un fuerte olor a combustible.

En el momento del vertido había en la zona medio centenar de embarcaciones pertenecientes a la flota de mariscadores de la cofradía de O Grove. «Perdemos o día de traballo», se quejaban algunos. Y es que resultaba imposible tirar de la vara del raño por culpa de la sustancia oleosa que manchó todo el entorno.

Al final, buena parte de los mariscadores dieron por perdida la jornada de trabajo y optaron por regresar a tierra con las manos vacías. En una jornada en que la mayoría apostaba por coger el tope, tuvieron que volver a casa sin las capturas del día. «A nós a administración esíxenos de todos e a estas empresas déixalles facer o que lles da a gana», se quejaban los mariscadores mecos.

 

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