Después de que el viento superara los 109 kilómetros por hora en zonas como A Lanzada (O Grove), la comarca de O Salnés y la ría de Arousa tratan de sobreponerse a un temporal que ha causado estragos en el sector pesquero, marisquero y acuícola. Hay que hablar de pantalanes destrozados, pero también de embarcaciones hundidas y de bateas de cultivo de mejillón y ostra a la deriva o encalladas en playas y rocas.
La dantesca imagen que presentaba ayer la ría arousana -extensiva a otras partes del litoral gallego-, se asemejaba mucho a la de aquella ciclogénesis explosiva con la que comenzó el año, y que también provocó importantes daños en los puertos arousanos. Así pues, este 2013 termina como empezó, con la flota amarrada y sufriendo las consecuencias del intenso temporal.
Y no solo hay que hablar de bateas destrozadas o encalladas en la costa, sino también de mejillón desprendido al fondo y aparejos perdidos para siempre.
Ni que decir tiene que lo sucedido invita a la prudencia, ya que la navegación marítima está ahora seriamente amenazada. Aún quedan trozos de embarcaciones, batea e incluso troncos flotando entre aguas, por lo que es preciso extremar la precaución, con el fin de evitar peligrosas colisiones.
A todo esto se suma, ya en tierra firme, la caída de árboles y muros, transformadores eléctricos averiados, apagones, inundaciones, desprendimiento de tejados, canalones, toldos y fachadas e incluso accidentes de circulación a causa de la acumulación de agua y granizo en la calzada.
Asimismo, en O Salnés y Ullán también cayeron señales de tráfico, vallas de obras y postes, al igual que se anegaron carreteras y caminos.
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