La actividad va a desarrollarse tanto en las tradicionales "pesqueiras", es decir, las construcciones situadas aguas arriba que datan de la época de los romanos, como en el tramo bajo del río, y más concretamente en el entorno de Pontecesures, donde habitualmente realizan su labor los marineros que se conocen popularmente como "valeiros" y utilizan la nasa butrón para la captura de tan suculento y a veces costoso pez.
José Barreiro, uno de los "valeiros" con más experiencia en este cauce fluvial, explica que van a participar una quincena de embarcaciones -la inmensa mayoría de Pontecesures, pero también de Carril y Rianxo- que han solicitado la pertinente autorización a la Xunta. "Estamos pendientes de que nos contesten y nos envíen los permisos, pero en principio tenemos previsto empezar a pescar el día 23 de enero", relata.
A su juicio, "puede ser un buen año, pues el caudal actual del río es el adecuado". Se refiere a que el Ulla lleva agua suficiente como para permitir que su afamada lamprea se oriente mejor en el atlántico y la ría para poder realizar el remonte fluvial que le permita desovar en la parte alta del río.
Pero al mismo tiempo este "valeiro" aclara que el nivel del agua tampoco es ahora mismo excesivamente alto, y eso es bueno, porque cuando hay demasiada agua aumentan las corrientes, y eso dificulta sobremanera la labor de los barcos, al tiempo que causa destrozos en los aparejos de pesca empleados.
Así pues, a priori "parece que las condiciones son buenas, y si los vientos cambiaran a componente norte sería incluso mucho mejor, pero habrá que esperar a los primeros días de actividad para valorar si este año puede ser bueno o no", reflexiona Barreiro.
Al mismo tiempo, recuerda que el año pasado "resultó complicado porque el río llevaba demasiada agua y hubo días en los que resultó imposible trabajar", mientras que cuando el viento era del norte y las jornadas amanecían soleadas las capturas se disparaban y llegaban a contarse por centenares de ejemplares.
En función de la mayor o menor cantidad de lamprea disponible en esta campaña a punto de empezar, y también dependiendo de su tamaño, se determinará el precio a pagar por el producto.
En cuanto a la actividad en las "pesqueiras", la Consellería do Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras establece que la primera en ser utilizada -a partir del 1 de enero- sea la de Areas (Herbón), que va a estar disponible hasta el 28 de marzo.
A su vez, el período hábil de pesca en el tramo comprendido desde la pesquera de As Vellas (Herbón) hasta la de A Trapa (Herbón), ambas inclusive, abarca desde el 1 de enero al 25 de abril.
Por último, en el tramo comprendido desde las pesqueras de A Caseta y Furado (Carcacía) hasta la de Lampreeiro, está permitida la pesca de la lamprea desde el 10 de febrero al 9 de mayo.
Para todos los casos la Consellería de Medio Ambiente determina que las redes solo pueden colocarse en el agua desde las 20 horas hasta las 8 horas de la mañana siguiente, de ahí que se autorice iniciar la actividad en Areas el día 1 de enero, pues no se recogerán las posibles capturas hasta el día 2.
También con carácter general se prohibe la pesca, y por tanto las redes no podrán permanecer en las pesqueras, desde las 8 horas de los sábados hasta las 20 horas de los lunes.
Hay que tener en cuenta, asimismo, que en las pesqueras de Areas y As Vellas, las personas autorizadas para la pesca de lamprea "deberán dejar libre el canal central del río y no podrán trabajar en la denominada 'Vea'; y en todos los casos deben emplearse redes que no causen daño a otras especies piscícolas".
La Consellería de Medio Ambiente advierte, igualmente, de que deben devolverse al mar o ser entregados a los agentes de vigilancia que así lo soliciten, todos los ejemplares piscícolas capturados en la pesqueras que no sean lampreas, y sus titulares "deberán colaborar en todo momento con los guardias de Conservación de la Naturaleza".
Para terminar, la Administración autonómica deja claro que "toda persona que trabaje en las pesqueras deberá estar en posesión de la correspondiente licencia de pesca y del permiso de cuarta categoría para cada día y cada pesquera; documentos que debe llevar consigo junto con el DNI durante la práctica de la actividad".
En la imagen de la izquierda se aprecia a dos "valeiros" de Pontecesures que levantan las nasas butrón y comprueban si en su interior hay lampreas. A la derecha aparece la medición de la malla que efectúan los guardarríos -para la anguila la malla es más pequeña que para la lamprea- , para así comprobar que los pescadores cumplen la legislación vigente. El butrón es un arte de pesca formada por una parte central de red con forma rectangular, a la que se conoce como "parada". En sus extremos se sitúan tres embudos concéntricos también de red que desembocan en una cámara final, donde quedan atrapadas las lampreas y anguilas, dependiendo del tipo de pesca de que se trate. Lo que hacen los pescadores es depositar los butrones en el agua y confiar en que los peces que llegan del atlántico se introduzcan en ellos.
Hace ya cinco años el catoirense Miguel Antonio Piñeiro Moure presentaba, junto con Editorial Galaxia, el libro titulado "Lampreas e pesqueiras", con prólogos a cargo de los cocineros Ferrán Adriá y Juan María Arzak. Esta es solo una pequeña muestra de su extenso trabajo literario en relación con el mundo de la pesca en general, y de la lamprea en particular.
Ni que decir tiene que este periodista y pescador ha prestado especial atención a las pesqueras tradicionales del Ulla, consideradas "verdaderas joyas del tiempo de los romanos (del siglo V antes de Cristo hasta el siglo II después de Cristo)" que no son más que "ingeniosas construcciones formadas por grandes sillares de piedra".
Las "pesqueiras", o mejor dicho, esas construcciones de piedra que las forman, "se sitúan dentro del río y se alinean en perpendicular o en oblicuo al curso del agua", de tal forma que "su estratégica situación provoca la captura de los peces cuando remontan el río".
En sus publicaciones, Miguel Piñeiro explica que en los pasillos que se forman "entre los bloques, llamados 'pesqueiro' o 'cangalla' se colocan los 'copos' o redes; de este modo, las lampreas que no consiguen remontar la fuerte corriente caen dentro de la red y la fuerza del agua les impide salir".
El periodista, escritor y pescador catoirense sostiene que "de las milenarias construcciones del Ulla, solo una de ellas, O Canal, está dispuesta en forma de vértice orientado hacia la corriente para desviar el agua a las orillas, donde están las trampas, pero con una vena central que permite el remonte".
Y aclara que "la concesión para pescar lampreas en las 'pesqueiras' del Ulla tiene su origen en un documento fechado en el siglo IX que en actualidad está en poder de la familia Lago de Herbón y que en su día fue interpretado por un fraile del Convento de los Franciscanos situado a escasos metros de la zona lampreeira".
Queda claro, por tanto, que hay una rica y dilatada historia detrás de esta actividad, que según el propio Piñeiro dispone de las pesqueras mejor conservadas en Areas, Vellas, O Canal, O Plateado, A Trapa y Coqueiro.
Paralelamente, al hablar de otras artes de pesca de la preciada lamprea, Piñeiro resalta que "además de las 'pesqueiras' el río Ulla tiene otra técnica de pesca que tradicionalmente utilizan los 'valeiros' de Pontecesures, como son los butrones, semejantes a los que se emplean en las pesqueras del Miño; una nasa o red de forma cilíndrica que se dispone en el fondo del río y tiene dos o tres metros de longitud, con un orificio de entrada de unos 50 centímetros y unos aros que van estrechando la cavidad interior, de forma tal que la lamprea que llega al final queda atrapada y ya no puede salir".
Una lamprea, por cierto, que "es uno de los seres más primarios y menos evolucionados del mundo animal, con la nada despreciable antigüedad de 500 millones de años", destaca el catoirense Miguel Piñeiro.
En el Registro de Buques aparecen autorizadas en la ría 21 embarcaciones que pueden usar nasa butrón. Se trata de embarcaciones con puerto base en Carril, aunque sean la mayoría de Pontecesures, como son las llamadas Gima, María del Carmen, Viviana, Xurxo, Auxiliar del Pesado, Tilocha, Nena Cuarta, Camba, Ángeles, Porto, Vicenta, Eu, Pesado y Tami Uno; a las que se suman una de Cambados, la Nena; otra de Vilanova, Villamar; y cinco en Rianxo, la Curota, Peruco, Conde Primero, Parana y la Xoana.
En los primeros días de campaña este pez puede alcanzar los 70 euros por ejemplar -como sucedió en enero pasado-, aunque también es cierto que cuando las capturas son abundantes y las lampreas tienen un tamaño medio incluso puede adquirirse a 25 o 30 euros. Cuando los ejemplares valen realmente la pena y no hay demasiada competencia los compradores suelen ser los restaurantes especializados en este producto, que puede ser preparado en la cocina de muy diferentes maneras.
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