El fortísimo mar de fondo que sacude Galicia desde hace mes y medio ha empezado a hacer estragos en la costa gallega, y especialmente en sus playas, o en lo que queda de ellas. El continuo envite de las olas y la fuerza de las mismas, que han llegado a alcanzar los doce metros de altura significante, no solo ha destrozado los accesos a los arenales, sino que también ha arrasado con vegetación y dunas. En estos días, se puede ver en muchas de ellas el subsuelo rocoso que emerge en lugar de la capa habitual de arena.
En Ferrolterra, el oleaje ha afectado especialmente a O Vilar, que se quedó casi sin arena, y a Ponzos y Santa Comba, todas en Covas (Ferrol). En esta última desapareció la pendiente de las dunas, y en Ponzos quedó al descubierto una superficie de piedras bastante amplia que antes no existía. En Ortegal, las playas más dañadas han sido las de Fornos y A Basteira, en Cariño. La costa de A Mariña está en una situación muy similar. Las playas de Barreiros quizá han sido las más perjudicadas, pues el mar abierto alteró en mayor medida los arenales. Los temporales que se sucedieron causaron serios desperfectos, especialmente en los muelles, en Celeiro y Burela; en Celeiro movió varios bloques de hormigón y dañó incluso el espigón.
El temporal se cebó con Riazor, en la ciudad herculina. Las olas derribaron toda la balaustrada y arrastraron la arena hacia el paseo marítimo, quedando las duchas a ras de suelo. Miño y Gandarío se vieron muy afectadas.
Los temporales dejaron un reguero de destrozos en los arenales de A Costa da Morte, que presentan un nuevo aspecto. Las piedras cubren una buena parte de la playa y el paseo marítimo de Arou, en Camariñas; y en Pedra do Sal (Carballo), el mar comió parte del terreno y destrozó pasarelas y accesos. La de Lourido, en Muxía, también ha variado de tamaño.
En Barbanza, la erosión se ha hecho notar en playas como la de A Arnela, en Porto do Son. El oleaje ha arrastrado gran cantidad de arena dejando la zona de baño convertida en poco menos que un pedregal, algo similar a lo ocurrido en la playa de O Ancoradoiro, en Muros. Otros puntos en los que se registraron desperfectos son Espiñeirido, A Aguieira o As Furnas, en Porto do Son.
¿Se regenerarán las playas solas? Ramón Vidal Romaní, catedrático de Geodinámica de la Universidade da Coruña, explica que los arenales más salvajes podrán poco a poco recuperar su fisonomía habitual, pero en aquellas que están cercadas por paseos y viviendas, será necesaria la intervención de máquinas para devolver la arena acumulada por el mar.
Fuente: La Voz de Galicia
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