Si se extienden los cierres de bateas y se prolongan en el tiempo el sector va a tener más tiempo para recoger la semilla en el litoral
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Los peores temores empiezan a ganar fuerza. El sábado se anunciaba que la tarde anterior se decretaba el primer cierre de un polígono bateeiro después de mucho tiempo. Era el Portonovo C, en la ría de Pontevedra. Ayer se cerraron otros tres polígonos en las mismas aguas, como son los Bueu B, Bueu A2 y Bueu A1.
Así pues, cada vez parece haber menos dudas. Todo indica que se trata del habitual episodio tóxico de primavera, relacionado con los afloramientos o procesos de renovación de las corrientes. Con ellas llegan nutrientes al interior de la rías, y el problema es que también llega el fitoplancton portador de biotoxinas, es decir, unas células que no causan daños a la salud pública si se consume producto adquirido por los cauces reglamentarios, pero que al fin y al cabo lo que provocan son enormes perjuicios a un sector que tuvo sus bateas cerradas durante la recta final de 2013 y después sufrió los daños propios del duro invierno.
Ahora los mejilloneros parecen enfrentarse a un nuevo episodio de lo que popularmente se conoce como marea roja. Si se cumplen los pronósticos los cierres que se produzcan ahora puede prolongarse unas semanas.
No constituyen un problema de gran relevancia desde el punto de vista de la comercialización y abastecimiento del mercado. Pero no cabe duda de que todo cierre causa alteraciones en el ciclo de cultivo.
Lo que también parece claro es que si llegan los cierres y la inactividad generalizada, el sector va a tener mucho tiempo para recoger la semilla que necesita para preparar la siguiente campaña.
Aunque también esto es un problema, ya que como se explicó en días pasados, este año hay poca mejilla y su tamaño medio es pequeño.
Fuente: Faro de Vigo
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