Científicos de la Estación de Biología Marina Juan Bertoglia Richards, de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional (UNA), están investigando la posibilidad de criar en cautiverio la corvina reina (Cynoscion albus), un recurso de gran importancia comercial.
Este pez de carne blanca y con un alto porcentaje de proteínas se pesca en el golfo de Nicoya, pero en los últimos años sus capturas decrecieron, por lo que los investigadores pretenden obtener ejemplares en cautiverio.
Luego de mantener durante más de dos años reproductores salvajes de corvina reina en cautiverio, el pasado 20 de junio los científicos del Laboratorio de Cultivo y Reproducción de Peces Marinos realizaron la inducción hormonal de estos ejemplares.
De acuerdo con Jorge Boza Abarca, coordinador del Laboratorio, tras esperar un período de latencia de alrededor de 48 horas, "tanto las hembras como los machos liberaron sus productos sexuales al agua, lográndose ahí la fertilización y obteniéndose por primera vez en cautiverio huevos fecundados de corvina reina".
Boza Abarca explicó que los reproductores salvajes son difíciles de conseguir, porque son capturados por los pescadores artesanales y son expuestos a un gran estrés por las horas que permanecen enganchados a los anzuelos, antes de ser transportados a los tanques de reproducción.
Marvin Ramírez, otro de los investigadores que participa en el proyecto, detalló que durante más de 24 meses cuidaron a ocho reproductores -hembras y machos-, una tarea que, según dijo, demandó un gran esfuerzo.
Para Boza Abarca, el logro de haber reproducido corvinas reina en cautiverio es el primer paso en el desarrollo de la maricultura en el golfo de Nicoya, informó la UNA.
"A partir de la fecundación, lo que queremos es estudiar el ciclo de vida de la especie, ver cuánto crece en un año y qué talla alcanzará al madurar", agregó Ramírez.
Los investigadores planean instalar una jaula en el área de pesca en isla Chira para evaluar el crecimiento de este pez, con miras a idear un proyecto de maricultura, informó el diario La Nación.
Los científicos explican que como consecuencia de la presión pesquera, las tallas para desovar pasaron de 70 cm a 50 cm, y "al ser peces más pequeños, los huevos son de menor calidad", observó el biólogo.
Los impulsores del proyecto piensan en la posibilidad de liberar peces en el golfo para ayudar a la recuperación. También consideran la posibilidad de marcarlos con microchips para hacer un seguimiento de los mismos.
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