La
proliferación de ejemplares de atún rojo en el Mediterráneo, gracias a las
drásticas medidas impuestas para la preservación de esta especie casi en vías
de desaparición hace 10 años, alienta a los pescadores días antes del inicio de
la campaña anual de pesca.
El 26 de
mayo se inicia la otrora polémica temporada anual de pesca con redes de cerco.
Actualmente, científicos, ecologistas y pescadores constatan una clara mejora.
"Todas
las señales son positivas", confirmó Sylvain Bonhommeau, investigador del
instituto francés de la explotación marítima, Ifremer, en Sète, primer puerto
atunero francés.
Desde 2010,
las observaciones del instituto de investigación han localizado tres veces más
bancos de atunes jóvenes que hace diez años.
Asimismo, se
constata "un gran aumento del número de ejemplares capturados" en las
almadrabas, redes instaladas frente a las costas españolas y marroquíes.
"Muchas
imágenes negativas sobre el atún pasaron a la historia", estimó el
director de la cooperativa de pescadores de Sète, Bertrand Wendling.
Entre los
años 1990 y 2000, la proliferación de la pesca con redes de cerco del atún
rojo, para satisfacer el apetito de Japón y el desarrollo del mercado de sushi
en el mundo, originó la caída de la reserva más importante de este atún entre
el este del Atlántico y el Mediterráneo.
Actualmente,
se pescan "muy fácilmente grandes cantidades de atún rojo", aseguró
Wendling.
Esta mejora
se debe a las estrictas medidas adoptadas por la Comisión Internacional para la
Conservación del Atún Atlántico (CICAA) entre 2007 y 2009.
Además de
medidas de control, la CICAA acordó la reducción drástica de las cuotas
pesqueras, la limitación de la campaña a un mes por año para las redes de cerco
y la limitación de los tamaños de captura.
La especie
se encuentra "al inicio de una eventual reconstitución", indicó el
encargado de la campaña de Océanos de Greenpeace, François Chartier, que alertó
de una "significativa" presencia de la pesca ilegal.
La mejora
constatada es "tan reciente que es difícil prever si es una tendencia a
largo plazo", recordó Sylvain Bonhommeau.
La reducción
de cuotas golpeó duramente las flotas pesqueras. La francesa redujo hasta 17
los atuneros con redes de cerco en el Mediterráneo (32, en 2008). Dos tercios
de las embarcaciones tienen su base en Sète.
Los atuneros
que no quebraron ven ahora las ventajas de las restricciones. "Aunque
pesquemos tres veces menos, el precio se triplicó, por lo que alcanzamos lo
mismo", explicó Généreux Avalone, patrón de una de las flotas más grandes
de Sète.
Sin embargo,
Avalone lamenta la rigidez de las fechas de la campaña de pesca, que no puede
prolongarse aunque los barcos no hayan faenado a causa del mal tiempo.
Pese a todo,
la profesión pesquera mantiene "tensiones internas" vinculadas a la
"codicia" suscitada por el aumento del precio, remarcó Wendling.
Los pequeños
pescadores con caña tienen derecho actualmente sólo al 10% de la cuota fijada
por la CICAA en Francia, frente al 90% para los pesqueros con redes de cerco.
El próximo desafío
del sector es convencer a la gran distribución para que levante su boicot
respecto al atún rojo, un objetivo crucial en términos de imagen.
Fuente: es.finance.yahoo.com
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