Dos neveras, un inodoro, un bidé y un sofá. Los 35 voluntarios que ayer participaron en la limpieza del río Mero, en Cambre, tuvieron que emplearse a fondo para adecentar unas riberas que se habían convertido, en algún punto, en auténticos vertederos incontrolados.
La iniciativa se enmarca dentro del programa «Móllate polos ríos», que organizó una limpieza simultánea en varios cauces de la comunidad, aunque en el caso de Cambre, donde está coordinada por el programa municipal de voluntariado, se retrasó una semana por motivos logísticos.
Si el año pasado la limpieza se centró en el tramo final del río, hasta su desembocadura, en este le tocó el turno a la parte alta, hasta el embalse de Cecebre. Divididos en cuatro grupos, los voluntarios retiraron unos 1.200 kilos de desperdicios, según las estimaciones de Ricardo Puertas, coordinador del programa municipal de voluntariado, dependiente de la Concellería de Voluntariado, que dirige Fernando Caride.
Entre los desperdicios, se encontraron tres ruedas de coche y hasta dos parrillas en las inmediaciones del merendero de Peiraio. Pero, más allá de la limpieza puntual, Puertas insiste en el valor de sensibilización de la campaña, destacando que en las zonas que se adecentaron el año pasado no se han encontrado más residuos. «La gente, al ver que está limpio, no deja basura, pero si lo ve sucio sigue echando». En ese sentido, pone como ejemplo una zona próxima al puente de As Insuas donde el año pasado retiraron diez sacos llenos de botellas y que el sábado, cuando fueron a realizar la inspección previa a la jornada de limpieza, pudieron comprobar que seguía en perfecto estado.
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