Poca agua en el río y viento sur. La combinación de elementos hacía prever a los valeiros de Pontecesures que la campaña de la lamprea se iba a iniciar con una pesca escasa. Ayer, cuando las nasas salieron del Ulla, su contenido les dio la razón: solo tres lampreas habían caído en la trampa. Las tres, ejemplares pequeños que llegaron a puerto a eso del mediodía y por las que aguardaban ya algunos hosteleros de la zona.
Finalmente, fue Casa Farrucán quien metió dos de esas lampreas en la cazuela, fruto de un acuerdo anterior con los pescadores que las habían capturado. ¿El precio? Unos 50 euros, según confiesa Manolo Losas, heredero de una tradición que prepara lamprea a la bordelesa desde 1878.
Relata este hostelero que estas primeras lampreas del año son perseguidas por los paladares más sibaritas. «Las dos que conseguí no me llegan para todas las peticiones que tengo», cuenta. Al menos, él logró alguna pieza. Carmen, del restaurante Olivo, de Pontecesures, no pudo hacerse con ningún ejemplar de lamprea. Hoy volverá a intentarlo y confía que con más suerte. Los valeiros también esperan que las capturas vayan creciendo con el paso de los días. Que así sea.
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