En los planes del exalcalde socialista Francisco Vázquez, el ascensor del monte de San Pedro estaría operativo en el mes de abril de 2004 y costaría 2,7 millones de euros, que fue la cantidad por la que se adjudicó la obra. Nada más lejos de la realidad.
No fue ya Vázquez el encargado de inaugurar esta gran infraestructura que recibió el apodo de arielita -por su parecido con la bola del detergente de la lavadora- sino su sucesor, su compañero de partido Javier Losada. Lo hizo en 2007, por sorpresa, sin anunciarlo y metiendo a los periodistas, cámaras y fotógrafos en un autobús sin decirles a dónde iban para evitar que los funcionarios, para entonces en huelga y acampados en el Obelisco, le boicoteasen el acto.
Desde aquel anuncio del verano de 2003, cuando el exalcalde Vázquez confirmaba que los 2,7 millones de euros se habían quedado cortos y que se necesitarían 3,5 millones, un 26,8% más, para poder poner en marcha el elevador, han cambiado muchas cosas, pero la que se ha mantenido ha sido el déficit. En los seis años que lleva abierto, el ascensor del monte de San Pedro no ha conseguido salir de los números rojos y en 2012 ha batido el récord de pérdidas desde su estreno.
El Concello ha tenido que hacer frente al pago de 416.000 euros a la empresa concesionaria del ascensor y del mirador para compensar las pérdidas que acumula el recinto turístico.
En 2010, la concesionaria intentó reducir costes y, ese año, fue el que más cerca estuvo de abandonar los números rojos, aún así, las arcas municipales tuvieron que aportar casi 300.000 euros, para compensar las pérdidas acumuladas. Al año siguiente, la concesionaria decidió subir el precio del billete del ascensor y fijarlo en el doble del que tenía cuando empezó a funcionar -tras el periodo promocional, en el que los trayectos eran gratuitos-.
El tique cuesta, desde 2011, tres euros. Un precio que abonaron durante el año pasado 31.675 usuarios, menos de la mitad de los que lo habían utilizado en 2010.
Uno de los peores momentos sufridos por el ascensor de San Pedro fue allá por el año 2007, cuando el Gobierno local lo quería inaugurar, pero Industria todavía no le concedía los permisos necesarios para su puesta en funcionamiento. Después vinieron las averías, los días de paralización y las cintas de obra impidiendo el paso.
Una de las víctimas de estos fallos técnicos fue el exalcalde Javier Losada. Quiso probar el artefacto antes que nadie y comprobar que su funcionamiento era correcto antes de hacer la inauguración oficial. No fue así y el entonces regidor municipal, con su chófer y su jefe de prensa, se quedaron encerrados durante dos horas y tuvieron que subir andando hasta la cima del monte, tras ser evacuados.
El elevador carece de definición así que, cuando Losada inauguró el aparato la Consellería de Industria e Innovación le advirtió al Gobierno local que no existía ninguna normativa que regulase su funcionamiento. En su inauguración, la arielita contaba solo con permiso autonómico de suministro eléctrico.
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