martes, 4 de octubre de 2011

La cianobacteria se extiende por la cola del embalse del Umia, donde el río apenas tiene vida



Aunque el embalse del Umia, en el municipio pontevedrés de Caldas de Reis, está al 65 % de su capacidad y desde julio se aplica un tratamiento experimental contra la cianobacteria Microcystis, el color verde sigue tiñendo sus aguas en pleno octubre. Se trata de un proceso natural que se produce en la presa desde el 2006 y que se repite cada verano por la sequía y el calor, llegando a afectar a la depuración y suministro de agua potable.

El alga Microcystis es una cianobacteria unicelular que forma agrupaciones coloniales de tamaño y morfología variable. Puede producir la toxina microcistina, que se manifiesta en distinto grado según su concentración en el agua y el tiempo de exposición, provocando desde leves irritaciones cutáneas hasta problemas gastrointestinales y enfermedades hepáticas.

Si la corteza de eucalipto minimiza la situación en la presa de A Baxe, la situación se agrava en la cola del embalse. A su paso por Santa Cruz de Lamas, en el municipio de Moraña, el cauce presentaba ayer un intenso color verde. Dos miembros de la Coordinadora Antiencoro, José Domínguez y Samuel Fariña, hicieron de guías para mostrar el estado del agua. Tras un camino a pie de unos diez minutos desde la iglesia de Lamas, se alcanza el río. Pese a las sombras de los árboles, el verde destaca. Una capa espesa contamina más de un kilómetro que solo frecuentan los lugareños.

El paraje fue en su día una zona usada como baño por los vecinos. Ahora solo Cathy, la perra de Samuel, se atreve a mojarse. La coordinadora quiso denunciar la gravedad del problema que arrastra el Umia, acusó a la Xunta de «xogar coa saúde dos cidadáns» y volvió a reclamar el desmantelamiento de la presa.

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